Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 15-11-1955 página 23
ABC MADRID 15-11-1955 página 23
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 15-11-1955 página 23

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página23
Más información

Descripción

estos versos A una esperanza que le salió vana Quien mis cadenas más estrecha y cierra es la inocencia mía y la pureza; cuando ella sube, entonces vengo a tierra... C UANDO fray Luis escribe el Libro de Job ha transcurrido mucho tiempo de su vida; parece lejano el poeta, contemplador gozoso de la llanura de tonos grises desvaídos en interminables perspectivas; un tinte de profunda melancolía impregna cada una de sus páginas; resulta, por esto, difícil identificar 1 grave escritor de este opúsculo con el sereno interrogador de ¡as estrellas. El libro- -nos advierten los avisados- -fue escrito en varias tentativas; como si el cansancio le venciera y fuera preciso parar, lapso de calma necesario, tras largo, camino. Sobre la figura del viejo y désvalido Job, antes gozador de bienes y fortunas, vierte fray Luis larga diatriba contra la riqueza del codicioso, contra el favorecido por injusticia, contra el poder maquinador de la envidia, contra la inteligencia cerril, contra los que aborrecen y persiguen. ¿Por jué esto? La mirada ya no se perdía en imágenes sensoriales, tan felizmente recogidas para sus otras obras, sino que, al hacerse interior, adquiría una profundidad y una amplitud dentro del alma, como por una selva escondida, sin apenas luz, sin otro rumor que las aguas de un torrente, perdidas al ñn en el mar del desengaño. Entre teólogos y escoliastas, IÍUmularios y logreros en el parvo mundo de las escuelas y de la calle, íray Luís cruza altivo, con gesto de terrible dolor, acaso también de orgullo. ¿Qué se hizo de la poesía de la calma, del equilibrado sentir, alisándose a celestiales alturas? H a b í a aprendido mucho combatiendo y haciendo cara, queriendo ser grande, señor, valeroso, altivo hasta tocar las estre- Con Dámaso Alonso, llas. Y en esta hora- hora del Libro de Jub -han quedado tantas cosas, que se ha agostado el alma con tantos ábregos, que la fe cristiana y el estoicismo encienden antorchas para iluminar en la vejez. La lección de apertura del curso académico en la Universidad ha correspondido este año a Dámaso Alonso, critico, poeta, maestro. Desde sus estudios de Góngora, por citar tan sólo uno de Jos hitos de su carrera, hasta hoy, Dámaso ha estado presente en nuestra poesía, en nuestra crítica, en nuestra investigación literaria, con la innovación de la técnica, con la seguridad y el depurado sentido de una estética suya persottalísima. Muchas veces se han escrito discursos académicas meritorios; pero éste, sobre fray Luis de León, dejará constancia entre los mejores. Es la prosa jugosa y rica, de vocablo preciso, palpitante de vida y pensamiento; es la selección- -no puede usarse otra palabra- -de poesía y vida. Ni un solo lugar común, de los mu- chos que con buena intención leemos en historias, manuales y estudios. Lo importante, lo más del estudio de Dámaso Alonso ha sido la pureza, la recta intención, el juicio, el metódico penetrar en la escondida senda, tan espesa, de la poesía, al margen y no desintegrada de la vida misma. Según eso descubrimos un fray Luis no meramente limitado al reposo y a la calma, como se había visto; acaso esto era y vivía como sobrehaz del agua, mientras la agitación persistía en el fondo; lo que se busca son los rasgos individualizadores, lo que nos queda más allá del precepto de escuela; la pureza originaria, en suma, de su creación poética; ir recortando para quedarnos con su centro original, lo que es núcleo y médula. Para eso hay que separar mucho de fray Luis de Lean las poe- Triste apelar éste a la pureza y a la intención de sus acciones frente al conflictode teólogos y comentaristas. Si de veras tratamos de analizar nexos de personalidad, sentimiento y acción; es decir, si queremos conocer la biografía íntima y entrañable, estos versos nos serán útiles. Aquí, contra un juez avaro el climax ascendente de la emotividad vibrará, suelto el caudal de retenido dolor, de sopesada amargura, Va no es, a vueltas de estas búsquedas, representante tan sólo de la beatitud; el engaño agudo, el odio cruel, la envidia en rostro amigo, usando sus propios dictados, turban esta calma, agitan los fondos del dormido remanso. Claro es que se le ofrecen varios recursos: el de la fe, el asimiento al manto de la Madre, el amparo nacido de la piedad de sí mismo, y cuando esto no baste, la consideración del pasar. ¡Ay (ni tendrás cla vada. la rueda, aunque rnás pu das, voladora del tiempo hambriento y crudo. T ante esto, ¿dónde quedó la beatitud? ¿Creyó Menéndez Pelayo ser común denominador de la obra, o se refirió, según parece y asi lo afirma Dámaso Alonso, a una parte de ella? En la fiesta de T o d o s los Santos n o s imaginamos al p o e t a contemplador del cielo no de estrellas y luceros en la noche quieta, sino de la trabada y poética teoría de santos, ángeles, arcángeles y serafines, glor i o a a milicia celestial en torno a Cristo y a la Virgen, de m á r t i r e s y sabios doctores, que supieron unir ciencia divina y humana, y esta visión se produce en el sosiego del anochecer, en la blanda luz de la tarde cadurante I lección d apertura del curio académico en la Univer- yendo sobre dilatasidad. (Poto Sanz Bermejo. das tierras castellanas. La quietud nos sias atribuidas, las sugeridas por razones gana y relaja la tensión de nuestros dode afecto y gratitud, las inspiradas en la lores. Quedará, sin embargo, el recelo de habitual religiosidad y sentimiento patrió- vivir. No hay cosa en la vida- -nos dice tico, las que expresan armonía, calma, bea- en el Job- -tan llena que no tenga malos titud. En fin de cuentas, después de esta pasos, y en este mar del vivir, cuando está criba, nos quedamos con siete de las vein- más sosegado ha de ser más temido, que titrés originales. En ellas se. descubre un en su calma hay tempestad, y en su quieposo de desasosiego, de dolor, de desespe- tud y sosiego encubre en sí furiosas olas ranza, muy lejos de la nota templada y más que empinados montes. serena. Se descubre, por ejemplo, bajo la Dámaso Alonso ha escrito un discurso melancólica evocación de los colores del maravilloso, lleno de sugestionas poéticas, cielo, en el paisaje de otoño de la oda a de elegantes y piadosas consideraciones. Gríal, honda y dolorosa sima donde el poe- Dichoso el poeta que ha logrado tener por ta ha caído, partido el plectro, quebradas comentarista a otro, capaz de penetrar por las alas. Coincide el momento poético con la inextricable senda, apartando hojarasel de su cárcel, y en largas horas de medi- cas retóricas y puros tópicos, para llegar a tación, la mirada interior descubre su de- la luz espiritual de la vida interior. Ha bilidad para defenderse del desatado tor- salvado de cárceles, hierros y mezquinabellino. Escolástico en la teología, plató- dades valiosos tesoros. Admirable lección nico en la poesía, una luz muy clara ilu- la del crítico, poeta y maestro. mina su alma desde la belleza concreta a la abstracta; la lucha queda expresada en José M. a CASTRO CALVO

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.