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ABC MADRID 31-12-1955 página 65
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ABC MADRID 31-12-1955 página 65

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. S Á B A D O 31 DE DICIEMBRE DE 1955. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 67 Crítica y glosa LA MUJER NUEVA por Carmen Laforet Ediciones Destino 338 págs. 60 pesetas. ALONSO- F U E Y O, SABINO: EL PERIODISMO. CÁTEDRA DE CULTURA Valencia, 1955. 176 páginas. Nadie mejor que Sabino Alonso- Fueyo. director de periódico y profesor de Universidad, podía lan arse a la ambiciosa tarea de resolver en un ensayo literario el tenia, que ha servido de título a su libro; Él periodismo, cátedra de cultura Sobre el periodismo- -el autor lo anota así en sii introducción- -han caído toda lase de sentencias y adjetivos: desde los que lo elevan a función social de primer orden hasta los que lo. exhiben con los peores sámb enitos del desprecio. AlonsoFueyo examina, con acierto, los antecedentes del tema en la copiosa bibliografía de los g r a n d e s p en s adores y hombres de letras que aportaron al periodisvio las páginas más ejemplares. Con ese material, y partiendo de la visión ictual del periodismo como instrumento poderoso para dirigir la opinión, sienta en el curso de los capítulos de esta monografía toda una teoría, que viene a hacer del periodismo, el más eficaz vehículo de cultura al servicio de los pueblos. Y en ese campo de doctrinas destaca al periodista xomo al hombre que ha de estar provisto de una cultura especialísima con la que poder a diario, en la improvisada y febril tarea de las redacciones, sentar cátedra de humanas enseñanzas acerca de cada uno dé los grandes o pequeños acontecimientos qy. e hay que llevar al conocimiento del lector. En el pensamiento de Sabino AlonsoFueyo tres elementos. esenciales han de guiar la vocación auténtica del periodista: la acción, la actualidad y la verdad. Y sobre ese trípode vrovitará con todo su peso la responsabilidad que el periodista de. hoy. contrae ante la sociedad. Pero va más lejos todavía el autor: quiere él que el. periodismo cobre rango universitario, porque el periódico, que forma parte de la actividad práctica déla vida es, además, obra del espíritu Yconstantemc- n- te ha de ser el periodista el único portador, en muchos aspectos, de ese renovado mensaje que la Naturaleza envía a diario a los hombres a través de los descubrimientos de la ciencia y la técnica. Alonso- Fueyo nos ha dejado en este estudio una muestra de su vastísima preparación en la doble vertiente de su condición de profesor y periodista? ha aportado al conocimiento del periodismo actual una serie de principios que contribuirán, indudablemente, a su dignificación y prestigio. GAYA ÑUÑO, T. A. HISTORIA Y- GUIA DE LOS MUSEOS DE ESPAÑA Como obra verdaderamente importante, sólo comparable, como se ha hecho con razón, al monumento do nuestra erudición dieciochesca de D. Antonio Pom: Viaje de España es esta. Historia y guía de los muscos de Esvaña animada con profusión de láminas ilustradoras, ds Rspasa- Calpr, ñ. A. Un vol. 916 pásinas. Precio: 375 pesetas. OS lectores fie Nada la primera novela- -y la mejor, sin duda- -de Carinen Laforet, quizá no esperasen la dimensión de profundidad espiritual que se acusa en esta otra- novela de ía misma autora, La mujer nueva cuya pro- tagonista, Paulina, no deja de ofrecer un aire de familia con aquella Andrea inolvidable, respecto a determinados valores humanos. Si no tuviésemos que centrar nuestro comentario precisamente en La majer nueva sería cosa de releer Nada para comprobar la relación que vislumbramos entre Andrea y Paulina, y no para hacer notar que la novelística de Carmen Laforet gira en torno a un mismo carácter Se majer, como estiman sits Sectores menos entusiastas, sino en abono de la autenticidad a que sus obras responden en lo literario y en lo humano: obras nutridas, en: gran parte, por observaciones y experiencias propias. Se ha dicho muchas veces que en toda novela hay no poco, de autobiografía, cualquiera que sea el grado- de. la transposición personal y por mucho que difieran de la vida real del autor los lances y episodios imaginados, como sucede, de seguro, en el caso de Carmen Laforei. No importa el asunto, en su anecdotismo, pero sí el criterio, la mentalidad, el concepto del mundo y de la viSa con que aquél esté ideado y desenvuelto. A cierta luz, Anfirea se continúa en Paulina, sin desviación esencial en Ja- línea de. sus modos de ser, muy