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ABC MADRID 05-06-1960 página 31
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ABC MADRID 05-06-1960 página 31

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página31
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ORTEGA do de Isabel H, que ofrece innegables posibilidades y logrados vanees, conjpfiisando, en lo posible, la total obturación anterior. La Restauración vino a significai una notoria normalización de la vida pública Da ahjU- agregamos nosotros- -que nuestra cultura alcanzase mayor nivel Y tampoco conocemos texto que mejor ex pilque los antecedentes de la generación fiel é que las páginas dedicadas por Julián Marías a caracterizar las otras generaciones las de 1828, 184 Í y 18 S 6: la, s de Valéra, daldós y Menéndfez Pelayo- -puntualiza Marías- por elegir tres nombres mundo, muy coherente con ellas, que pasa de perfil bien claro El naufragio como CRITICA Y G I O S A por transición más sensible que la de cual- punto de partida pone muchas cosas ea quier o ro tiempo, cualificada, en lo que orden; problema de justiprecio histórico haoe a España, por el espíritu crítico QU qua pipcisa sus términos inmediatamente impone el desastre; sociedad en de de pués, al hablar el autor de la necesitotal rÉíiovacion; -España en crisis de todo dad intelectual de crear la teoría que, por 01 den; familia- -políticos, periodistas, ge- razones diversas, habían rehuido Ganivet nefaíes- -de las que alguna vez hemos ca- y tfnamwno, a cambio de otras realizacioPor MARÍAS lificado de Episodios Nacionalss Ortega nes en la esfera de las ideas y de las lerespiró mucha Historia contenygpránea en tras. El Vacio que Ortega habría de llenar Revista de Occidente su propio hogar, de tal suerte que esa im- queda señalado en estas palabras: El portante circunstancia pesó en él mucho; Totno I. 569 págs, 1- dQ pe- más en el hombre, claro s, que en el filó- irracionalismo dominante en el pensamiento europeo de la frontera entre las. sofo, contribuyendo a matizar su mentali- tíos siglos hacia inverosímil el nacimiento setas. dad, en un cierto orden de preocupacio- de una teoría estricta- -es decir, una Filones, y, por supuesto, su sensibilidad de es- sofía rigurosa- en un país en el que degd hacía exactamente trescientos afios- -las Disputaciones metafísicas de Suá filtB pniñ- 5! tamo dsi Ortega de rez son de 1597- -no había aparecido una Ju ián Minas premste una conssola obra filosófica original y plenamente trucción tan sohdamsnts ciman- digna de- ese nombre. fc da como cia airea traza 5 bien calcalado númez oíd: plantas, no sin esas alas Cómo va Ortega experimentando el llao pafbellones- laterales tute, lejos de rommamiento de la Filosofía, -lo ilustra Julián per la unida! de plan, la ensanchan en Marías, con datos y juicios, en este libro su base y la erriauscen. No se olvide que que trenza la noticia propiamente biográOrtega es un filosofo de calidad, y esto fica y la referencia a las etapas que Orbastarla para justificar la amplia e intentega sucesivamente cubre en la formación sa atención qus visns mereciendo dentro de su cultura y en la adquisición dé su y fuera de España, Es Ortega también enpropia personalidad. Ya es sabido que los sayista profundo, de variadísima temátiespañoles son muy poco dados a escribir ca, creador de ideas y estilo, y al mismo sus memorias, y más corto aún es el nútiempo fue animador de la cultura en dimero de los que, habiéndolas escrito, no versidad de empeños: en cursos abiertos. dedican apenas atención a sus maestros en conferencias, y, por su espíritu funda y centros de enseñanza, salvo el caso de clona! en entórtalas, periódicos y revisdon Federico ftublo y don Santiago Ka tas. De tal suerte que este Ortega de món y Cajal, biólogos los dos por cierto Julián Marías! desbordará en cierto moda Pues bien, ño faltan en las obi as de Orel campo acotado por el tema implícito en tega alusiones a sus maestros, en El Palo ti título, para ser, no obstante su especio en Dsusfco, en Madrid o en- Berlín y fica y conere; a finalidad, ué capítulo