ABC MADRID 06-12-1955 página 30
- EdiciónABC, MADRID
- Página30
- Fecha de publicación06/12/1955
- ID0000508272
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BE Í 95 S. EBIGION BE actos áe asistencia y colaboración a la en la que los intereses generales se ven tantas veces dañados per la falta de- coautoridad. operación ciudadana, es sencillamente EL DESTINO BE LA COMUNIDAD desnaturalizar, degradar, desvirtuar y coDe los tres géneros de certeza, metafí- rromper el concepto verdadero de la opisica, física y moral, la única que puede aión pública. alcanzarse en las cosas dejadas por Dios FALTA 3 E CIVISMOal libre arbitrio de los hombres es la certeza moral, no tanto por nuestra limitada Grave cosa es desnaturalizar el concapacidad de conocimiento como por la cepto tíe la opinión pública cayendo en misma naturaleza deS objeto de la certeza los errores de la socialización marxista o morsi rebelde a toda sumisión a leyes fí- la estatificación totalitaria, pero no es sicamente- invariables por jugar en su or- menos grave desvirtuar su naturaleza igganización un papel esencial la libertad norando la crisis de civismo que hoy se tís! hombre. La certeza moral. de acertar registra en muchos países. es la que puede y debe alcanzar la autoEntre los que citaba Santiridad antes de proceder a la implantación dad Pío XIIhechos más notorios Sudemoscomo y ¿ennitiva de las medidas de Gobierne, y trativos de la crisis cívica individual que para alcanzarla, entre las fuentes tíe co- hoy se padece en el mundo se hallan la nocimientos a las que le es obligado acerlos negocios carse, de: bs auscultar a los sectores y ele- indiferencia por crítica estéril públicos, el fraudé ñscal, la de la automentos- responsables de la sociedad. ridad, la abstención electoral y la defenAl integrarse el hombre en sociedad no sa egoísta- de los privilegios con desprecio abdica de, su libertad y de su facultad de de. interés común. enjuiciamiento, no abdica de sus derechos Sobre esta faceta de la crisis, el Romapersonales naturales. Tiene la obligación, no 1 Pontífice puntualiza su pensamiento de contribuir a la consecución del bien co- con estas palabras: La falta dé civismo mún, tíei- que necesita aún para su normal desarrollo individual. Como parte sustancial, de este cien común figuran precisamente ún justo ejercicio de cu libertad, íes tíeresbhes inalienables de su personalitliíLíÜJii dad y el derecho a intervenir como miembro activo en la dirección y administra- se complace en poner en conocimiento de ción equitativa del bien general. Tiene el su distinguida clientela yMel público en defeer ds cooperar al progreso y desenvol- general que hcy, día 6 de diciembre, dará vimiento de dicho bien común; pero tam- princiijio a sus. operaciones la nueva bién tiene- el derecho áe participar en la ordenación de los medios que conducen a este, progreso y desarrollo, porque el hom- instalada en el paseo de las Delicias, núbre, lejos de ser mero objeto de administración, es más bien sujeto, fundamento mero 9, con vuelta a- ¡a calle de Toríosa, y fin de. la sociedad. Cada hombre es pro- número 2. Con la apertura ele dichas Oficinas, el tagonista tíe su destino personal: pero tsts destino personal lo va realizando al Banco de Bilbao tiene a disposición, del vivir- dentro de la sociedad. Por pertehe- público, en esta capital, las siguientes cer a este cuerpo social no puede perder Agencias, en las que se realizan. -toña clase, feancarias: su categoría ni su responsabilidad en or- de operaciones den a su destino personal; pero su inser OFICINA PS 5 NCIPA 3 L: Alcalá, asía. -lg. ción en el todo moral ¡que es la sociedad AGENCIAS URBANAS Je impone la obligación y le confiere la A facultad de ser también colaborador del B -Alcalá, 153. 113. -Fiienearra! destino de la comunidad de que forma C -Atocha, 59 (plaza Anión Martín) parte. B -Toledo, 53. S C. M A S f l S 6 BS LA MAÑANA. PAG. se ha transformado de individual en co- lectiva, y la constitución de tipos (Je intereses potentes y activos es quizá el pu, n- to más grave de la crisis. Se trate de Sindicatos patronales y obreros, de trusts económicos, ele grupos profesionales o sociales, algunos tíe los cuales están inclusa ai servicio del Estado, estas organizaciones han adquirido una apetencia que les permite pesar sobre el organismo y la vida úo la nación. En lucha con estas- fuerzas colectivas, a menudo anónimas y que a vece: con un título u otro, desbordan las fronteras del país, corno también los limitas cíe su competencia, el Estado demccráíico, nacido de las normas liberales del gio XIX, consigue difícilmente do- minar tareas cada día más vastas y más Sin duda, la doctrina de la Iglesia re. comienda la existencia en el seno de la. nación de esos cuerpos intermedios qu. 3 coordinan los intereses profesionales y facilitan al Estado la gestión ds los negocios del país. Sin embargo, ¿osarán alabarse de servir la causa ele la paz interior estas organizaciones, si para la defensa ds los intereses ds sus miembros, en lugar ds recurrir a las regias del. derecho y del bien. corará, e apoyan sobre la, fuerza del número organizado y. sobre la debilidad aje- na? El mismo sentido cristiana tíe desinterés en el servicio, de respeto a los deberes de justicia- y de caridad se requiera también para sus fines propios. Y