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ABC MADRID 29-09-1955 página 3
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ABC MADRID 29-09-1955 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUS- TRAD 0 D E 1. NPO R M A G I0 N G E N E RA L FUNDADO EN 1005 POR DON, TCRCUATO LUGA CE TKNA ¿ICE un antiguo aforismo que El hom bre que va a caballo piensa de modo distinto que el hombre que marcha a pie Si la pequeña ampliación de campo visual que ello supone es bastante para cambiar las ideas, mucho mayor ha de ser el cambio cuando se alcanzan grandes alturas, en el aire o en la montaña. Vivía la familia Noé, sedentaria y sin horizontes, en un estrecho valle de Armenia- -nrobablemente del Azerbaidjan- -cuando la protección divina la lleva a navegar por altos mares diluviales y a tomar tierra en elevado m o n t e Esto transforma, su mentalidad, se convierte en nómada y expansiva, siente apetencia de grandes misiones ecuménicas y sabe cumplir perfectamente la orden de Dios de repoblar la Tierra. La montaña cura el cuerpo y el alma; parece cual si, a medida que vamos alcanzando cotas más altas, fueran respirando mejor nuestros pulmones, elevándose nuestras idea? y depurándose nuestros sentimientos. No es necesario, para haberlo experimentado, haber traspasado nuestras fronteras, basta haber escalado las cumbres del Pirineo, de Gredos. de Sierra Nevada o del Guadarrama, para recordar de qué modo tan grato se desarrollan en las alturas ¡ei compañerismo v la amistad, y cómo se ensancha el espíritu al contemplar inmensos horizontes. Nada tiene de extraño, dada la íntima relación que existe entre el alma y el cuerpo, que la i n t e n s a oxigenación, el cambio de presión y la mayor pureza de la atmósfera influyan en nuestros sentimientos y n nuestros pensamientos. La Biología y la Fisiología han estudiado el asunto y llegan a admitir la existencia, en cada Continente; de dos razas perfectamente diferenciadas en sus caracteres étnicos: la de montañeses y la de hombres del llano. La no escasa bibliografía, existente ya, sobre ía conquista del techo d e l mundo -el monte E v e r e s t pico de 8.840 metros de altura, en el Himalaya- -nos va a proporcionar una confirmación de la tesis. Hombres de distinta raza y nacionalidad se h a n sentido hermanados durante la convivencia a siete u ocho kilómetros de. altura; sólo al volver al llano la política, con sus exaltados nacionalismos y sus estrechas ideas, logró enturbiar un momento el hermoso ejemplo dé la cumbre. El sherpa Tenzing nos cuenta el entusiasmo ele jefe de la expedición, coro- u AB D 1 A R I O IL US- TR A D O DE F 0 R M A C 1 O N G E N ERA L) ALTAS CUMBRES, IDEAS SANAS el inglés enterró eá el mismo agujero, un crucifijo. Ambos saludaron a las cuatro nel Hunt, y de lo ¿demás compañeros, al banderas, ya enhiestas, a cara descubierdescender victoriosos de conquistar el ta, sin las máscaras de oxígeno. pico, Hillary y él: quien nos hubiera No menos noble que Tenzing se reveltt contemplado no podría pensar que exis- Hillary en el relato de la expedición qu tiera diferencia alguna entre sahibs y ha publicado hace pocos días. Con suma sherpas. Allí no éramos otra cosa que un elegancia, trata de hacer recaer los mégrupo de montañeros que habíamos es- ritos y el éxito de la proeza sobre sun calado la cumbre de nuestra montaña compañeros, reduciendo su papel al de El mismo, al versé presionado por in- un colaborador modesto y secundario. diosi y nepalíes para que declarara que En esta época de egoísmos y de feo había pisado la cumbre un segundo an- materialismo, es muy grato respirar. Ion tes que Hillary, respondió: Que tienen puros aires del deporte desinteresado; que ver la nacionalidad y la política con las nobles actuaciones de hombrea sano el montañismo. El o yo, ¿qué más da? de cuerpo y de espíritu. Asiste Inglate s La llegada a, la cumbre fue un hermorra- ¡con q. ué elegante distinción! -all so acto de estricta deportividad. He aquí desmembramiento de su gigantesco imcómo lá describe Tenzing: Lá cuerda pido, pero mientras los ingleses conserque nos unía medía nueve metros, pero ven las virtudes que adornan a sus genyo la llevaba arrollada de suerte que nos tlemen, Inglaterra vivirá. separaban menos de dos metros. Yo no No se entienda que tales virtudes sean pensaba en primero ni en segundo. Ño monopolio de una raza o nación; análome dije: arriba hay una manzana de oro, gas pruebas de hermandad se prodigaron, echare a un lado a Hillary para ganár- en lá expedición suiza al Himalaya, di: mela. Hillary pisó el primero la cumbre 1952, en la que el mismo Tenzing salvó y yo después; si es díshonra haber llega- una vez la vida al suizo Lambert y iyxé, do un paso detrás de él, pues tendré que salvado por esté en otra ocasión. vivir con esa deshonra. Muchos millones de hombres modernoe: El neozelandés Hillary pensó tan poco, hacen vida de colmena; salen del ahogo a su vez, en la manzana de oro, que ha- de sus estrechas casas para pasarse lán biendo fotografiado a su c ó m p a ñ e r o horas del día ante un banco de taller o. enarbolando las banderas de la O. N. U. un mostrador, o sentados ante la tnesft Gran Bretaña, Nepal y la India, rehusó de una oficina. Quizá no sea exacta la él ofrecimiento del sherpa de; retratarle comparación con la colmena, mejor con. a él. Más tarde, los dos firmaron Una de- el termitero, pues las abejas vuelan al. claración concebida así: Coronamos la sol y liban las flores dé los j a r d i n e s, cumbre casi al mismo tiempo. mientras muchos seres humanos apenad Las diferencias ideológicas se exterio- ven la luz solar e ignoran el aroma del rizaron, tan solo, en g e s t o s rituales: tomillo y la lavanda. Hizo el indio un hoyó, en la nieve helaLos pies del habitante de la urbe neda, para enterrar en él un trozo de lápiz cesitan abandonar, de cuando en cuando, que le había dado en calidad de amule- e! asfalto para pisar prados, rocas y nieto, su hija menor, Nima, y un paquete ve, con tanta más frecuencia cuanto mát de caramelos que llevaba como ofrenda dura sea su vida. a los dioses de la montaña, muy golosos; En países, como el nuestro, en que las montañas abundan y están c e r c a de lai, ciudades, es un dolor ver que sólo pequeñas minorías aprovecha esta ventaja ót. la cercanía, que evita g a t o s y esfuerzos excesivos. P o r eso, todo aquel que fomente l o s deporten de montaña y genera 1 i ce el montañismo particulares, sociedades deportivas entidades bancarias y organismos sociales estatales hace un beneficio a la raza y; una obra patriótica v humanitaria. Son muchos más que antes, lo sé, pero pocos en relación con las n e c e s i d a d e s de la época, triste, dura y CONDECORACIONES ISPAAOLA A PIR 90 NALIDADÍ 8 ITALIANAS. -Kl embajador aburrida, de Esparta en Roma, marqués de Detlo, n I ftoto de Imposición d las Insignias de ta encomienda d i Mérito vil al principe aiovánnl Franoetoo Alliata, presidente da la Aoadoinla del Mediterráneo, y a loa periodistas Italiano VIttore Oueret y AlessanAlfredo dro Pistolea) KINDELAN

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