de Mafburgo, coma asimismo a los hombres la Historia contemporánea de nuestra culqus, de uno u otro modo, le influyeron... tura, da la cultura hispánica, en su proo dejaron de influirle, Julián Marías exJulián Marías (Foto T. Pn t. Thlo. yección europpa y universal. trae las citas oportunas, siendo tes de major importancia aquellas que se refieren No s fruto! de la improvisación ciertamente el Ortega que motiva este comen- critor y de escritor que abre los ojos a a la sistemática formación del incipiente tario. Aparte la atmósfera ríspirada por la vida literaria e intelectual en la España espíritu filosófico de Ortega en las uniJulián María en su propia vida de estu- que ca el salto, o pasa, mejor dicho, sin versidades alemanal, tero no dejan de dia te y de estudioso, marcan los antece- saltai nada, del siglo XIX al XX. Por lo ofrecer interés las evocaciones de lo esdentss inmediatos de la tarsa ahora aco- que el estudio de la España en que 1 bio- pañoles que cruzaron por la vida del jometida, ensayos o estudios monográficos grafiado nace y se educa es necesario, en ven estudiante. Dada la ignorancia o condiversos, orno Ortega y tras antípodas todo caso, pero ineludible en el de Ortega, fusión, de valores qué es característica de y tratados bi sn cumplidos como Historia domo también lo es, paralelamente, el es- nuestra cultura contemporánea, a muchos de la Filosofea en la que el autor expone tudio del pensamiento europeo, que así les sorprenderá la entusiasta consideray glosa las teorías ortsguianas fundamen- completa la extensa Introducción de ción que a Ortega le merecía el gran Costales- -por ejemplo, la razón vital- -y como, Mariis, prolongada, pese a la separación ta, debida al justificado apremio dsl profcn otro sentido, La, escuela de Madrid de las partes que integran 1 volumen, en blema de España y el excepcional juicio sin olvidar gran númsro de puntos tan- la sejeión primera- Ortsga y su circuns- que le inspiraba doti Julio Cejador, uno genciales, en cuanto a temas y criterios, tancia La circunstancia de Ortega es de los hombres que más amo y más resen la totalidad de la obra, tan numerosa- repitámoslo- -la España y la Europa de peto entre mis cómpatriotas V Es el mismo ya, de Juliátji. Marías: en el Método his- las que él va recibiendo, por vía divsrsas, Ortega que lee a Menéhdéz Pelayo, trantórico de las i generaciones n Introduc- referencias adecuadas a su irreductible vo- si: o ás fe y el que dedica sus Meditaciones del Quijote a Maeztu, con un gesto élón a la Filosofía en Idea de la Meta- cación. fraternal Seguir las devociones y discrefísica e incluso, por miraste, en Mieos historiadores de la España con- pancias de Ortega, valdría tanto como guel de tínaknuno temporánea han visto tan certeramshte fijar la quebrada línea histórica ds la EsJulián Marías el paisaje de nuestra paña de nuestros días. Quédense aquí las Gracias a esa impregnación de Ortega y al conocimiento de la filosofía universal cultera y de nuestra política- nlassadas consideraciones a que hubiere lugar y tamy de las fiCdmanldades clásicas y moder- intimamente, aunque no siempre lo parez bién las de mayor exigencia en cuanto al a lo largo de todo un siglo, y es da desarrollo de la filosofía da Orléga. FUernas, le será posible a Julián Marías consumar su afán, prejuzgado en este prfrnsr ssfialar la agudeza con que Julián Marías za es esperar a la ocasión qué nos depare volumen cuyo subtítulo, Circunstancia y diagnostica el atraso de España, en virtud él tomo segundo, brindando a nuestra coVocación nos h, ace entrever el dótetelo. de las deplorables singularidades de nues- mentario nuevo spacio. además, del autor en otros saberes: el his- tra istoria, recalcadas, en los años inmetórico y el Sociológico. Ortega nace y cre- diat unente anteriores a la invasión ftetnM. FERNANDEZ ALMAGRO ce en el seno de una sociedad, muy loca- cesa y sostMiidas, entre arranques héroi 46 íet Jteat AcnAeinla lizada, de Una determinada familia, de un eos caídas casi mortales, hasta el reina- E

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