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ABC MADRID 16-10-1955 página 3
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ABC MADRID 16-10-1955 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUST R A DO D E INF O R M. A C I O N G E N ERA i fe gente ensayo De la raza el señor Coluccio anota, un t a n t o perplejo, Pérez de Ayala en una encuesta realizada en España afirmó rotundamente que la raza no es nada más que la lengua. El autor se excede en su asombro. Proferí esa opinión hace años, en mi pata, en ocasión que el Gobierno argentino había instituido el Día de la Raza. ¿Se podría inferir de mi afirmación que yo propugno la escandalosa tesis científica de que, por ejemplo, a un negro se le blanquea de sopetón la piel por hablar portugués en el Brasil, español en Cuba o; inglés en los Estados Unidos? ¿O bien que yo niego la existencia de todas las razáis zoológicas, s a l v o loros, cotorras, cuervos y urracas, maricas, pegas, o picazas, que son las únicas agraciadas con cierto don de lenguas? ¿O que todas estas aves parleras son de una raza? Volvemos a lo del hombre, animal po lítico, según Aristóteles. Negar la animalidad del hombre sería inepcia flagrante. Pero ocurre que si pretendemos caracterizar las razas humanas al modo que lo podemos hacer con las razas zoológicas, nos hemos metido en un callejón sin salida. El señor Coluccio lo entiende asi. Y hasta propone que se prescinda o suprima la palabra raza, por equívoca. Pero para so sería menester que todos los Gobiernos del mundo decretasen que de aquí en adelante se cancelase esa palabra en los lexicones y se proscribiese de los labios. Y aun asi sería en vano. Las palabras, como los vientos, una vez en libertad no hay quien los insacule de nuevo en corambre. Dije que hay criadores de razas zoológica pero no de lenguajes. Tampoco parece presumible que pueda haber criadores de razas humanas (como con los perros, por ejemplo) aunque recientemente se ha inventado una ciencia, todavía en pañales, que ambiciona algo por el estilo: la eugenesia. La palabra raza ya no se deja cazar ni alicortar. Lleva cerca de dos siglos de vuelo y no se sabe aún de qué nido partió ni en qué huevo se incubó. Al crear el Gobierno argentino el Día de la Raza no hizo sino exaltar una palabra que ya gozaba de circulación universal y troquel legítimo. No es difícil percibir que lo que todo el mundo, consciente o inconscientemente, cree entender en el uso común como coeficiente de la raza, es la lengua. Desde que comenzó á usarse la palabra raza en eae sentido, surgió uno que otro observador escrupuloso d e l tecnicismo E l N su 1 meroparvo, soe inteli- FUNDADO EN 1806 POR PON ABC n Az A D lA R I O I LU STRA D O D! E I) SU F 0 Fi M A C I O N G EN ERA L 18 TOROUATO LUGA DK TINA s LAS CINCO GRANDES NACIONES EUROPEAS científico con la objeción de que inducía a confusión entre lo biológico y lo lingüístico. Nada de eso, sino todo lo contrario. Cuando con la palabra raza se da a entender la lengua, lo que se hace precisamente és separar de todo punto lo biológico de lo mental. En las razas humanas lo que monta es lo mental. Siiuglvidar, claro está, que dentro de la unidad de lengua, en pura biologia, puede existir toda suerte de diversidad racial, sobremanera confuta. Considero obvio que el Gobierno argentino, al señalar con piedra blanca el Día de la Raza, no se acordaba del hombre zoon sino del hombre politikon no de la heterogénea realidad y confluencias étnicas sobré el territorio nacional, sino de la realidad homogénea en el espíritu patrio, hacia atrás y hacia adelante, herencia graciosa y deber laborioso, tradición y destino, historia ya hecha y por hacer, cuya unidad de conciencia y estímulo activo no puede residir sino en una gran lengua culta. De no ser así, el legislador no hubiera establecido la fiesta de la raza, sino la de las razas, que son innumerables, como los mártires de Zaragoza, conmemorados en el añalejo. Tampoco parece Verosímil que quisiera instaurar la fiesta de la raza humana, en general e indistintamente, como los revolucionarios franceses la de la Razón humana. Porque en rigor lo irrebatible es que existe una raza humana, como biológicamente se comprueba por la fertilidad de las cruzas. Procediendo en el terreno biológico de lo más a lo menos, todos distinguen cuatro grandes masas, según el color: la negra, la amarilla, la cobriza o rojiza y la blanca. En la tumba de los Reyes, Bibán el Moluc, que corresponde al periodo de la XVIII h a s t a la XXI dinastía egipcia, o sea hace más de tres mil años, hay unas pinturas que representan con sintética exactitud esos cuatro tipos de color y facciones; el egipcio, acarnerado, lampiño y cobrizo; el semita asiático, picudo y amarillo; el negro del interior, morrón y lanudo; el libio, nórdico, blanco, de ojos claros y pelo rubio. Hasta aquí, lo biológico nos ofrece indicios bastante patentes, pero no por entero seguros. Aunque a un europeo poco versado le parezcan iguales todos los hombres de un mismo color: cobrizo, amarillo o negro, es lo cierto que en cada uno de esos colores Se producen no menos variedades, étnicas e individuales, que entre los blancos. Cuando hablamos de r a z a o r a z a s europea, q u e d a a la zaga lo biológico. Hemos puesto pie en lo geográfico, lo histórico y lo cultural. A la raza europea se la ha repartido en tres grandes zonas, más que grupos; la nórdica, la alpina y la mediterránea. ¿Podríamos después del más prolijo examen antropométrico sobre la estructura c o r p o r a l especialmente del cráneo y de sus accidentes: suturas, longitud y latitud, ángulo facial, pigmentación de retina, sección transversal del cabello, etc. podríamos diferenciar infaliblemente los nórdicos de los alpinos y mediterráneos, de manera que nos autorizase a calificar a cada grupo como una raza zoológica? Sucede, además, que cada grupo no ha permanecido recluso en su zona, sino que han ido y venido, han afincado aquí y acullá, se han desposado entre aí y han engendrado progenie mixta. D aquí que estas denominaciones de raza nórdica, alpina y mediterránea han descendido raras veces al comercio oral callejero. En cambio, prevalecen desde hace tiempo como muletillas cotidianas lo de. raza anglosajona, germánica, latina, hispánica. Aquí, ya se ha evaporado casi por completo la alusión zoológica. Veamos. En Gran Bretaña hay un fondo o solera ibéricos (de raza mediterránea) un fondo escandinavo (de raza nórdica) y un fondo celta (de raza alpina) Alemania, Francia, Italia y España son, asimismo, sendas mescolanzas raciales. A pesar de su complejo étnico, esas cinco naciones poseen larga historia autónoma: unidad de conciencia en cuanto al pasado, y el destino. Están acrisoladas. Son crisoles en donde los primitivos elementos de. composición se fundieron y transformaron en una personalidad original: un cuerpo y un alma. Cuerpo y alma que se aniquilarían, se reducirían a la nada, si los tratásemos biológicamente, a fin de separar sus componentes, así como el agua se suprime al tratarla químicamente y separar el oxígeno del hidrógeno. Todo lo que atañe a la existencia por separado de aquellos ingredientes (elementales en esas cinco naciones, antes de haberse derramado y fundido n el crisol histórico, pertenece a la prehistoria. La historia principia 41 el período de fusión. Y la conciencia esa historia (recuerdo vivo, pasado en m presente) se ilumina con la formación y cristalización de la lengua volksgeist Ramón PÉREZ DE AYALA

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