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ABC MADRID 02-11-1955 página 15
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ABC MADRID 02-11-1955 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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EL TEMA DE NOVIEMBRE CEMENTERIOS DE HACE VEINTE SIGLOS Por A, GARCÍA Y BEUIDO Fragmento 4 e una estela funeraria, conservado en el Museo de Burgos, fii difunto, representado a caballo, lleva escudo y lama y va precedido por su sirviente, portador de un hax de jabalinas. un mo o exactamente igual al vivido hasta entonces en su casa. Mas, pese a esta monotonía, no es raro encontrarse también ante bellas variantes del esquema transcrito e, incluso, composiciones poéticas de rico contenido huma no, religioso, escatológico, moral, desarrolladas en bellas y correctas formas métricas. Nuestro propósito ahora es dar a conocer al lector algunas de las más bellas de estas composiciones poéticas funerarias halladas en el solar de la antigua Hispa nía. Naturalmente, con la traducción y, además, en prosa, se pierde toda la belleza del verso latino, pero queda el concepto, que es, en nuestro caso, lo que más importa! y Comencemos con este conmovedor epitafio hallado en Cádiz (la antigua Oádlr o Oades cuyos versos nos cuentan la doble desgracia de unos padres al perder sucesivamente a dos de sus hijos pequeños: Este túmulo contiene dos prendas queridas para sus padres. Los nombres de ellas tóense en la Inscripción. La suerte recayó primero sobre el nulo, mas el negro hado renovó las terribles heridas aun no erradas y la niña (joto, fue éste un dia aún más aciagoi) hasta poco antes aun sana, es ahora ceniza. Festiva, de one anos, y Sodalis, de uno, aquí yacen. Séales la tierra ligera. Esta tumba es el último regato de su padre Bogatus. Tragedia similar nos cuentan tos sentidos versos de otro monumento funerario, de Cartagena datable en el siglo I antes de Cristo; dicen así: Mira, oh viandante! cómo yacen aquí reunidos los reatos mortales de una hija y de su madre, arrebatadas ambas de la vida por la amarga muerte. Bl cruel, que todo lo puede, se llevó primero, de entre los brazos de su madre, a la tierna hijita. cuánto hubo de llorar está madre a una niña tan prematuramente arrancada de la vida, dlcelo el hecho de que asi como la honró con su llanto y con este sepulcro, ella misma, presa del dolor, entregó su alma. A los veinte afios murió la pobre Paulina. Fue enterrada en un lugar que corresponde a la actual Benlloch, cerca de Tarragona, donde se h a l l ó su lápida en 1913. Paulina vivió en el siglo n de la Kra. La inscripción que BUS padreB l o s romanos iludientes adumbraban a colocar obre ras sepulcros e! retrato de los difuntos. Aguí reproducimos el impresionante fragmento de no de eflos, descubierto en Mérlda hace pocos años. S ERIA, de cierto, prueba de mal gusto el tratar de formar en un articulo como éste una antología de letreros sepulcrales modernos. Pero el tema se convierte en materia de curiosidad, y hasta de erudición, si, poniendo de por medio un lapsus de un par de milenios, nos preguntamos: ¿cómo redactaban tos epígrafes mortuorios aquellos españoles que nos precedieron hace unos veinte siglos? Todos sabemos cómo se redactan ahora las esquelas de defunción, meros formularios en los que no hay otra cosa que hacer sino rellenar huecos con nombre, edad, domicilio, etc. La muerte es un percance inevitable y vulgar (es, con el vivir, lo más vulgar y corriente que existe) y no debe exigirse mucha originalidad en dar cuenta de un acaecer tan machacona mente repetido. Lo mismo cabe decir de nuestros epígrafes funerarios, de esos que vemos en ricos mármoles o en humildes hojalatas pintadas dé negro y dorado. Todo pura vulgaridad también. Entre tos hispa norromanos de hacia tos tiempos de Cristo o poco después, las fórmulas eran, por lo común, tan uniformes como las nuestras. 8 e comenzaba con las siglas D. M. 8. Dis Manlbus Saerum alusivas a tos dioses buenos, los Manes, que como, genios subterráneos o infernales di inferí hablan de ser los protectores del muerto en su Última morada. Después se inscribía el nombre del fallecido, algunos datos dé su vida, edad, condición, oficio, etc. y, finalmente, se hacía constar el nombre del que le había hecho la- sepultura (padre, amigo, hermano; heredero, etc. Como final era corriente terminar con la fórmula ritual sit tibí térra levis que vale en castellano como séate la tierra leve o ligera, o poco pesada, en un sentido no del todo simbólico, pues era creencia general que el muerto seguía viviendo en su tumba de 8 aro 6 fago romano pagano d oomlMm del ifllo IV. ti ieefltpe, la do tftiádénét dé 101 esposos dentro de un CÍPOUIO qu ostlen la figura ti OoMum (el ol lo) II s peof g oontepva en Covappubia (SÚPOOS) y noiep- a loa Petto dé doAa Sanoná, ipo a dM Son é f pn n QonxAl

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