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ABC MADRID 11-02-1956 página 3
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ABC MADRID 11-02-1956 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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í L USD I i41 T R A DO D E INF O R M A C 1O N G E N ERA L FUNDAPO CN 190 B POR OON TORCUATO LUCA DE TENA D I A R IO ILUS- T RA D O D E I N FO RMAC IO N G E N E RA L el problema no está en la libertad, sino en quien ha de utilizarla; los autoritarios Haitian libertinaje al mal uso de la lib értaá que pretenden evitar, pero en el que pueden caer no sólo los subditos, sino también la autoridad. En el ritmo de la vida política se dan partidos conservadores y tradicionalistas reformistas o reformadores y progresistas más o meribs radicales la simple evocación de tales nombres basta para iuzgar a sus partidarios favorable o d 13 favorablemente, sin tener en cuenta lo que cada uno tenga de su antagonista. Otro tanto ocurre con denominaciones aún más arbitrarias, como las de blancos y rojos derechistas e izquierdistas advirtiendo que el sentido a ellas vinculado varía a menudo, según se trate de problemas de justicia en lo económico o ideológicos y doctrinales, pudiendo alguien ser incluido en tal grupo por uno de tales conceptos y en su antagónico por otro. Finalmente, se da en nuestra lengua un sufijo llamado ismo que viene a significar cierta sistematización unilateral y corno polarizada de alguien en orden a una doctrina o una actitud cualquiera. Desde el momento en que alguien adopta un ismo o se lo cuelgan, ya está como enclaustrado en él y expuesto a toda clase de elogios o de vituperios, sin que nadie advierta la relatividad de tales denominaciones y la enorme proporción en que coinciden los partidarios de ismos que pasan por enemigos, o en que discrepan los partidarios del misrro. Así ocurre en lo ideológico y filosófico con palabras como intelectuaíkmo y voluntarismo realismo e idealismo absolutismo y relativismo materialismo y esplritualismo dogmatismo y escepticismo o criticismo y otras sin fin; y en lo político con totalitarismo y partidismo individualismo y socialismo o colectivismo o comunismo absolutismo y liberalismo belicismo y pacifismo y otras poriel estilo. Los hombres seguirán discutiendo entre sí sobre todos los problemas pe la vida en cuya solución la unanimidad o parece ser cosa de este mundo; pero es indudable que darían un gran paso Hacia la conformidad de opiniones si se decidieran a iniciar sus controversias por un análisis de las palabras que manejan y un esclarecimiento del auténtico y proporcionado sentido en que son adoptadas respecto del problema en cuestión. Juan ZARAGÜETA OMO es sabido, el pensamiento humano se traduce en el lenguaje, a la vez que lo utiliza para su fijación, pero sin llegar a una perfecta coincidencia con él; se dan casos de pluralidad de ssníidos significados por unapalabra (polisemia) y de pluralidad de palabras con un mismo sentido (sinonimia) lo que da origen a confusiones cuya dilucidación ce impone como preámbulca toda controversia, y hasta a toda inteligencia en la convivencia social. Ello es notorio a todo espíritu advertido; pero no se llama tanto la atención sobre los equívocos nacidos del prestigio que logran ciertas palabras como tales, y de los innumerables sofismas que de ello se deviv. in. Hay palabras prestigiosas, palabrí. s desprestigiadas y otras que son lo uno o lo otro a tenor de sus usuarios: la propaganda se vale de todas ellas para lograr sus efectos con un éxito bien superior al de los recursos lógicos, y ello tanto en el orden cultural como en el político. Veamos algunos ejemplos. En el orden cultural, todavía dura el prestigio de la palabra ciencia esgrimida a menudo contra la fe para la solución de todos los problemas humanos, hasta que Brunetiére proclamó demasiado enfáticamente su bancarrota dentro de la ciencia, el evolucionismo ha fascinado también a muchas inteligencias como eliminatorio de Dios v clave definitiva de los enigmas del mundo. Las mismas palabras; ilustración y cultura son manejadas a troche y moche contra la ignorancia de la solución de tales enigmas, pese a la frecuencia con que, como decía Cajal, se contentan sus pregoneros con encubrirla con el manto de una bella frase En política, la democracia como forma de gobierno (llamada también soberanía popular pese a no ser sino el triunfo de la voluntad de las mayorías) ha logrado tal éxito, qué quienes se hallan en los antípodas de ella, cuales son los rusos comunistas, no se atreven a prescindir del prestigio ds tales palabras al calificar- -sin preocuparse del oleonasmo en que incurren- -a las naciones por- ellos sojuzgadas ás democracias populares Los mismos comunistas, maestros en el arte del ilusionismo político, explotan el atractivo dé lá palabra paz a la salida de una guerra tan atroz como la última, y s. e erigen en portavoces del pacifismo sin duda con el propósito latente de enervar a sus eneriiigos ante la próxima guerra, invirtiendo d orden del antiguo aforismo: si vis bellum, para pacem si quieres la guerra, fomenta la paz en el ánimo de tus adversarios c EL PRESTIGIO DE LAS PALABRAS Frente a las palabras prestigiosas tenemos las desprestigiadas Ideológicamente, a nadie le gusta qué le llamen oscurantista por bien convencido que esté de que hay en la, vida muchos problemas de irremediable oscuridad. Tampoco en política alardea nadie de reaccionario aunque Jo sea, o de intole- 1 rártte y partidario de la coacción 1 en orden a las doctrinas y convicciones humanas: la palabra inquisitorial suena mal. incluso para los defensores más o menos atenuados del famoso Tribunal de tal nombre. Recientemente, y a favor del triunfo o la derrota bélica de tales o cuales naciones, se ha pretendido desprestigiar el colaboracionismo y el fascismo y estamos asistiendo al cómico espectáculo de que quienes más alardean de antifascistas son los comunistas, siendo así qut, ateniéndonos al auténtico sentido de las palabras, el comunismo no es sino un fascismo elevado a la última potencia. También el colonialismo está pasando por una fase de desprestigio, explotado igualmente por naciones que no sueñan sino con dominar al orbe universal. Recordemos finalmente la palabra república de; resonancias tan desagradables en España por considerarla sinónima de anarquía Hay palabras cuya acogida favorable; o adversa depende de su enfoqué, in rana u otro sentido, alteriores al de la palabra misma. Así, la palabra reforma suena de modo bien distinto en oídos protestantes y católicos. La palabra liberalismo ha jugado enorme papel en. toda la política del siglo XIX, y sigue desempeñándolo en la actualidad, esgrimida por los campeones de la libertad que rechazan sus adversarios: es claro, no obstante, que unos y otros la admiten, en favor de los subditos los llamados liberales y de la autoridad los autoritarios Abra mercados a sus p r o d u c i o s anunciándolos en la Edición Semanal Aérea de A B 6

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