ABC MADRID 26-10-1955 página 16

Aquí, el tlántlco, en toda su grandeza, pone peligrosamente al descubierto la obra muerta de las parejas LA ALUCINANTE PIEDRA trescientas millas al W. de las costas escocesas y 183 al W. S. W. de St. Kilda, emerge el Rockall, como una alucinación, de las profundidades oceánicas. Sobresale, agorero y enigmático, 32 metros de la superficie de las olas atlánticas que se despeinan desesperadas contra él en un largo ulular. Parece escrito allí el verso de T. S. Eliot: A La Marina de su Graciosa Majestad ha declarado la Union Jack en un islote del Atlántico, declarándole anexionado a los territorios británicos. El Almirantazgo anunció, en nombre de la Reina, este nuevo dominio. (De los periódicos. do a su hija y a su tesoro sobre un ca- que surgía en torno al Rockall, cuyo ballo fogoso y piafante. Pero la tromba, viejo nombre celta es el de Rocabarra más ágil que el animal, arrastró caballo ¡Caution magnetic disturbance! avisaban las cartas inglesas... ya que muchos y carga en un torbellino sin esperanza. Los pescadores del Donegal aseguran navios se tienen perdidos por el engaño de ver errantes las almas del Rey Gralon y la falsa piedra, entre la cual y las Hébride su hija bajo forma de cuervos que vol- das exteriores hay un abismo con protean entre la niebla de roca en roca, lan- fundidades de 1.000 a 1.600 brazas. Son muy pocas las personas que han zando lúgubres gritos sobre el Rockall. Un marinero irlandés que me lo contó en Sli- desembarcado en Rocabarra, y de ellas go me dijo que la cosa metía miedo. Et í V ¿Dónde está su fin, el de los pescadores que navegan dentro de la. cola del viento, donde se cierne la niebla? Desde lejos semeja un negro buque a toda vela, y entre la bruma y el frío del Atlántico Norte, parecen oírse lamentos en torno. Dicen que son las almas del desventurado Rey Gralon y de su depravada y bella hija Dahu, que desaparecieron con el reyno d e i s bajo las aguas, la noche misma en que la princesa presidía un fastuoso banquete que ofrecía a mil invitados. La pecadora Dahu había dado la señal de la fiesta vaciando de un trago una gran copa- hanap -de hidromiel: después empuñando un afilado cuchillo de caza, se dispuso por si misma a despedazar un enorme ciervo, un jabalí y dos jabatos. 1 olor de estas vituallas excitaba hasta el más alto punto el vasto apetito céltico de la concurrencia, cuando estalló la cólera de Dios. Los relámpagos desollaron a la noche, la tierra tembló y el camino del invierno (Via Láctea) dejó de enlechar el cielo. Pronto las aguas furiosas invadieron el reyno, entre los gritos y espantos de sus habitantes. El Rey, pese a sus años, logró reunir febrilmente aquello que tenía como más precioso, colocan- EN TORNO A LA BOGA Cuando en compañía del inefable patrón Terrachica navegué pescando por aquellos alborotados mares, nuestras almas iban de puntillas en el palo mayor, mientras sobre las nocturnas olas fosforescentes la rueda del timón parecía sTM TM TM. ruleta. Los muertos gemían e n t r e la niebla y la bruma lanzaba radios a Porcupine Bank. La verdad es que la brújula se volvía loca como una muchacha cualquiera, porque las piedras del Rockall están. imantadas. Era alucinante, como un relato de Simbad el M a r i n o todo lo querer jugar a la l lll Í Los alcatraces, grandes planeadores del océano, vuelan, tras largaí singladuras, hacia. el Rockall,