afines. Dejamos a Andrea, én 3 a última página de Nada alzados los ojos hacia la casa en donde penosamente había vivido un año, falta de Sosiego e ilusión, y nos parece ahora reencontrarla a lo largo de ¡as peripecias que dan contenido a La mujer nueva transustanciada en Paulina; a distancia insalvable de aquel sórdido piso d e j a barcelonesa calle de Aribau y, por encima, no ya de la tentaccair Barcelona, sino de otra ciudad de la geografía humana, fija su anhelosa mirada en la Ciudad de Dios, gracias a la paz alcanzada: esa paz de- Cristo que supera a todo sentida y que ya no dejará de informar su vida. En tren, hacia Madrid- -evadiéndose siempre... Paulina percibe, con maravillosa sorpresa, un dichio -llamamiento a lá fe. De repente, sintió como una llamarada de felicidad. Mucho snas que eso. Lo que sentía no cabe en la estrecha palabra felicidad. Gozo. Por primera vez en ía vida, Paulina supo lo que es el Gozo. Algo sin nombre ie había ocurrido, le estaba ocurriendo, fuera de toda experiencia, de las cosas Ijumanas que le hubiesen sucedido en su vida... Como si un ángel la hubiese agarrado por ios cabellos y la hubiese arrebatado hasta el límite de sus horizontes pequeños de siempre, y hubiese abierto aquellos horizontes, desgarrándolos y enseñándole un a, bismo, una dimensión de luz que jamás hubiera sospechado... La dimensión de la Vida que no se encierra en el tiempo ni en el espacio y que es la dorada, la asombrosa, inmensa dimensión del Gozo. El porqué del Universo, la gloria de Dios. El Gozo. La autora presta a su criatura, Paulina, la emoción que a elía misma la inundase de felicidad en análogo trancé decisivo. Pero las circunstancias en que la revelación se produce y los antecedentes inmediatos que definen el carácter de Paulina nada tienen que ver, por supuesto, con la vida real de Carmen Xaforét, si bien no pueda sustraerse- -ni había por quéa las existencias de su personalidad, manifiesta en este o aquel rasgo aislado, ni a su peculiar conocimiento del mundo. Creada la protagonista de La mujer nueva a los efectos de la novela, con entera independencia del camino que la autora recorriese en su caso, ya quQ por todas partes se va a Roma, el relato se anima y caldea con la -hábil fusión de lo vivido y lo inventado, cubriendo las dos primeras partes de la vehemente y penetrante narración. Paulina vive por sí sola en La mujer nueva con el aliento de las grandes creaciones novelescas. Conocemos a Paulina tal y como es, en el doble juego de su hoy y de su íiyer gracias a la alternación de planos en que nos sitúa tan diestra composición. Paulina, de singular y acentuado carácter, es de difícil adaptación al medio social, a la familia, a cualesquiera convenciones, incluso la del amor. Vive en un pueblo de León, despegada del marido, caída en sigiloso adulterio, escéptica y orguOosa, descontenta de sí misma porque, ante iodo, es sincera. De ahí su evasión; huye de la pasión clandestina, del hogar mentido y del Valle de Robre, donde su forma habitual de vida la impone concesiones que su verdad interior le prohibe. Pero no en vano alguien le advierte un día: Eres mejor de lo que crees En efecto; Paulina se salva porque lo merece, y no de pronto como ella misma se figura, sino en virtud de un movimiento íntimo, siempre contradictorio, pero abierto a la superación moral, en un delicado tornasol de afectos jue Carmen Laforet matiza con suma veracidad humana y muy vivo interés novelesco. Nada, pues, de novela de tesis hasta ahí, hasta el momento en que Paulina ha de vivir, con todas sus consecuencias, la fe recobrada. Hasta ese momento, la novela nos alecciona, como la vida con su espontaneidad y fluidez. Pero luego reconstruye la autora los vaivenes y luchas de la conciencia de Paulina, y si bien conserva el tema, en conjunto, su elevación y profundidad, la factura literaria desciende un tanto; el sacrificio final de Paulina queda psicológicamente explicado, pero los sucesos que preparan el desenlace sobrevienen con excesiva rapidez, el diálogo resulta, en ocasiones, harto sentencioso, y en el atractivo y bien calculado lenguaje descubrimos áígún descuido. No faltan en los últimos capítulos aciertos notables, por lo que hace a la observación y a determinadas situaciones episódicas. Pero, sobre todo, hallamos espléndida contrapartida, repitámoslo, en la magistral primera mitad: alto el yuelo, certera la Tjsijm muy poblado el paisaje de humanas pasiones. L M. FERNANDEZ ALMAGRO de la Real Academia Española.

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