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ABC MADRID 11-09-1957 página 5
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Descripción

EL CONDE DE ROMANONFS L día de hoy hace siete años que fue llamado por Dios del mundo en que (vivimos don Alvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones. Fue el conde de Romanones una de las figuras más representativas y hasta populares de la vida pública española en el primer tercio del siglo XX; de significación polifacética y desigualmente apreciado en los varios órdenes en que descolló. Indudablemente, logró su mayor relieve en el mundo de la política. Su vocación por lia parece un reflejo de su propio pensamiento: ¡Mandar! no hay verbo más pleno de ilusiones, aunque a la postre las desüusionea sean muchas! En este afán de mando pasó Romanones por todos los grados del e n c u m b r a miento, siendo doce veces ministro de varios Mi, nisterios, tres presifeate del Consejo y ur. a dé cada una de las Cortes. Ello acredita, a no dudarlo una valía nada común, que el índice de s u s actuaciones gubernativas no h a c e sino subrayar. Hombre de partido y de lucha, dentro del régimen parlamentario, se señala por su habilidad no menos que por sus felices iniciativas, u otras, posiblemente tachadas de desacertadas que sus adversarios no dejaron de combatir, pero sin negarle el aliento de su fe en la Monarquía liberal y constitucional que j a m a declinó en su vida, si bien templada por el agudo sentido de la realidad que siempre te c a r a c t e r i z ó Su mentalidad como político logró feliz expresión bajo su pluma en la p r i m e r a parte del libro Reflexiones y recuerdos en forma de ingeniosos aforismos que traducen una sutil filosofía de gobernante. También constituyó una nota original de su carrera de político el libro Notas de una vida en que llegó a trazar su autobiografía política, narrando objetivamente su conducta pública y las normas en que hubo de inspirarse desde 1912 a 193.1. E toajoa, de la que tari, pronto había de arrepentirse el país. El conde de Romanones, convencido de la imposibilidad de hacer otra cosa, se aplicó a atenuar los daños de aquella catástrofe, y su dramático empeño en tal sentido consta n otro libro, Y sucedió así... que contiene también la defensa tan inteligente como valiente del Rey expatriado, que hubo de ihacer en la Cámara republicana ante las airadas acusaciones de que éste era objeto. La conclusión que de tales acontecimientos dedujera si conde va inserta en la página 50 de ditiho libro, y vale la pena de consignarla aquí: Quien como yo ha presenciado en su patria el derrumbamiento de tres Monarquías, de dos Gran duelo hubo de constituir en una vida como la del conde de Romanones de lealtad monárquica y devoción al último Rey, don Alfonso XIII, el verse obligado en dicha fecha de 1931, por la inexorable circunstancia de formar parte del último Gobierno de la Monarquía, a negociar la transmisión de poderes a la naciente ¡República, tras la paradoja de aquellas elecciones meramente municipales del 14 de abril, legalmente ganadas por los monárquicos, pero que dieron, lugar a la subversión de la Monarquía sacular, al empuje de aquel fenómeno de enajenación mental colectiva de altos y Repúblicas y la desaparición súbita de gobernantes eminentes en la plenitud de la vida y del poder, no ha de rechazar como imposible ninguna hipótesis porque la Historia no registra nada definitivo. iPero sin mermar en un ápice el acusado relieve del conde de Romanones en la política española de la vigésima centuria- cúmpleme en el día de hoy acentuar su figura intelectual, menos conocida del vulgo- y que no obstante, íué consagrada por tres grandes Academias, que le llamaron a su seno, y alguna de ellas a su presidencia, distinguiéndose al efecto en su labor de publicista. En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que llegó a ser presidente, entró con un discurso sobre La misión del Estado en la enseñanza de las Bellas Artes verdadero trazado de un programa de Qobierno que cumplimentó en buena parte desde él, amén de otros modos, incluso de mecenazgo personal, con que hubo de promover el cultivo de aquéllas, ¡La historiografía española se enriqueció con una serie de biografías debidas. a la pluma del conde, de Reyes y Reinas- -Isabel II, Amadeo ús Saboya, doña María Cristina de Habsburgo- -y presidentes de República (los cuatro de la primera española) o de personalidades políticas (Sagasta) o sociales (Salamanca) amén de la que le sirvió de tema de ingreso en la Real Academia de la Historia sobre el Cardenal Albornoz fundador del Colegio de San Clemente de Bolonia, del que el propio conde fue alumno. En todas estas obras campea por igual la información concienzuda, la exposición objetiva y la amenidad de estilo, que hacen su lectura tan provechosa como agradable. ¡El discurso del conde de Romanones de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas- -en la que tuve la satisf a c c i ó n de convivir can él durante largos a ñ o s versó sobre La vida municipal P a r ¿Ve como si la condición de concejal y de alcalde de Madrid con que inició su vida pública hubiera inducido al conde a adoptar como tema de SM. discurso este del municipio, que constituía uno de sus favoritos, y fue por él trabajado concierüsu d amente. Tras de una minuciosa introd u c ñón histórica de la organización y funcionamiento del municipio en Europa y especialmente en España, pasa el autor a enjuiciar sus condiciones de óptimo enfoque, sentando este principio e a p i t a 1: Todos los c a m i n o s del raciocinio conducen a demostrar que la vida del municipio no se ordena ni se regula por mecanismos sabiamente elaborados y traducidos en eyes. Para él no hay más que un manan (Foto V. (Muro. tial de energía, una fuente de salud: la plena y absoluta libertad. Pero el sentido de la realidad que siempre distinguió al conde le lleva luego a i untualizar las condiciones de mejor ejercicio de esta libertad en municipios de reducido vecindario o de grandes ciudades, y la influencia en unos y otros del empleado municipal, del secretario y del alcalde, bajo un régimen de autonomía o de centralización política. (Bn este séptimo aniversario de su muerte bien merece el homenaje de nuestro recuerdo y el favor de nuestra oración el conde de Romanones, que si como humano pudo tener sus errores y defectos, hubo de compensarlos ampliamente con actuaciones aceríadas y provechosas, y sobre todo puso por encima de unos y otras M. amor a España y su interés por la cosa pública, dos condiciones que siguen siendo ejemplares bajo cualquier régimen j clima político. Juan ZARAGÜETTA

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