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ABC MADRID 28-12-1955 página 17
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ABC MADRID 28-12-1955 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
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mantino. a la que me he referido por extenso en otro lugar, y su relación epistolar nos descubre otro aspecto de aquél, tal vez menos conocido: el de su finura y sagacidad como crítico literario. La extensa carta en que le da su opinión acerca del libro unamunesco Vida de Don Quijote y Sancho es una página indeleble de tal menester. Seis años después de escrita, en 1912, le aseguraba al Inquieto vasco: Yo tengo este su libro entre la docena de los que prenden en mi alma y constituyen toda mi biblioteca viva. Y cuando don Miguel le hace partícipe de la angustia dé su desesperanza trascendental, como la llama, la pluma de Zorrilla de San Martín traza unos párrafos de consuelo y caridad cristiana admirables. lLa impaciencia de la esperanza! -le escribe- Es preciso que procuremos sentir la presencia y la influencia del Padre, del nuestro... Porque El está por ahí, no le quepa a usted duda; está en la casa fraterna, sobre todo, a cuya puerta hemos de golpear. De la etapa española del poeta y orador uruguayo nos informa también un libro en el que agrupó las cartas que fue escribiendo a su mujer. Se tituló Resonancias del camino y vio la luz en 1896, en París. La primera y la última parte de esta especie de diario de un viaje por Europa están dedicadas a Barcelona y a Toledo, y como remate describe su visita al valle de Soba paterno, al que antes nos hemos referido. No creo que Zorrilla de San Martin vol- viera a España, pero a ella siguieron ligados sus más entrañables recuerdos. En 1910 publicó otra de sus obras esenciales, La epopeya de Artigas historia de los tiempos heroicos del Uruguay, largamente celebrada en la Prensa dé Buenos Aires por Unamuno, y en ese i año visitó su país el músico salmantino Tomás Bretón con una compañía de arte lírico, de donde trajo muy avanzada lá partitura de la ópera Tabaré acomodada a una refundición del gran poema de Zorrilla de San Martín hecha por el músico, y que fue estrenada en el teatro Real, de Madrid, en 1913. Y ahora que va a conmemorarse a ambos lados del Atlántico el primer centenario del nacimiento del gran poeta y orador uruguayo, en cuya celebración estará presente: España, como me permití interesar en el verano de 1954 en las Jornadas de Lengua y Literatura hispanoamericanas reunidas en La Coruña, parecía conveniente iniciarla llamando la atención, recordándola más bien, hacia esta figura de las letras de América que tan ligada vivió a los hombres y a las cosas de España. Cierto que cuando en ella vivió se hizo acreedor a distinciones oficiales, comió lá de la Oran Cruz de Isabel la Católica y la de Comendador de la de Carlos III; cierto también, como nos recordaba hace apenas unos días tino de los huéspedes uruguayos de nuestro país, Alejandro Gallina! que, por decisión del Rey Alfonso x m recibió un día el posta, en su casa de Montevideo, el escudo que adornaba la casa solariega de su padre en él valle montañés de Soba, en cuya ocasión pronunció uno de sus más conmovedores y vibrantes discursos; pero por encima de todo, a casi un cuarto de siglo de su muerte, poco advertida entonces en España, y a los cien años de su nacimiento, ningún tributo mejor a su memoria que la relectura de sus obras. De ellas brotará lo que el poeta llamó los temblorosos circuios concéntricos en esas aguas del recuerdo que los españoles debemos a quien, sin dejar de ser un americano del Uruguay, supo llevar en lo más hondo y ostentarla a ñor de labio, cuando era preciso, su más pura y recia estirpe Mspáníca. 