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ABC MADRID 09-03-1958 página 17
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ABC MADRID 09-03-1958 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página17
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puros. ¿lío s ésa, acaso, la moral de Jesús? Con la valentía de las almas grandes, la Beecher- Stowe taca el problema de los negros, cpn iuna nc- bleza y una gallardía que nos llenan de as: m ¡bro y de admiración. Hay que pensar que la genial artista escribía su Mero en un ambiente hostil, cu ndc flotaba en el aire de la Unión la semilla de la guerra de Secesión y los negros eran perseguidos y tratados como alimañas en todo el mundo. Y, sin embargo, con esa fortaleza de los héroes, cen esa noble soberbia de las almas grandes, la Beecher- Stowe defiende a los negros hasta el heroísmo, poniendo ante los ojos del lecter a los personajes de su obra en toda su adorable veadad y sencillez. Así nos hace sentirnos hermanes y amigos del TÍO Tom de su mujer la Tía Cloe de sus hijitos ds ébano, de la mestiza Elisa y su htjto también. Y luego, para demostrar que no hay más qus hombres y todos somos hombres nos hace ir a la casa del- senador Mr. Bird, -el cual, ¡pese a qus acaba de votar- la ley contra los íie grtov se lleva escondida a Elisa y: s u hijitq a la ca, s de -tos c u á q u e r o s ciencias o de las artes, sino la tolerancia, la justicia, la suavidad de las costumbres, el bienestar del pusblo y dsl individuo, el respeto de la opinión ajena, el concepto de la justicia con que Pernos de tratar al prójimo, y, así, la dulzura de las leyes, la fraternidad, la libertad... ¡Todo eso as la cultura! La preguntaba un lector al cronista Augusto Assia qué- era, para él, la cultura que tanto alababa en los Estados Unidos y Assia- le contestó con estas palabras admirables: ¿Me pregunta usted qué entiendo yo por cultura en este país da los Estados Unidos? ¡Pues para mí, esa cultura es que, desde hace más de cien años, haya tendida una línea de electricidad que va desde el lago Michigan hasta las riberas dal Pacífico, a través di En él prólogo de mi. Ira- dueción de t a cabana yo pus 3 usa- as líneas qus ahora quiero consignar aquí... El Tío Tom es apaleado bar- fearamente por el tratante de rógros Lsgrée; ¿Cómo es éso? x c ¡a m a. LEg- réa- ¿qué dices? ¿Que es lo que dices? ¿No he comprado yo tu cuerpo y puedo, por; tanto, rliácea conitígo lo que quiera, y matarte, si se me antoja? No hs pagado, yo, por ¡ti mil doscientos dóía 1 res, y son míos, per tanto, tu cuerpo, y tu a t e a? Enton- 1 ees, el; Tfe Tom se niguió; su rostro tomó una éxpre- sióHÍ. de. alegría infinita, y! dijo, casi a gritos: y con in- mensa y noble energía: ¡No, no, no! ¡tlstéd habrá com- prado mi cuerpo, mi amo; mi cuerpo es súyo, sí... pero mí alma, md almavna, por- ¡qué el aliña es mía, y yo se la tie dado toace tiempo al Señor! v bres, fuente de riqueza, dé vida trapidan. te y lleno da maravillas, elevación, dominio de todas las fuerzas que KOS rodeaa! ¿Qué no debemos a Edison? Lo más hermoso del mundo actual, lo más grande del mundo moderno, lo debemos a Edison. El lia hecho posible que la. electricidad se convierta en la fuerza mágiCá dsl nombra. Por él han sido realizables otros inventos portentosos. A él -más o menos, le debemos el tren y él tranvía eléctricos, la luz, el teléfono, el cinematógrafo, la radio, y, con estos, otros mil inventos por. teritosos. El ha hecho en realidad que nuestra vida sea no ya cómoda, fácil y alegre, sino soportable. Gracias a él nos hemos verdaderamente elevado, civiliza do, educado, ennoblecido. Gracias a él, nuestro ¡negar es hoy el del verdadero rey de la creación, hasta confundirnos con los dios- as: un hila- nos trae ¡y nusstra casa la fe, la fuer: t i za, el calor y el sonido; por, los esfuerzos de, 1 este Ihom- O- toé, -y