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ABC MADRID 04-04-1958 página 3
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ABC MADRID 04-04-1958 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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D I A Rv 1 0- T RA D 0 1 JL U SD- E I N ó N F O i- V íM A c í 6 w E R A t FUNDADO EN 1905 POR DON TÓRCÜATO LUCA DE TENA I L ÜS T R A 0 DE INF o R M ACI 0 N G E. S AL DIARI 0 error en la agresión que. estaban muy lejos de su actual poder. lío cabe negar la responsabilidad de la política europea en el origen de. la catástrofe; Sin duda esta responsabilidad habrá que discriminarla desigualmente. Pero esa discriminación pertenece a la Historia. Por encima de pasadas culpas, IOST pueblos de Europa, si han de tener. Un porvenir que corresponda a sus innegables CápacidadeSj habrán de superar las disidencias gue vienen del pasado, para proyectar una fecunda colaboración en el futuro. En todo caso, quien ha perdido la guerra de 1939- 1944 ha sido Europa. Hacia dentro de Europa Habrá habido unas naciones vencedoras y otras Vencidas. En su relación con el mundo, todas las naciones europeas, y también en este sentido lo es lá Gran Bretaña, han sido derrotadas y proca. fe. han visto el desmoronamiento de sus pbTenemos. pues, que prescindir dé esa siciones e el resto del Globo. hipótesis. No porque no haya riesgo dé Tantas no es, cosa de que se produzca, sino porque sería inútil ponerse, a han perdido, que elocuente que contarlas. Más querer calcular de antemano lo que haya- s tóda enumeración es comparar un Atlas quehacer después. de hoy con uno de 1939; entonces salta a Tiene sentido, en cambio, examinar los la vista en toda su magnitud la reducción demás factores que pueden pesar en el fu- de Europa y de su po; der en el mundo, turo. Nos encontramos ante un equilibrio Las potencias europeas que han perdido ds los que se definen como inestables, 41 a- más; posiciones en otros, continentes, Inmado a romperse por la franca preponde- glaterra, Francia, Holanda... estaban en el. rancia, de una de las partes, o acaso a ser bando vencedor; y hay! que decir que han superado por la constitución de. algún po- sido gentilmente ayudadas a perderlas no der compensatorio. ¿Qué. pasará? Aunque, sólo por la U. R. S. S. su antigua aliada formulemos la cuestión de la manera más en tiempos de guerra, sino también por los neutra, en ella nos va la existencia histó- Estados Unidos, su aliado, y auxiliador económico todavía hoy. rica. No se intenta ocultar su dramatismo; se intenta abordarla serenamente. Desde luego que la relación dé las que: Lo primero que salta a lá Vista en la ac- fueron potencias europeas con las que fuetual configuración, bipolar del campo de ron sus colonias tenfe I que transformarse fuerzas políticas, es lo reciente de su cuño profundamente a compás del progreso de y lo vertiginoso de la transformación que éstas, si había de encaminarse hacia Una en muy breves años ha conducido á. ella. convivencia. armoniosaj Esta evolución, se Este equilibrio inestable entre dos gran- había iniciado en muchos sitios y podía des concentraciones de poder es un hecho haberse traducido, por: el complejo juego. de que no tiene áúri doce años de existencia. sivapoder y conveniencia, én Una progreEn. la escala histórica nadie peiisará. que rica afirmación de la personalidad históy cultural de lasl 1 antiguas colonias e s 1 m u c h o V enriquecida por la aportación y naturaliLa guerra de 1939 arrancó de una situación de fuerzas totalmente distinta. Tan distinta, que. en. esquema, el choque enfrenta una parte de Europa, la central, ¡con óíra parte de. ella y con lá comunidad del Imperio británico y, por añadidura, con las dos potencias que hoy han quedado como suoer- potencias, Estados Unidos y l a U. R. S. S. La guerra del sg. se inicia entre poderes europeos y la hace posible el pacto germano- soviético. Rüsia que quedará fuera del conflicto por lo pronto, contribuye así a