1 u, a. B Una conversación con Gassmann EL ACTOR Y DIRECTOR ITALIANO EXPLICA SU CONCEPTO D a TEATRO Y SUS PROVECTOS K TTITORIO, Oassmann, el gran actor y t director italiano, es el personaje, a M quien no han envanecido ni la popularidad ni la fama. Un caso muy poco frecuente. En el vestíbulo de ese hotel madrileño, que tiene ya pátina en la historia del reportaje y fet interviú, conversamos con Gassmann aprovechando su breve estancia en España. Volveré aquí en la primavera de 1957- -nos dice- No hay nada como el calor y los aplausos de este público. Quiero dar un recital en un teatro, en italiano y en castellano. Incluiré en él poesías de Antonio Machado, una de las voces más profundas de la lírica de este siglo. Y visitaré Andalucía, que, para vergüenza mía, todavía no conozco, quizá porque me da miedo quedarme en ella a vivir para siempre. Sobre los modos y las maneras del arte escénico, Gassmann posee ideas claras y concretas. Aparte de cada época tiene su teatro, es evidente- -afirma- -que cada artista aporta su personal estilo, que no es, en definitiva, sino la expresión de un temperamento. Yo- -añade sonriendo- rpierdo kilo y medio de peso en cada actuación. Si no me entregara enteramente a un papeli con el corazón y la cabeza, no sabría darle vida. Pero reconozco que hay grandes actores y actrices para quienes es una realidad la paradoja del comediante de Diderot, y que cuanto más conservan el dominio frío de la figura que encarnan, mejor lo hacen. En septiembre, Gassmann Iniciará de nuevo, como primer actor y director, sus actuaciones escénicas en Italia. (Al cine va siempre en viaje de ida y vuelta. Tras haber sido en los tablados Orestes Edipo Hamlet ahora quiere dedicarse al teatro actual. Montará Los Jacobinos de Federico Zardi, una obra italiana sobre la revolución, francesa, que ha sido galardonada recientemente y en la que Gassmann tiene una gran ilusión porque- -precisaes profunda, difícil, conmovedora y dificilísima de montar Esa dificultad es para el admirable realizador uno de sus mayores acicates. Por ejemplo, nos cuenta que después de haber traducido directa y personalmente Tiestes de Séneca, 1 con el mismo número de palabras trae en el original latino se sintió avasallado por los enormes y complejos problemas de presentación jue entrañaba la tragedia de nuestro cordobés universal. Y, tras haber iniciado la acción con una sugestión del infierno, del que sale la Sombra de Tántalo perseguida por una de las Furias, dejó, en ocasiones, que el humo satánico bañara varias veces la escena y abriera y cerrara las acciones, por entender que los personajes son verdaderos endemoniados, y por ese impulso encadenan el pavoroso asunto que nadie, hasta Gassmann, se había atrevido a mostrar al público. Después de haberme adiestrado en los clásicos- -aunque deseo aún encarnar el Segismundo de La vida es sueño me lanzo encantado a la aventura de representar obras de autores de hoy, que me harán sentir más directamente las reacciones del público. Es un buen momento, porque en Italia, después de veinte años de atonía, en los que se había roto una gran tradición teatral, ahora parece que las aguas vuelven a su cauce y que comienza a fluir uña gran corriente que impulsan los autores nuevos. Disponemos de medios técnicos considerables. La mecánica teatral ha conseguido avances increíbles. Hasta los sueños más inverosímiles pueden cobrar realidad en un tablado, pero entiendo- -sostiene Gassmann -que lo fundamental en la creación escénica es lo humano. Calar en la vida y en sus problemas, darles dimensión conmovedora, filosófica, poética... He ahí el trabajo reservado a las nuevas promociones de dramaturgos en todos los países para que el teatro- -lejos de la frivolidad y de la ligereza y de la pereza mental de los tópicos- -vuelva a ser lo que fue. Habla Gassmann con palabra precisa, se expresa con el rigor de un Joven catedrático que explicara a los alumnos el tema apasionante de la asignatura No pierde jamás su aire elegante y deportivo. Ni la sonrisa ni la frase irónica que esmalta a veces su conversación. Pero el secreto convincente de cuanto dice está en el timbre de su voz, en ese instrumento sutil y delicado, cargado de inflexiones y matices, dócil a su voluntad, que una vez oído no puede olvidarse y que ahora, va a ponerse al servicio del teatro contemporáneo tras haber hecho revivir, en geniales inter pretaciones, las grandes figuras de la tragedla clásica. Alfredo MARQUERIK

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