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ABC MADRID 15-11-1955 página 3
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ABC MADRID 15-11-1955 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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D Í A R I O1 L U S T R A D O D E INF O R M A C JO N G E N I ER A L FUNDADO EN 1906 POR PON TORCUATO LUCA DE TENA STA unánimemente admitido que las Repúblicas americanas son jóvenes. Claro que esto de la juventud tratándose de entes colectivos como las naciones, es un valor metafórico y político mucho más que real o fisiológico. Realmente, la humanidad tiene en todas partes la misma carga milenaria de años. Esas juventudes nacionales se fabrican, en último término, empezando a contar desde donde conviene. Pero la verdad es que todo enero viene detrás de un diciembre, aunque nos divirtamos poniéndoles a los mes ¡es otros nombres y otros números á los años, como hizo la Revolución Francesa. Me imagino que la querida y entrañable Argentina se siente otra vez recién nacida. No sé si ha establecido ya calendario nuevo; pero moralmente supongo que se siente en pleno año uno estrenando vida y numeración. Yo estoy muy dispuesto a reconocerle a la Argentina que está otra vez remozada y jovencí sima. Pero la juventud no es una cosa que se puede administrar a gusto y tener para esto sí y para esto no. Se es o no se es joven, con una indivisa plenitud de ser. Si se es joven para el amor, se es para la inexperiencia. Y el que alega juventud para disculpar vehemencias ha de incluir en su alegato cierta humildad para recibir consejos. Porque España no. juega a ser joven. Nuestro almanaque no disimula los años de Cristo. Yo, personalmente, tengo el pelo blanco, y además de vivir en un rincón que no disimula, sino que festeja sus tres mil años de edad, he conocido una Monarquía, una Dictadura, una Reuna monarquía, una uictaaura, una Kepublica, una revolución, una guerra. Me considero, pues, un experto en cambios y agitaciones. Me niego melancólicamente el derecho a la aventura, pero me concedo el derecho a la advertencia. Porque el habei; sido espectador de tanto cambio me ha llevado a la conclusión de que no hay nada más difícil que trazar el límite entre esa juvenil y saña ufanía que quiere volver a empezar y esa monótona reincidencia que se resuelve en vol ver a empezar lo mismo otra vez Porque me permitirá esta vehemente Argentina, joven de siglo y pico, o si quiere niña de mes y medio, que un gaditano que no se tiñe sus tres mil años, le insinúe si no será volver a empezar más que empezar sencilla y gloriosamente, eso de cerrarle a gritos los teatros a Lola Membrives, Palitos o Tita Mefelo. Me permitirá que le diga que, como español, me sé de memoria el mecanismo psicológico de ese estilo. Y no deberi tomar a mal lo que les diga Entiéndanme bien. Que los excesos pasionales de los americanos a m i m e conmueven como a; Polichinela le conmovía la joroba de su hijo, que certificaba su legitimidad. Cerrar teatros, quemar conventos o volcar ABC tranvías son cosas que, aunque parezcan cargadas de motivación ideológicas, tienen poco que ver con ningún estricto programa conceptual, y pertenecen plenamente a la gimnástica de toda revolución hispánica. En todo cambio de raza española se produce, ante todo, un sentido deportivo de vacación y de asueto que después de cumplir su estricto quehacer- -manifestación, plebiscito, motín o lo que sea- -trata de prolongarse con cierta inercia de holgazanería estudiantil. Echarse a la calle es un ejercicio revolucionario que se inicia como un acto positivo: y que luego se prolonga negativamente buscándose objetivos artificiales por el gusto de no vplver 3 casa Hace siglos que toda manifestación de masas hispánicas termina con un señor que asomado al balcón, ruega a sus devotos delirantes que se disuelvan y retiren con orden Inmediatamente los devotos se retiran, rompiendo escaparates o Cerrando teatros. Cualquier régimen hispano se instaura así ensayando toda el: repertorio de la psicología racial en sUs veinticuatro horas iniciales: que se lléMn indefectiblemente de una primera apoteosis y una primera desobediencia. Una vez en la calle, el pueblo tiene que prolongar su jolgorio haciendo cosas que sobreexciten plásticamente su ufanía de cambio y mudanza Lo primero son las estatuas, las banderas, los retratos. Pero desgraciadainente todo esto se a c a b a ronto A u n q U e el e g o i a t r i c o régimen füé profuso en réeítr. en de Perón íüé nrofusoW esas abundancias fotográficas y heráldicas, no ha habido repertorio bastante, por lo visto, para entretener los veinte días de asueto que se concede toda masa jubilosa y renovadora. Y entonces se ha acudido a este novísimo expediente de convertir los escenarios en órganos de derecho público y cargar a los caricatos y a las actrices de significaciones trascendentes. Yo no sé lo, que hayan hecho DlAR 1O 1 LUS T R A D O DE INF O RL M A G 1 O N C EN ERA a- LA JUVENTUD Y EL CONSEJO esas actrices y res además de comedias, pero me parece evidente que los teatros han sido escogidos para estas violencias sencillamente por una ley de menor resistencia: porque están más a la mano, con fachadas luminosas y taquillas abiertas, y porque el viejo derecho a la protesta literaria da muchas facilidades para desplazarse hacia la protesta política. Yo creo que toda dictadura moderna, con la enorme extensión que la técnica concede ahora al Poder, tiñe toda la vida de un país. Cuando cae una dictadura todo un pueblo está incurso en delito de aplauso, vítor, saludo, desfile, visita y complacencia. Las actrices han dilapidado, seguramente, esas lágrimas y sonrisas de que ellas son tan, pródigas. Pero los funcionarios públicos han jurad fidelidades los financieros han cenado con ministros; los párrocos han pedido para esto y lo otro; los transeúntes han hecho los madó. No creo, la verdad, que la Malquerida que hacía nuestra g- ran Lola fuera más peronista que: los negocios que hacía aquél ó los editoriales que escribía el otro. En una dictadura difundida con las modernas técnicas de penetración, todo un país aparece tan gubernamental que nadie sabe quiénes son los gubernamentales. Lo que ocurre es que los negocios o la política y hasta los cargos públicos se traspasan, en silencio, dé bando a bando, de color a coló- Pero los teatros están ahí, provocativos y fáciles. Son Tulleoas sin guardias. Y las actrices se asoman; a cuerpo limpio, a la escena como reinas sin escolia. Pero no se trata de escoger víctimas fáciles, sino de hacer cosas serias. Espero que la Argentina, que quiero y admiro permitirá a este viejo gaditano, al que siempre le fue antipática la loca arbitrariedad peronista, que le traslade algo dé sus inquietudes de experto en cambios y renovaciones. Sean, por Dios, desmemoriadas. No investiguen, como reyes de armas, genealogías y anti güádades. No d e p u r e n inacabablemente. No hagan exiliados que la murmuración es mucho mejor tenerla a la mano que desplazarla al extranjero. No carguen de sentido político las cosas de la vida para que, luego, el regreso de aquel escritor y la ovación a aquella actriz sean el tiro por la culata de los malhumores primerizos. Y, sobre todo, dejen tranquilos a los teatros... Que lie- Igará pronto el día en que, hartos de tanta política, lo que querrán es divertirse. Y ep molesto encontrarse entonces con que se ha comprometido uno á dar A las diversiones sentido político. José María PEMAN de la Real Academia Esnañota

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