ABC MADRID 23-10-1955 página 31

U Santidad Pío XII ha recordado en roútt o una ocasión que todos los que gozan de los privilegios derivados de la Redención tienen un deber impuesto por el propio Jesucristo, y es. el de hacer partícipes de estas gracias celestiales a los que carecen todavía de ellas. En. estas palabras se encierra el mandato de colaborar con todos los medios disponibles a la tarea de la difusión de! a verdadera fe. Hoy. ei catolicismo, a pesar de su constante expansión, es la religión que profesan q u i n i e n t o s millones de s e r e s dp los dos mil cuatrocientos millones que, aproximadamente, viven en la tierra, 61 desglosamos estas cifras, aparecerá a n t e nuestros ojos el siguiente panorama: en Europa, el número dé católicos es de 230.9i0.100, frente a 360.263.400 que pertenecen a otras confesiones religiosas: en África son 17.442.470 y 170.786.530; en O c e a n i a 2.6 C 4.200 y 11.8281250: e n A s i a 3 L 090.400 y 1.260,233.800, y en América, Í 89.986.756 y 146.340.644. Aun es mucha la mies y pocos los operarios. De aquí que sea necesaria la colaboración de todos para conseguir que se vayan amortiguando lft distancia que separa las cifras de católicos y de no católicos, Sin embargó, no todos los fieles son llamados a consagrar su existencia a la tarea de la predicación de la doctrina que expuso Jesús durante sus treinta y tres años de vida mortal. Kx ctt, y ésta si afecta a todos los católicos, una obligación moral de difundir los cártamas celestiales ou a través de 1 Redención, son dado a los hombres. Y para ello no hace falta marchar a tierras lejanas. Dentro de su p r o p i o círculo, c a d a individuo encontrará ocasiones suficientes para demostrar q u e verdaderamente le posee el celo por la casa del Señor, que percibe la enorme r e s ponsabilidad que aobre él pesa como miembro del cuerpo mistico de la Iglesia. Éste año el lema del Domund- -Domingo Mundial de la Propagación de la B e- es la Esperanza, virtud que es fruto de la fe y recibe vida de la caridad. A su vez, la esperanza es vivificadora de aquélla y acrecentado de ésta, En su carta pastoral preparatoria de la festividad dsl Domund, el obispo de Madrid- Alcalá y patriarca de Indias Occidentales, doctor Eljd Garay, dice: Esperamos lo que por la íis sabemos que Dios ha prometido y sabemos bien que sería vana nuestra esperanza si no tuviéramos caridad; pero es muy cierto que se arraiga y aviva nuestra fé con el aliciente de nuestra esperanza y que mientras mas conscientemente esperamos, más su excitan y enfervorizan nuestro agradecimiento y nuestro amor por tanta bondad y generosidad de Dios. He aquí, pues, que este Domund de 1056 es el Domund de la esperanza. Por razón dé la esperan- S bunca de almas dice el prelado de l ¡i diócesis. Es preciso, sin embargo, que estp brote psicológico inicial del alma misionera se conserve, crezca y fructifique en obras cucaminadas a este fin noble y maunlflco que es conducir a Dios a los Ínfleles, n ios dt- fccreídos, a los descarriados. Aquella semilla de esperanza se convertirá en mucho en arrolladora vocación de apóstol, de ura dicador. En otros, no se llegará a tonto. Pero todos están llamados a cooperar, n la medida de sus fuerzas. r, rr. vmf este tarea, Kay un ca. í mino que está abierto a lo pobres y a los ricos, a los humildes y A los poderosos: es el camino de la oración. En este Domund de 1956 todos los fieles deben elevar a Dios sus súplicas para que el Señor ilumine a los que todavía se debaten en las tinieblas de la ignorancia religiosa. V esta oración s e r á más grata a Dios si va acompañada de la mortificación. Pensemos en los enormes gastos que supone el sostenimiento de los misioneros, de iglesias, de hospitales, de escuelas. Todos los fieles d e b e n prestar su apoyo económico a esta labor. Se trata de una inversión magnifica, porque el Señor ha prometido d e v o l v e r el ciento por uno, El Papa Benedicto XV recomendó a la generosidad de los católicos las Obras instituidas para ayudar a las Misiones. Decía este Pontífloe: Sea IR primera de éstas la llamada Obra de la Propagación de la F muchas veces elogiada ya, por nuestros predecesores, y a la que quisiera mos que 1 Congregado de Pi opngandti la hiciera con sumo empeño rendir en adelante todo el ubérrima fruto que de ella puede esperarse, Porque muy provista ha de estar la fuente principal, de donde han de eurtlv. se no sólo las aetuales misiones, sino también las que están todavía por nfitnbleeer. I s proverbia) la generosidad de tos católicos españoles, Kn el Domund de 1950 s recaudaron en Madrid menos áe dos mi llones de pesetas. Cuatro 7 años después se aleanseó la de 8.847.741, La portación española fue za se hace mayor nuestra gratitud al Se- en 1954 de más dé veinte millones áe peseta ñor, dispensador de todos los bienes, Y el Cada año debe ser mayores la steíierosiDomingo Mundial de la Propagación de la dad f tí desprendimiento. A muy pocos les Fe brinda a los católicos la oportunidad resultará verdaderamente gravoso el ende saldar en parte- -del todo seria Impo- tregar una módica cantidad, digamos, por sible- -esa permanente deuda de gratitud. ejemplo, un duro, ce ce te modo, el total Esa esperanza de un redentor de todos recaudado sé elevaría a cincuenta o seseny la contemplación de tantos millones dé ta millones. El peíummiento de lo que tu gentiles sumidos n las tinieblas religio- han y sufren bajo tas blanca banderas de sas, constituyen el brote psicológica ini- Cristo lien- A incómod la comodidad áe fó cial del alma misionera. La esperanza de que viven lejos del oomb te. ftt tentiran salvar al mundo por Cristo y la congoja culpables de desidia, de olvido, y u de un alma fraternal que ve a sus her- ciencia ds eatóllBos t s obligará ayudar manos sumidos en desdicha temporal pre- hasta él máximo a mi obra pirituai de cursora de desdicha eterna, es el soberano la redención áe Ínflelos, nue aimboliíia el resorte que lanza al misionero a Volar en Domund de 1