si los responsables cié estos organismos no saben ensanchar su horizonte hasta las perspectivas de la nación, si no saben sacrificar su prestigio y eveníualmente su ventaja inmediata al real conocimiento de lo que es justo, mantienen en eí- país un estado de tensión nocivo, paralizan el ejercicio del poder político y comprometen finalmente la libertad ele los mismos a quienes desean servir. Hasta aquí el Papa. Y ahora preguntamos nosotros; ¿Puede estimarse como tolerable que la autoridad consienta en estos casos que la actitud y criterios interesados de estos individuos desarraigados de la- comunidad y de estes grupos cíe presión vueltos de espaldas a ¿os fines superiores cíe la sociedad se impongan y circulen, cerno si se tratase de la (verdadera opinión pública? ¿Responde en- tonees esta opinión publica a su primera finalidad y a su principal función? ¿Merece tan siquiera el nombre ds opinión lJ? XESM 03 tES KO DE LA TERIPSRATUEstas consideraciones nos llevan de la mano a descubrir la función especifica, Ja naturaleza auténtica de la opinión pública. La verdadera opinión pública no es i puede ser otra cosa que uno de, los medios a través da los cuales los ciudadanos participan de algún moflo en la gestión de la cosa pública. Por consi ¿misnte, y de acuerdo con esa naturaleza, decíamos ya en el discurso de Alicante que la opinión pública había de ser un gsan acumulador de afanes de coopera- ción, un órgano consultivo cuyos pronunciamientos puedan servir de orientación a los que gobiernan, un sistema de señales que no pueden despreciar los Poderes públicos, una de las partes del diálogo cus facilite esa tan necesaria simbiosis entre las esferas de mando y ios ciudadanos, un instrumento d e frenos morales para cuantos integran- la comunidad ¡individuo, instituciones y- Estado, y un termómetro de la temperatura, moral de su país En buena lógica, pues, opinión pública y autoridad no son dos factores opuestos, sino complementarios. Romper la. comunicación entre uno y otro es atentar contra la- unidad- y la estabilidad del orden social, y político. Pero reducir las funciones sociales de la opinión pública al- enjuiciamiento crítico de la autoridad, a la crítica negativa y olvidar que, ante todo y sobre todo, es órgano de colaboración con la autoridad en orden a la- más recta, gestión de los intereses públicos; desconocer que aun en aquello en jue es preciso oue manifieste su disconformidad, sus pronunciamientos han de estar presidiflos por un noble s. fán de signo positivo, de critica constructiva; eliminar de su campo de juicio- toSá- esa dilatada Eona E -Serrano, 32. F -Martines de Uraiiijo, I G -Montera, 46. H -Femando VI. 23. -Bravo Miiriíla, 122. j -Fernández, áe los Síos, 2. 11 -Avenida fie losé Antonio, 61 y L -Plaza- de Sania Cruz, 2. M -Gaya, 40 N -Ibiza, 8. O -General Mola, 267. P -Bravo Mnriüo, 252. Q -Veláztjuez, 91. B -López ele Hoyos, 103. S -Paseo de las Delicias, d. T 170 Sucursales y Agencias en la Península, islas Canarias, Baleares y Marruecos. Servicio Extranjero; Alcalá, núm. 22. Oficinas. en, p arís, Londres y Tánger. Capital social del Banco de Bilbao Pías. 300.000,000 Capital suscrito y desembolsado 280. S 79.000 Reservas 624.000. COO Capital desembolsado y -reservas 804- 679.0 G 0 (Aprobado por la Dirección General de Banca y Bolsa con el número 1.747. En el sorteo anterior pagó las 400.000 pesetas, del primero. En el de ayer ha vuelto a dar el gordo, número 7.232, aproximaciones, centenas y otros premios, en total, cerca de 2,000,000 de pesetas. La suerte está en la Administración número II de Jsss i i l p í i Ü 8 ríi 5 SEVILLA Pídale las nueve caries del Kiño y podrá- -ganar 38.00 C. OCO, í los Estados democráticos, porque- -aña- OPINIÓN PUSUCA TJn conocido escritor liberal norteamericano, en un libro titulado La decadencia de la clernocracia liberal publicado recientemente después tíe un largo viaje por Europa, resume así los rcsu. it 8. dos del entendimiento liberal de la opinión pública y las consecuencias de la utilisación y aplicación que- tís ella hizo el liberalismo: Donde el. Gobierno- -dice- -se deja dominar por la opinión de las masas, surge una morbosa perturbación ds las verdaderas funciones que le cumplen al Poder. La perturbación preduce un- debilitamiento que raya con la paralización sobre la capacidad de gobernar. Esta paralización es la causa de la catastrófica decadencia en aue se ha precipitado el mundo occidental y si no se la contiene y rechaza, puede acabar acarreando su fin. La triste verdad es qus la opinión pública se ha mostrado cíestrasteramente equivocada en todas las coyunturas históricas importantes. El pueblo ha impuesto sobro ios gobernantes- una política y una conducta enn frecuencia contrariés a la que los gobernantes mejor informados considerE- ban más sabia y prudente. Salvo excepciones tan raras que pueden interpretares, como milagros, los políticos demócratas son homore intimidados o inseguros que sólo pueden avanzar políticamente sobre un camiro empedrado c s falsedades, promesas, seducciones, sobornos, debilidades y cohechos. Los políticos justifican tai esclavitud con el argu mentó de que en una democracia los hombres públicos son servidores CÍE! pusblo; i. pero cr: ta desv- italizrx) n. dol poder R- aborI r. amsníal es fie hecho la enfermedad tíe