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ABC MADRID 11-09-1955 página 45
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ABC MADRID 11-09-1955 página 45

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página45
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ÜK era, qué fue la tan citada, liej J roda, traífia y zarandeada eeb negación del 98 ¿Dejó consecuencias como hecho histórico esa generación? Lo que ocurrió fue que, por aquello ¿ños. habla en: Madrid dos tertulias de Jóvenes escritores, de los cuales como sucede en toda colectividad, unos- -les menos- -estaban predestinados a grabar, sus nombres en la popularidad y la fama, y otros- -dos mas- -toarían de difatainarse en las sombras del anonimato; una de estas tertulias reuníase en el café de Miadrid. situado al princtoio de la calle de Atóala, y sus miembros realmente caracterizados eran Ramiro de Máeztu, Azorín y Pío Baroja. Maesstu, de estatura procer, teten vestido, asomando por encima de su altísimo y durísimo cuello de camisa el rostro de perfiles agudos; Azorín p con traje siempre negro, la áurea cadena cruzándole el chaleco y en la mano el inseparable y propáganos tico paraguas encarnado; Bároja, m a l trajeado, rubiéjo. con barfclta de pelos arremolinados y mirada, observadora y socarrona. En esta reunión se hablaba: de filosofía, de proyectos de libros, de autores extrahj eros -genér almente elogiándolos- -y de escritores nacionales- -hafeltualmente censurándolos- -i La otra tertulia ¿había sentado sus reales en el café de Levante, de lá calle del Arenal, y eta presidida en I1 forma dictatorial y sin que nadie tuviera la osadía de rebelarse Ramiro de (VUeztu. contra tal fuero, por el indescriptible don Ramón del Valle- Incláh, absorbido por el auténtico o fantasmagórico marqués de Brádomín, dueño y señor de la fantasía valleinclanesea. Alrededor de esas figuras principales se agrupaban, se movían y se desplazaSíaa de una en ctra de las dos tertulias ttteratos en embrión, vociferantes, criticones y mordaces: Parmeno, (Ramón de Oodoy, Camilo Barglela, CSorxHity, Prudencio Canitrot, Palomero... Casi todos con ropas un tanto arbitrarias y mi apuclha enveje- sidas. Café con media fcostáda- Hpara alguno de ellos sustltutiya tíe la comida de todo el día- discusiones en tono violento, frases despectivas para los burgueses ocupantes de las mesas próximas y recitados de versos que t o d o s conocían de memoria, pero que se r e ían obligados a repetir consta nitemente, c n ipreferéncla ios de Verlaine- -J ¡óh, el divino Verlainei i- con su machaconería de: Les sanglot. 9 longs 4 e s v i o l ó n RECUERDOS DÉ UN PERIODISTA DE PRINCIPIOS J E SIGLO de f tótomuné blessent ítion ebetu i une langueí nionotone. pío Baroja. Esto, que no es más que una serie de palabras, era t e n i d o en gran aprecio por Había nacido Valle- Inclan con la única y exclusiva misión de escribir. Todas las demás actividades de la vida eran para él totalmente desconocidas y profundamenla mayoría de los contertulios, creídos te desdeñadas. Véase un caso: Como de costumbre, el magnífico escriellos mismos de ser geniales artistas por el hecho, de ihaber abrazado la nada prác- tor peroraba en su tertulia del café acertica vida de bohemios. Hubo un iiempo ca de d i s t i n t o s y en que el libro Vida de bohemia dé múltiples t e m a s y Murger, causó no pocas víctimas entre también, c o m o dé los Jóvenes principiantes de la pluma, él costumbre, decía una cincel y el (pentagrama; Jóvenes que, por serie de cosas absur ¡haber escrito un. par de sonetos o emba- das y a r b i t r a r i a s durnado un lienzo Q trazado cuatro com- tanto, que un cabapasea, -querían seguir su camino sin llero que, sentado en comprender que para crear obras de ima- m e s a próxima, las ginación es imprescindible gozar de tran- oía, no pudiendo con. quilidad intelectual y material; y al final tenerse, se aproximó de ese camino, que era el del mundillo cortésmente a Vallé: bohemio, se morían de hambre. Perdone u s t e d Emilio Carrera ¿uvo mucha culpa en -le dijo- en esas esos naufragios. Sus cantos a la vida bo- teorías sobre mecánihemia fueron tomados en serio por algu- ca que está usted exnos lngenucs y exaltados muchachos pro- poniendo, hay tiu vincianos que llegaron a Madrid dispues- gran error. tos a luchar y, tras de no pocas mise- -Sueno, ¿y usted, rias y de incontables desilusiones, tenían quién es? ¡Soy un técnico. tiue abandonar sus bellos sueños de lo- ¿Técnico? ¿Y eso ria y terminar en la mísera condición de toendigc literarios, o en la por ellos me- qué quiere decir? nospreciada labor de ínñmcs chupatintas. Y después de una Valfe- lnclán. El propio Carrére, asustado de los efectof pausa: da su obra, dio marcha atrás y aconsejó lAh. sí! Uno de esos señores que haa aquellos ilusos que, antes de esforzarse cen todas esas cosas inútiles. en ¡hacer sonetos, procurasen bailar un Esto fue la generación del 98. La madestinülo que les permitiera pagar la pro- yor parte de los componentes de aquellas saica ipero indispensable casa de huésóe- tertulias de escritores jóvenes se disper r des. e intentó convencerlos de la escasa so; algunos de ellos se cebijaron en el peccsnodldad que para dormir ofrecen los riodismo, en donde sé encontraba un suelbancos del Retiro o de Recoletos y de las do, aunque mezquino con arreglo a la nocas vitaminas ofrecidas por el café con época, casi seguro; otros persistieron heleche cuando se le adjudica la condición roicamente en la tarea, no muy remunede exclusivo régimen alimenticio. Y len- rádora, de escrliba- libros, y alguien, como tamente fue desapareciendo de Madrid la Baiigiela, dejó la pluma literaria para atoeminabte y ridicula bohemia literaria. cambiarla por la correspondiente a las Valle- Inclán era una criatura única é funciones consiílares. ¡De la generación del 98, o sea de aqueinconfundible. De alta estatura, ñaco, con la barba desbordándosele sabré el pecho, llas tertulias literarias que dejo descritas, la melena cubriéndole el cuello, fieros sólo quedan clavados mostachos, grandes gafas de negros cris- x en las letras españotales, su figura y su rostro parecían esca- las cuatro nomtees: pádos de un cuadro de el Greeo Emtou Ramiro de Maeztu, tido en amplio gaibán también negro o tóaorln Ramón del arrebujado en la capa, tecado con som- Valle- Incláíi y P í o brero de copa de alas planas, y manco éarója. ¿el brazo izquierdo, que un día perdiera Y naturalmente a consecuencia de una pendencia litera- que, al- h a b l a r de ria, marchaiba por las calles rodeado de grandes escritores a un grús de literátillos, hablando sin ce- los que se emplaza en sar en tono agudo; al que acompañaba la llamada generacon ademanes (violentos y desaforados. Las ción del 98, no cito al mujeres le miraban asombradas y los ehi- glorioso don Jacinto quillos rompían a llorar. Luego, en el café, Benavente, porque él en su tertulia, seguía disertando acerca jamás declaró haber de todos los temas que pudieran ser ex- pertenecido a la mispuestos. Enciclopédicamente hablaba el ma. Era anterior y, gran den Ramón; y con mucha frecuen- en aquella fecha, su cia, dé ando volar su fantasía de escri- ingenio de dramaturtor, se atribuía- hazañas bélicas acaecidas go se abría esplendoallá, en tierras mejicanas, en las que ase- roso. guraba haber sida ¡general de alguno de los cabecillas que durante mucho, tiempo Eduardo MENDARO LA GENERACIÓN DEL 9 8 sostuvieron aquellas guerras civiles que, año tras año, convirtieron a aquella na ción en campo de batalla. Ignorábase, naturalmente, hasta qué punto llegaba la realidad o empezaba la imaginación en las empresas guerreras de don Ramón; ¡pero la indudable era que había vivido por América y observado tiipos que tomaron iparte en: sus viejas luchas, y ¡habíase- apropiado de sus expresiones representativas; y todo ello fue más tarde plasmado por el igratt escritor en. su novela Tirano Banderas reflejo, de pasadas costumbres de caudillaje y Rebeliones en las pequeñas Repúblicas ame-

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