ABC MADRID 15-12-1955 página 25

RAZÓN POÉTICA DE LA BOTADURA H ACE unos meses el insigne José María Pemán publicó un artículo en estas mismas columnas, tan bello y sugestivo como todos los suyos, abriendo el interrogante de por qué se. botan los barcos con tanta solemnidad, bautizándolos con champaña, y no se hace lo misino al poner en marcha una nueva máqüma o inaugurar un edificio. Ese acto aparatoso y emotivo de la botadura, que resulta singular, rio es caprichoso ni fruto de la rutina, porque festeja, con ayuda de la religión y de los mejores pronósticos de los asistentes, el nacimiento de un servidor de la Patria, de un ser que, como los humanos, va a emprender SU vida, modesta o gloriosa, con hechos relevantes o humildes, pero siempre útiles para la nación a. que pertenece. Tampoco 1 arbitrariamente los tratadistas de Derecho asignan al buque personalidad, porque realmente, a semejanza de los individuos, gp 2 a de todos los atributos del estado civil. Tiene un nombre que ostenta en su casco, 16 que justifica el acto de la bendición, que es bautizo; un apellido, 1 el de sus propietarios o compañía armadora, que enarbola en su palo mayor; un domicilio, el del puerto de matrícula, que también se hace visible por medio de su contraseña; y, finalmente, una nacionalidad, cuya bandera lleva orgullosamente en la popa, con sus amados colores que animan, amparan y estimulan todos los actos de la tripulación para dominar las turbulencias del mar y comportarse como ciudadanos ejemplares. Para que la analogía sea mayor, el bu- que disfruta de un a modo de estatuto personal, por cuanto es la ley de su patria la que le rige no sólo cuando navega por mares libres, sino también estando en. puerto extranjero, sin más obligación que cumplir los reglamentos locales y no perturbar el orden público. La botadura es el hecho trascendental de alumbrar un ente que, como si fuera un niño, ofrece la incógnita de su porvenir, porque ha de enfrentarse con el medio, no siempre propicio, y ha de cumplir su destino hasta que los años le incapaciten inmovilizándole o haciéndole! desaparecer. En ese momento el buque se desprende de la grada, que le. ha retenido durante su germinación, y penetrando gozosa su quilla en el agua, con adornos de espumas, queda flotando, dispuesto ya, cuando trepide su maquinaria, á emprender su interminable ruta en la que encontrará tiem- pos bonancibles o temporales desatados, de los que se ha de defender luchando hasta el agotamiento y vencer, o sucumbiendo si no puede superarlos, de la misma manera que le ocurre al hombre en la vida. El buque es asimismo un trozo movible de su nación, habitado por un grupo de hombres organizados, que se trasladan de un lugar a otro del mundo, como fortaleza flotante si es de guerra o para realizar transporte de personas o mercancías si es mercante, constituyendo un verdadero pueblo regido por las leyes del país a que pertenece, en el que ejerce la suprema autoridad el capitán. -Los buques, como los individuos, son protagonistas de acciones épicas o memorables, con las que se jalonan, los capítulos de. la Historia, y de la misma forma que un descubrimiento. Una conquista, una co- Ionización, una batalla gloriosa tienen sus actividad, y son jabeques, polaeras, galehéroes, también esos grandes acontecimien- ra, galeón, corbetas, fragatas, bergantines, tos están unidos á los hombres de las; na- navios o buques de vapor, con atuendo ves que combatieron o transportaron a civil o militar, según su ocupación y el los guerreros o a los sembradores de lá tiempo que se construyeron. civilización. Julián Ámich, en sus Naves de anta Los Museos navales, tan interesantes y 1 ño que es un alarde editorial y un canto sugestivos, guardan en sus vitrinas las re apasionado por las cosas del mar, estampa producciones exactas de aquellos buques, este juicio certero: Un buque no es una de guerra o mercantes, con sus nombres máquina ni un objeto de forma arbitraria. evocadores, que recuerdan la gesta que Tiene vida, se mueve, avanza, gira oberealizaron en servicio de la Patria; y en diente al mandato del hombre al que coel ambiente solemne de la sala en que bija. A bordo, nada falta ni nada sobra, yacen, donde reina una calma misteriosa todo sirve para algo y todo está en su sitia, parecen resurgir y moverse, adivinándose formando un conjunto armonioso y bello. el bullir de lós ¡hombres de a bordo que Y cuando algún iluso ha querido hacer una con su esfuerzo y su inteligencia llevaron transformación desafortunada o antiestética, ha resultado un engendro que no ha, a cabo las hazañas que remeinorán. Un álbum con modelo dé los buques tardado en desaparecer bajo las aguas o que se han ido sucediendo en la historia se ha podrido abandonado en el más Igde la navegación, no da la impresión de norado rincón de algún puerto. algo estático, que. nunca tuvo vida, sino Esto explica que la botadura de un büque semeja a; los retratos de los personajes, -qüe constituya un acontecimiento imporconjeturándolos vivientes, surcando los tante, avalado con la; presencia de un mares, en empresas de paz o de guerra, en sacerd, ote oficiante, que lo bendice y bausu juventud, madurez ó vejez. Y como los tiza, y con la actuación de una madrina retratos de nuestros antepasados, carac- jue ¿implorando a la Virgen del Carmen; terizados por la moda en el vestir de lá la Virgen marinera, desea al barco una época en que vivieron, así sé nos ofrecen, larga vida de venturas. los buques con la arquitectura, que es su Manuel OENCILLO KE PINEDA ropaje, del tiempo en que- estuvieron en (OPoto Naval- Sestao.