por- los tálente a íníi- nitos da estefa omib re. teHu- manidad actual, cerno la Humanidad íutura, se ha alejado para siempra de nuestros pobres abuelos da los tosques, íhá dominado íPlaneta y todas laa iuerzas de la Naturaleza y se Jia acer- cado a Dios y al cisb. Tiene Edison; ún invento, atre tantos- ¡dicen que pa- an de mil sus inventos- qu a mí, -aitista. al fin, me e m c c lona y; m- e. maravilla quizá como ninguna de Jos otros. ¡Esoutíhad, lectores! Este libro os hará estrem- soer de horror, os hará vibrar (hasta; el fondo del alma, y llorar con sus personajes. Y ya dijo nuestro excelente Beña Yeiite q u e l d d ó r y l a s l á- Y Tomás Edison. grimas- ctjmpartidos nos unsn, más- que. más dé Cuatro, mil kilómetros, y en esos cfen años no haya faltado 1 jamás ni un todas las alegrías! solo, poste de esa línea, ni, un ¡metro de; Edison, el inventor (portentoso, hom 1 bre de ciencia eminente, el Mago de Men Edison tfiié siempre piara mí él símbolo del progreso ¡positivo del ihomfore, de la elevación espiritual de la especie, de la cultura, eñ- su acepción más emipteta, amiplia y generosa. ¿Y qué es la cultura? La cultura, para mí, es la aportación que el- hoiEibre lleva con su sfuerzo, con; su trabajo, cen su. génip con sus ideas, al miejorasmiiento y la elevación de) la HUniaw: nidad. La culturé é I progresó positivo de la especie, es decir, todo aquello qué contrifcuye- a hacer la vida de los hambres más noble, más fácil, más buena, más ele- vada. La cultura- es no solamente, el máN yor cenocimiento de H Historia, de las to- Park Después, Edison. alambre- 1 Hay dos p r o g r e so -añadimos nosotros- ¡i el progresó de lá guerra, que sólo busca nuestro exterminio y nuestra destrucción, y el progreso de la paz, que. eis generoso, fecunde, noble, elevado. Este progreso de la paz es; en realidad, -la verdadera cultura. Y es en ¡este progreso d la, paz donde Edison brilla como ua sol ofuscante. Dedica toda su existencia a la cienciia para: arrancarle; uno tfaa otro, sus secretos; que éLsabio sin par nos ofrece luego bajo l a forma de Siis; inveaníos miarayillosos. -V- V ¡Dips mío, qué irivéntos los da Edison! ¡Progreso positivo, progreso- de la. paz, alegría y bienestar- para todos los hom- MJ refiero al íonógraío. i Q, u i a é, saa también porqué Edison in i s m o há contado que fue: el que le coftó; -niSs tiímpo y más trabajo. Dui á i i ¡cuarenta años! y el mago de JAsnlo- iPark persi, guió en vano su- ddea de hacer líafcfíar a Una máquina. ¡Todo en. vano, todo en ya- 5 Perp E d i s o n tenía, además del talento; 1 la pá- 1 cisn- cla, el, tesón, -1- á- fe, la pei geiveraricia, ¿del verdadero: eiilo. Hasta que un día. Paro, no; no quiero ser yo el que cuente el miíaigio; nos, lo va a contar, de mpdo inimitable, n u e s t r o excelso, Blasco- Ibafiez; ¡veréis! ¡Sólo el hombre inventa! ¡Sóío al hombre Je- es dado realizar e s t e- m- i í a g r o de arrancar sus secretos a la Naturaleza que nos r. od e a, transforniando así el mundo en que vivimos. El resto ds la creación permaiiéce inmutatole alrededor del- hombre; k s animales viven esclavos de la lobreguez de sus instintos. ¡Sólo el hombre siente surgir ep sü cerebro esa chispa divina que es el ipensamieñto, mediante la cual péríora las íiinisblaá que (rodearon a nuestro abuelo da las espeluncas, eüpiobre. ser, peludo que y tuvo que afirmaí- la superioridad de riue tra especie en los bosques, repartiendo peñss cazo- s. y- golpes de tranco. Tengo en mis manos iuna revista don- de encuentro ún ¿etrató dé JSdison y un artículo encomiástico del genial toyenAor Eiorteamerlcanó. El mismo ños há conta do el episodio más estremecédor ds su f i ántésca tarea de ¡gentó. -y- de Ui- yebíótv. Nos dice Edison quer llevaba más de cuarenta años persiguiendo la idea de hacer; a una máquina Pruebas y prue-

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