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ABC MADRID 24-11-1955 página 27
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ABC MADRID 24-11-1955 página 27

  • EdiciónABC, MADRID
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M nuestro espíritu inconmovible a la Idea de una posible- atomización de los servicios. ¡No faltaba más! ¿Se inventaron y realizaron? pues nuestros son ya el teléfono, la radio la televisión, el teletipo, la telefotografía, el radiogoniómetro, el calculador electrónico, el radar y tantos otros adelantos de las técnicas de las telecomunicaciones. No nos cuesta demasiado su utilización. Sin emUY temprano, la mayor parte de bargo: ¿ha pensado alguien lo que cuesta los dias, el hombre activo aplica poner en marcha todo ese aparato? un dedo al disco numerado del Asombra la trascendencia de las comuteléfono y marca seis cifras. Inmediata- nicaciones en la vida de los pueblos. Para mente se pone en comunicación con su hacernos una idea aproximada de su immundo. Tal vez abre el receptor de ra- portancia, basta la noción de aquellas redío para oír las primeras noticias miengiones apartadas de la conversación unitras se afeita. Luego, con el desayuno, le versal; selvas del Amazonas, los polos, los sirven los diarios matinales y 3 a corres- desiertos, las altitudes del HimaJaya. Espondencia. Esta última incluye posible- pantoso silencio el de esos rincones del mente un telegrama, un radiograma, un mundo, que se nos antojan colosos sin cablegrama. Ya está nuestro hombre en habla, incomunicados. contacto con todo el mundo civilizado. La Una suspensión, aunque fuese momencosa es bien sencilla, en apariencia. tánea, de los sistemas de comunicaciones, (Para llegar a esa sencillez aparente fueseria suñciente motivo de graves alteraron necesarios muchos esfuerzos y no po- ciones en el ritmo vital de un pueblo, pues cos sacrificios. Antes del maravilloso disco que nos facilita el acceso al tímpano de nuestro interlocutor, fue el avisador a mano con intervención de la central telefónica. Y mucho antes, la misiva, el recado y el mensaje por medio de luces. Sin desvelos de la ciencia ni progresos de la técnica, los hombres comunicarían sus novedades con nubéculas de humo intermitentes, de las que se valían los indios comanches. O poco más. Es curioso cómo el hombre moderno se adapta insensiblemente a los beneficios del progreso y se apodera de las comodidades de la técnica. Parece la cosa más natural del mundo que la luz renazca optimista y servicial con sólo oprimir el interruptor más oróximo. Sí los ñíamentns de la lámii i i min l in -cn. oiio iiiutiiab. ps i i mis 11.11.1 diJ i n 4 p eniisto pod -a h i, n t, i irn rattstio 1 pam Mic- tro i dp. íl RO d (s, ui IL irchi r cii. d. l p iclcn H i 1 if ios anti J ¿pjr I i io ibtcl 1 Vwui ¡i i i u i,li r id i ín ilib 1 M Iluitio t f pij a ci a HPPSlio lifiivuto i iti. i éste quedaría bajo la amenaza de perecer estrangulado. Los movimientos revolucionarios, la maquinaria de una guerra dirigen inmediatamente sus poderosos bíceps de acero al tendón de Aquilea de un país, que son las comunicaciones. La Exposición de las Telecomunicaciones que se celebra actualmente en el Retiro madrileño es un reflejo exacto, certero, del carácter decisivo de los vehículos de expresión a través de la distancia. Nos parecen hechos simples la audición de un concierto que se celebra en Flladelfla, desde una poltrona de nuestro hogar, la conversación telefónica con un cliente de Tokio, la comunicación con los pasajeros de una aeronave intercontinental. Mas a la vista de algunos resortes de ésas perfecciones de la técnica quedamos maravillados. Esto acontece en el certamen organizado por los miembros del Comité Ejecutivo del X Centenario de la Telecomunicación. Como dicen muy bien los técnicos que asumen la responsabilidad de la Exposición, pueden admirarse en ella, a pe- L on d sas ic n sube de pi i: nanoc i i c 1 cobii n t sai del íeduc 1 ipacio los un i i estañante períí cciondmlentos que se lonen alcanzando y su contraste con algunos elementos primitivos. Entre los diversos mecanismos, muchos de los que se exhiben son de fabricación española. Para concluir, hemos querido registrar una de las noticias de la Exposición: dentro de pocos dias será, inaugurado en Madrid un servicio automático de comunicación de la hora por teléfono. Bastará on marcar tres cifras. Con lo que el hombre activo puede concluir el día como comenzó, extrayendo del disco telefónico la hora ñnal de su jornada.

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