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ABC MADRID 29-10-1955 página 18
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ABC MADRID 29-10-1955 página 18

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. SÁBADO 29 DE O C T tJ B E E DE 1955. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 24 KD 1 TORIAI PRENSA ESPAÑOLA S 08 CBIPC 1O N DE A B CJ MADBID Y PROVINCIAS. TRES MESE? 78 pta. REDACCIÓN Y ADMINISTRA CION: SEHBANQ. 61. MADRID. APAHTADO NUMERO. 4 X TELEFONO 25 19 59 del triste período republicano, supone una garantía de continuidad en el esfuerzo y en la ilusión, a la vez que la seguridad de que no habrán de repetirse los errores ni las claudicaciones qué dieron- paso a la tragedia. UNIDAD CONSTRUCTIVA En el discurso que él ministro secretario general del Movimiento pronunció en el acto de inauguración de la nueva Casa Sindical, cuartel general del sindicalismo español el Sr. Fernández- Cuesta dijo estas certeras palabras: Pasaréis- -se dirigía al Jefe del Estado, allí presente- -a la historia por muchos títulos EJEMPLARIZAD DEL 29 DE OCTUBRE La lejanía de veintidós años, en vez de diluir, recorta más los perfiles del acto fundacional de la Falange. El tiempo, lejos de restar importancia, abona a aquel eg de octubre valor de arranque hacia el Estado nacional de hoy, inspirado en las palabras que José Antonio Primo de Rivera pronunciara en el teatro de la Comedia. Acaso a la generación de los que cuentan menos de treinta años le falta perspectiva- -al menos perspectiva observada directaínente- -para comprender en sus justos límites lo que significaba aquella voz de rebeldía contra la decadencia de España; es necesario conocer el estado de descomposición política que rodeaba a los jóvenes ilusionados que alzaban la bandera, para que ésta adquiera su exácío valor vindicativo. Sobre un panorama de pasiones y demagogias y de declive fatal de valores espirituales, sobre un fondo de renunciaciones a todo lo puramente español, en el que la juventud desencantada y desorientada intentaba en vano buscar un norte de salvación, se elevaron las palabras constructivas de José Antonio, matizadas de poesía, ilusionadas. Consti- tuían una auténtica convocatoria para el sacrificio, para el riesgo seguro, para la muerte probable. Era un lenguaje nuevo que necesariamente habría de causar estupor en las conciencias, adormecidas por los tópicos de la política al uso; torrente de aire fresco, de ímpetu juvenil, un nuevo estilo que brotaba entonces, y anunciaba una España distinta, hermosa, limpia, justa y equilibrada. José Antonio, como Calvo Sotelo, como Maeztu, como Pradera, entendía la política, ante todo, a manera de servicio a la idea de nación. Lo nacional estaba en crisis: había llegado a ser un insulto para el régimen republicano el grito de ¡Viva España! Era necesario, por tanto, recobrar ese concepto gallardamente, costase lo que costase y devolver a los españoles el título que les encuadrase en la empresa común de la patria. Hacia esa meta ambiciosa dirigió la Falange sus esfuerzos, consciente del peligro que la amenazaba, porque el llamamiento de su joven jefe era claro y tajante; probablemente en la lucha muchos dejarían la piel y las entrañas El cumplimiento de aquel vaticinio terriblemente hermoso da nombre a la jornada de hoy, Día de los Caídos. Dé este modo se unen en una sola fecha el homenaje a los que dieron su vida para que el triunfo fuese posible y el recuerdo de los hombres que el 29 de octubre de 1933 supieron ser fieles al destino de España. El espíritu creador del 29 de octubre se extendió pronto por aulas y talleres y cuajó heroicamente en el gesto nacional del 18 de julio. Su vigencia en las juverJudes aue no conocieron la Ev aña Modo masculina Elegantes estilos de trajes, gabanes de entretiempo, americanas de sport y pantalones para combinar, gabardinas, trincheras, p l á s t i c o s impermeables... Pañería fina, camisería selecta, artículos de viaje, zapatos... Caballeros. 2. piso. Galerías Preciados de honor, como militar victorioso, como estadista clarividente. Pero entre todos hay uno que alcanzará mayor calor hvm mano: el de vuestra sincera preocupación. por la suerte de los trabajadores, el dé vuestra constante acción por mejorarlos y el de la eficacia de la misma, todo ello llevado a cabo sin demagógicas estridencias perturbadoras de la economía de la nación, sino con un sentido admirable de la justicia, que, en definitiva, es medida, equilibrio, proporción, y que dará a vues- i tra obra permanencia e indiscutibilidad Es, en efecto, una realidad patente que la línea de conducta del Caudillo en nún gún momento se ha apartado de esta pro- i tección de la clase trabajadora. Y ello, como dijo el ministro secretario, se lleva a cabo con conocimiento exacto del ver- i dadero valor que el obrero, el productor, tiene en orden, a la consecución ós los fines materiales de engrandecimiento de la nación, y de aquellos otros, más difícil les de calibrar por más inasequibles, los espirituales, esqueleto y armazón del edificio que es la raza, constante, his tórica e inmutable con sus virtudes y defectos, del devenir fácil. Es muy fa- i cil halagar y hacer demagogia. El Caudillo ha ofrecido primero hechos y obras tangibles y ha dejado que el juicio corresponda a las generaciones venideras, para. que gane en exactitud al ganar en perspectiva histórica. En la concepción política del nuevo Estado son los sindicatos pieza fundan mental. Y ello porque era preciso oponer a la desunión y a la lucha características de épocas mareadas con el signo de un liberalismo destructor una sólida uni- dad, piedra angular de la recuperación moral y material. El eslabón firme que sirve para aunar esfuerzos y voluntades es el Sindicato, en el que coinciden, y no chocan, los intereses de patronos y obre ros, porque en él se conjugan, unos y o t r o s y son absorbidos por los supério- i res fines y objetivos de la comunidad. En su discurso de ayer dijo el Genera lísimo que una política de lucha fratri- ¡cida- -manejada muchas veces por agen- i tes al servicio de otros países- -constituí ye un delito de lesa patria. El dilema para nosotros se presentaba bien claro: o emprender el camino de la salvación de nuestro acervo espiritual por la paz interna, el progreso económico- social y, el bien general, o seguir despeñándonos por el del materialismo y el de la lucha de clases, que, más temprano o más tarde, pero indefectiblemente, conduce al comunismo. Y- el comunismo es, con la miseria general, el naufragio de todos los derechos y dé todas las libertades. Y por esto, frente a la lucha de clases postulada por Marx y Engels hace ya más de un siglo, se alza el principio de unidad constructiva que siempre ha propugnado el Caudillo. El sentimiento dé unidad que predica y encarna el sindicalismo español responde, pues, a un principio evidente y, como tal, axiomático: la Patria no es, como afirma la democracia inorgánica, un pa trimonio de los nacionales al servicio de la mitad más uno de los españoles. Es algo mucho más sagrado, más digno de respeto. Es un legado que viene de geniraciones pasadas, y que la actual debe defender, conservar y mejorar para transmitirlo íntegro y revalorizado a las futuras. Sólo pensando y obrando así puede hacerse historia. Porque la historia se compone dé participación en la tarea constructiva y, sobre todo, de justicia social, que es igualdad, generosidad y valoración de lo que en el hombre hay de in- í material. í) I I I f l l f J

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