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ABC MADRID 24-11-1955 página 23
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ABC MADRID 24-11-1955 página 23

  • EdiciónABC, MADRID
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que la Revolución de Cádiz, con esa mezcla de elementos tradicionales y revolucionarios, no supuso una ruptura total de la continuidad histórica, sinn que, en gran parte, se nos ofrece como la cumbre de un proceso que se desenvuelve a lo largo de los siglos XVI y XVII, y más inmediata y acusadamente en la centuria que le precedió que es lo mismo que había dicho Toreno con su ciega parcialidad liberal de que el edificio que habían levantado se acomodaba mejor al progreso del siglo y a los usos, costumbres y membranzas de las primitivas monarquías de Espalia Craso error pues, como dice Sempere y lo demuestra la compulsa, la Constitución publicada en Cádiz estaba copiada casi enteramente de la francesa de 1791, pero más democrática y para imitar más al modelo hubieran llegado aquellos liberales a los sanguinarios extremas que en Francia. El escritor Fernando Soldé villa, en una conferencia que pronunció en el Ateneo de Madrid en el curso de 1888- 89, que fue un canto exaltado y entusiasta a las Cortes de Cádiz y de glorificación de sus oradores liberales, dice: En España, de las Cortes Constituyentes no se dedujeron tan terribles consecuencias (se refiere a guillotinar a los reyes) sin duda porque los revolucionarios españoles no sospechaban la conducta que habia de seguir Fernando VII después de su liberación, que a comprenderla acaso hubieran ido tan allá como los revolucionarios franceses. En el reducido marco de la ciudad de Cádiz, con gran parte del territorio nacional ocupado por el enemigo y la mayoría de los españoles empeñados en dura guerra para desalojarlo de invasores, que no era la vida muelle de los liberales de Cádiz, unos cuantos agentes de la revolución y de la masonería, que no representaban a España, se propusieron y consiguieron darla una Constitución que nadie deseaba ni entendía. ¿Qué ceguera- -dice un autor- se apoderó de aquellos patriotas para aprobar, casi unánimemente, una Constitución que aceptaba las ideas del enemigo? Otro contesta: A pesar de la repugnancia de muchos diputados, tal vez del mayor número, se aprobaron esas leyes fundamentales por medio de la gritería, amenazas y violencias de los que asistían a las galerías. con que se imponían y aterraban, y a lo que era verdaderamente obra de una facción, se le revestía del especioso colorido de voluntad general. Y Sempere: Se quería hacer creer que la nueva Constitución era obra de la voluntad general de los españoles, cuando en realidad sólo era el resultado de las intrigas de una facción, concebida y preparada por escritos incendiarios y por los gritos y desórdenes de hombres sediciosos y sin moral, que ocupaban las plaza las galerías y las tribunas de las Cortes para aplaudir y silbar e imponer silencia a los que intentaban oponerse. Y para realizar esa obra revolucionaria, que era lo que les interesaba, descuidaban otros menesteres mucho más importantes para la salud de la Patria. El imparcial Gómez de Arteche dice en su citada obra: Así hemos visto que a veces parecian olvidarse (las Cortes) de los trances, no poca desastrosos, de la guerra, por entregarse los ánimos a la lucha política y, sin embargo, lo que verdaderamente urgía para evitar los males que tales circunstancias hacían temer era el mantener y aun aumentar la fuerza que luchaba por la independencia nacional y por la conservación dé nuestro poderío en los campos de batalla. Para las Cortes importaba más el trasiego de los regentes o su reemplazo en uno u otro número, la ley de imprenta, la vida o la muerte de la Inquisición, la de ¡as Ordenes monásticas y la incorporación de sus bienes al Estado, que la organización de las tropas, su armamento y la elección de los jefes que las condujesen a 1 victoria Toreno califica a las de Bayona de simulacro de Cortes sin p e n s e r ofuscado por su fervor revolucionario, que las de Cádiz adolecían de semejante vicio. El de aquélla! era su 1 origen espúreo, pues en lo demás Napol e ó n seguramente bien aconsejado por quien conocía y respetaba nuestras leyes, convocó a los que