ABC MADRID 22-10-1955 página 17
- EdiciónABC, MADRID
- Página17
- Fecha de publicación22/10/1955
- ID0000505733
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i rn c, mfrn Qxccu tot i a p a r a uo rc f J 7 8 IZA C iicii otí! ua Dntnot Afeo íül V Vite ffVtXCG lítelo Italia DO couai Retrato de Felipe I I en una ejecutoria de nobleza. queco ü 1 eti o, c couét f i i Hritf J tct o: Raleigh, y fue conducido a Corte su navio caminaba sobre aguas portugue- licia Y es ahora Stephen Clissold, con ele la Reina Isabel; allí hizo migas con sir sas, don Pedro largó las amarras de su pie de imprenta londinense, quien escriWalter y fue presentado a la Soberana in- cuerpo canijo y emprendió el viaje pos- be sobre The Ufe of don Pedro Sarmiento de Gamboa glesa, que ordenó su libertad y le confió una trero. Tal es, sin gracia y sin pormenor, la Verdad es que el último autor inglés misión especial para el Monarca español. Sin embargo, los hugonotes franceses de hoja de servicios de este navegante, des- cuenta las hazañas del navegante espaEnrique de Bearne, tan enemigos de Espa- cubridor, latinista, cosmógrafo e historia- ñol sin graves preocupaciones de carácña como de cualquier católico, dieron con dor, que estuvo a punto de hallar la Aus- ter metodológico; maneja media docena él en Mont- de- Marsan y le enchiqueraron tralia y halló el archipiélago de las Salo- de libros e ignora la existencia de algún en un calabozo amenizado con música món, que escribió la historia de los Incas, otro que aclara ío que para él sigue cude sapos y ratones donde el descubridor que descubrió y levantó las primeras car- bierto por la niebla de cuatrocientos años. padeció lo que si se hubiese de contar tas del laberinto occidental niagallánico, Pero esta franca desenvoltura no puede parescería increíble y pondría horror que fundó las primeras poblaciones espa- mermar nuestra gratitud para quien, desAllí, como un capitán Palacios del si- ñolas de aquel paso, que habló con los de un país extraño, contribuye, según pro- glo XVI, se enfrentó con el coronel de la más grandes Monarcas de su tiempo y pia expresión, a que el descubridor nos prisión, que se había permitido injuriar al que preconizó, con mas fogosidad que ven- sonría desde el pórtico de la fama, con el Rey Felipe: y no pudiendo excusarlo, Pe- tura, el dominio estratégico de los estre- esplendor de un viejo retrato que hubiedro Sarmiento le desmintió y retó con las chos, esa teoría consustancial después con se sido hábilmente desempolvado y restaurado armas en la mano, de lo que el coronel la política Internacional británica. La obra de Mr. Clissold levanta un quedó tan cortado, que no respondió paPues bien, los trabajos biográficos a él labra: lo cual si Pedro Sarmiento no hi- consagrados- -olvidando el más extenso, palmo más el pedestal bibliográfico de ciera mereciera ser notado de desleal y publicado hace diez años por el padre de Sarmiento y acentúa la paradoja de nuesmal caballero y desconocido criado de estas líneas- -no son fruto de sus compa- tra indiferencia por el infeliz mareante. V. M. puesto que algunos lo juzguen a triotas. Salvando el interesante prólogo Porque aquel hombre; que tenia en más temeridad con que el capitán de navio don Julio un buen nombre que muchas riquezas Lo cierto es que Felipe n luego de pen- Guillen encabezó la relación del primer habiéndolo merecido todo con hartura, sarlo tan detenidamente como solía, pagó viaje al Magallanes- -por él revisado e in- no logró éstas ni consiguió- -al menos ena los franceses un rescate de 6.000 escu- terpretado gráficamente- -las transcrip- tre sus compatriotas- -el buen nombre dos y cuatro caballos escogidos, con lo ciones documentales de Pastell o de Iriar- tan celado. El único monumento visible que Sarmiento de Gamboa volvió a res- te, las referencias de Fernández de Nava- que hoy recuerda su gloria es el monte pirar la libertad. Viejo ya- -más por las rrete y Fernández Duro y un trabajo de Sarmiento, atalaya de la soledad magatribulaciones que por los años- habla Sánchez Cantón sobre las habilidades de llánica, así bautizado por el navegante versificador, sólo nomcon el Bey en El Escorial y le suplica Sarmiento como pueden registrarse en la inglés Fitz- Roy. En el ámbito patrio, sólo bres extranjeros la Marina de guerra, adornándose con auxilio para aquellos españoles abandonados en él Magallanes, que por entonces, bibliografía del barbado taumaturgo. Er- los trece róeles de sus armas y rotulando nesto Morales, sir Clements Markhazn, sin saberlo él, habían pasado a mejor James Burney, Richard Pietschmann. Án- con sus apellidos la popa de una modervida. Pero el Monarca, realista y pausado, gel Rosenblat y Armando Braun, desde na fragata, parece remozar la fama de no permitió a Sarmiento nuevas aventu- Buenos Aires, Londres o Berlín, nos alum- nuestro navegante más singular del siras y le nombró Almirante de la Guardia bran la vida de aquel Caballero de Ga- glo XVI A. L. C. de Indias. Por los calores úe 1592, cuando