desencadenarlo. En cuanto a Estados Unidos, que- no oculta un solo instante sus simpatías o, mejor, sus antipatías, también queda por lo pr. onto al margen de la lucha. Y es de recordar que las dos super- potencias entraron en la guerra como consecuencia de agresión eneuúsm. Jo ase üj 3 jfiha i. jsin bdld! O importa rep e í i r lo. La H iit oria es hoy universal y la tierra un escenario único, un campo Unificado de fuerzas y tensiones humanas. Hay en él constelaciones de mayor o menor magnitud, pero todas supeditadas a una, polaridad entre dos principales: la U. R. S. S, y los Estados Unidos, 6 si se quiere, desde nuestra posición: geográfica, entre Oriente y Occidente. No sabemos si esta situación será muy duradera. Gomo tensión entre dos fuerzas de signo contrario, su equilibrio sólo pue. de mantenerse, -como en una balanza, por una igualdad prácticamente compensada de sus respectivos potenciales. Y aunque puede que la igualdad no exista, ponerla a prueba trae tales riesgos que hasta ahora no se ha hecho. Si estallara la guerra entre ambas superpotencias, el resultado parece imprevisible. Muchos piensan- que dependería: dé quien se adelantara; otros, que la destrucción, no lá llamemos guerra, podría ser recí- elementos, europeos. UNA R E S U L T A N T E DE L Azación de proceso se Pero el ha acelerado brutalpueblos EXTERIOR NORTEAMERICANA, mente. Losse (pqr visindígenas ha to apoyados ra; zones distintas) por Estados Unidos y por Rusia en su oposición a los pueblos de Europa, Con este apoyo toda concesión europea había de parecer insuficiente y forzada; mero escalón de ulteriores concesiones o abandonos que había que arrancar por la violencia. La subversión y el terrorismo han sido la consecuencia inevitable. Es natural que a su vez ésta condujera a desencadenar muchas veces la guerra civil entre ellos mismos. -Ya esta consecuencia haría dudar del acierto de aquel apoyo, pero hay- Otras no menos graves. El norteamericano se había dejado ir aesta política con la ilusión de que él entendía mejor que el europeo al pueblo colonial (cuya situación le evocaba errónea: y vagamente la suya de origen) La distancia y el malestar que su actuación ha provocado en los europeos ha sido descrita de mano, maestra por un Graham Greene en su novela El americano tranquilo Pero los púebToá indígenas tampoco han apreciado en mucho el servicio que él americano creía hacerles ni se han acercado a él. Cunde en estos días en los Estados Unidos alarma sobre los amargos frutos que está recogiendo su política, anti- colonialista Y suele, decirse allí que el idealismo de los Estados Unidos no ha sabido ser apreciado por los: pueblos coloniales. Pero quizá ese idealismo impidió- apreciar la complejidad concreta de. la realidad lejana y aplicó el mismo rasero a problemas muy distintos entre sí. Tenemos él hábito de enjuiciar pueblos y estados como personas, y la tendencia a simplificar en. excesó los móviles de éstas. Pero los móviles de las decisiones po- lítieas son de interés secundario, cuando llega el momento i de apreciar los efectos reales de esas decisiones, El hecho es. que, en los últimos años el escenario, ha cambiado muchas veces, pero el drama se há repetido. En Asia Mayor y Menorljin los mares del Sur y en tierras de África el resultado visible de; la política anticolonial norteameri- caria puede formularse así: La decisiva presión política que muchas veces ha, obligado. a las potencias europeas a desalojar sus posiciones exteriores ha partido de los Estados Unidos de Norteáméri a, pero el vacío dejado por el des- f prestigio, derrota o abandono europeo ha sido llenado por la U. R. S. S. o por fuerzas -integradas, en su constelación de poder. Si esta apreciación es jtista, habría; que concluir que hasta ahora una de las líneas directrices de lá política exterior norteamericana ha tendido -paradójicamente- a romper el equilibrio de fuerzas en. contra suya. Alfonso iVALDECAS AS.

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