debían ser oídos, concurriendo 20 diputados nombrados por las provincias que se vieron obligadas a obedecer y otras personas que representaban algo en la gobernación del Estado, en total 11 grandes de España y títulos del reino, 19 consejeros y magistrados, siete militares, ocho eclesiásticos, c u a t r o frailes y 41 ciudadanos. En la convocatoria de las de Cádiz se infringiePanteón de hombres ilustres, Madrid. Mausoleo donde reposan los r o n abiertamente restos de los liberales Muñoz Torrero, Aruuriiei, ajatrava, Alvares Mendizába! Martínez de la Rosa y Olóxaga. (Foto Portillo. las leyes españolas, se introdujo la novedad de los suplentes asignados por la que estalló a nombre del rey Borbón. a los Regencia- ni el mismo rey tiene facultad gritos de viva el rey, contra el parlamenpara nombrar diputados en Cortes, sino las tarismo y el liberalismo que fueron las provincias dice el regente Lardizábal- y causas auténticas del desafecto y de la seconculcaron claramente sus diputados, al paración. erigirse en Convención soberana, varios de Como esta obra de secesión no la pudielos términos de su juramento y entre ellos ron dejar terminada al abolir Fernanel de guardar las leyes de España, sin do Vil la Constitución, y como las provinperjuicio de alterar, moderar y variar aquécias americanas se iban apaciguando y ta llas que exigiese el bien de la nación que vez lo hubieran sido por completo de enno es lo mismo que plagiar las de la Frantrar en acción el Ejército expedicionaric cia revolucionaria que el mismo Napoleón preparado en Andalucía, los liberales y mahabía abolido. sones que habían actuado en Cádiz preparando la revolución de 1820, creando AlcaPor eso se han tildado de ilegitimas las lá Oaliano, alma de esa revolución, la loCortes de Cádiz y, por tanto, nula su obra. gia Taller Sublime, y actuando cerca del Lardizábal dijo: ¿Quién creerá que las general Riego, haciéndole faltar a sus deprovincias que no han enviado sus dipuberes militares. Un autor dice que es cuestados se han de conformar con reformas tión averiguada que la masonería americasustanciales y con una Constitución hechas na colaboró en la revolución peninsular de por hombres a quien ellas no han dado 1820, ya que el pronunciamiento favorecía encargo, facultad ni poder para hacerlas? los planes de independencia de los ameriLegítimas o ilegales, el caso es que sus canos. Y Agesta, en su citado libro, conautores lograron que las Cortes de Cádiz firmando la idea, dice que se perdió toda hicieran en España la misma revolución América española porque el Ejército que que en Francia, dejando la semilla de las había de pacificarla creyó más importanencarnizadas luchas políticas, de la inestate proclamar la Constitución de 1 812 que bilidad ministerial, de las guerras civiles, conservar el Imperio español del bochorno de las dos Repúblicas, y del atraso en que hemos vivido durante más Esta es la obra de las gloriosas Cortes de un siglo hasta 1 que nuestra Cruzada, de Cádiz y lo que España debe a sus autodesembarazándose del lastre de Cádiz, ha res que, por lo demás, casi todos fueron, reanudado la historia nacional en el punto en la posterior época constitucional, jefes, que la dejó el insigne Jovellanos. de Gobierno, ministros y grandes persona (Pero aun provocaron otro desastre aquejes, y alguno de ellos, como el divino llos revolucionarios refugiados en Cádiz, Arguelles, Gran Oriente de la masonería cual fue la separación de las provincias en 1843; pero en aquel tiempo- -dice Toespañolas de América. Lo demuestran aureno levantáronse los pechos de la mocetores españoles y lo dice Charles Maurras dad no eran más que unos jovenzuelos en el prólogo del libro del francés Mario inexpertos, sin más preparación cultural André titulado El fin del Imperio español que los discursos incendiarios y revolucioen América publicado en 1922. Dice Maunarios franceses. Toreno tenía veinticuatro rras: André ha hecho refulgir la verdad años; Martínez de la Rosa, veinticinco; histórica desenmascarando los sofismas que Calatrava, veintinueve, el divino Argüehan imperado casi durante un siglo... ha lies, treinta y dos... demostrado que esta revolución no lué ocasionada por el absolutismo de Madrid, sino M. C. de F.

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