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ABC MADRID 21-08-1955 página 21
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ABC MADRID 21-08-1955 página 21

  • EdiciónABC, MADRID
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ritSTA A mañflna se levpnla grií. dí apaclWP. LOS monrpa quedan HuillotltiiHdoí por una niebla puioa Jlroníí rie oSfiodón en rams. La Sierra t: oi manda. con SPUÜ iJe unzcncla. n viento Irio, que baja desaytinfindcat las piedras. Salünoa a la calle con ifcsto adustOn trioIcro. qup se aclara en PíRUlda. Es flesU mayor en el pu blo, tos imipoa fAtuclonndos alrixJrfloc de li laleala llevan puesta la ropíí mejor del arca, Ln colonia vcmnleaa ae ha vestido cümo en la ciudad, para Jrle a Ja Viraren con embajadas pedípuefifls. En loa ojos quedan BlGiini- 5 nieblas de Ja víspera- La verbena del Jordíti Be rD oniró h isla hora avanzada. LA del alba sstia euanda CF- saron las quejan mu tnetas deJ acordeún- trasladadas al Pirineo por un se üitíe Qué intrlnjiuUs viajero. Todo iD pueblas catalanea celebran ahora su fle ca mayor. Las campanas lanjmu au vuelo para anunciar cJ din a el broncí por el vaJle. haj La llegar a 3 B pirdni de la cumbre, rpcla y bravia. Iji comida es hoy abundante. Las aves de corral ton la que pafi an el pato- Lod po Lrea, de miel y sobrn a honar- Lo sobremesa es laren y estA llena df rccneídoa. A media larde, U procei- lún atraviesa. Indolente, la callea del puebla. El cielo ha a; LerLo claros de eapemnza- La tarde 5 t hace lnmpn? a, sJn lünltea. El aire es limpio, iraníparpnlP. como al los AnpeJes lo hubieafn barrido con lus alas. B. indoras 7 colEadum atUifliTan los balcone: DeFlÜan laa autoridades, con aire folemnpf Jai con cara compungida; los que hicieron promesas a la Virgen y la cumplen sin deieana, que de toda hay; las vleJíEn con el rosarle en Ea mano y los aflo 3 en el espinazo- y un perro que. anle tanta aanlldad, huye como alm: i que iJeva el diablo. AJ IJeeaT a sa ténnino. en if dejada pulcritud del claustro, se disuelve la gente y se van llevando el runrün de laa conversacionca y QÍ bisbiseo de utias vecina que todavía sucr. Bn a rezo. Una chtópa de aire irae P 1 olor de la cera que arde en loa altares. Los campesinos se van al c té B oír d cnnclerto- -la selección de Molinos de Viento o la Jota de El mallnero dtí 5 u- MAYOFí pás es dulce, amable S cmbriaffa suavemente, como un vino viejo. Un vals de la Europa felii y monárquica. Loa matrimonloi se lanzan al ruedo a dar vuehaíi a la noria musical. (Cuan gralo ea mecerse en estas melodías de primera Juventud y hacer discretamente el loco fio brazos del marido! Y pensar, quizá, como aquel poeta que se las daba, ademAs, de pequeño filósofo: ¡Oto? mío. y íste es aquíill ¡Santo Dloa, y Csta es Al de puntar la aurora, ¿c ven. a lo lejos, caminar los primeros pastores y cabreros. Los moíos ae van a dormir CODtentoi. poTTine bailaron el bnll de rjima con b chlc. i a quien chicolean, o bJen licchos polvo porque lea apretaba el lapato, sin (aber por dónde, aunque pura algunos qui l fuese por Ja maldita cartera. Tal vez los pastores hallen en eJ monte un ca alJero andante que les habJe de la edad dorada, que hubieron cabrero si no miente Clde fíamete BcnenEcli, que ya tuvieron tal suerte. Pero para ellos, para noíotrofl. no hay ípocaa que vaípan. Lo que cambia pn el en aflo de las modas, la caprichosa iJuslrin de las circur. jtancias, ¿Acaio no se ha repetido por lü aklDfi de los i- iülüs fvi sonrisa que nos encanta, esa dulce mirada en la que quEsJéramoa- mlramoa c a palabra querida que nos Incita a amar? El progreso no tiste. Ea un fraude. El hombre, siempre es el mismo. Pecador y JíoÑadOE de locas utoplna. No cambia, como no cambian las cosas que san de -erdad. Siempre iUcnan con idéntico siMildfl; iQS campanas de la l? Je a, el viento que baja de la sierra, laa p Jlabras tiernas del martrlüoL iRual que este cielo luiíaE y estas estrellas eternas: que el árbol que fructifica y el ave que e capa voEando hacia cl azul; que el fresco hontanar y Ea alelíre canelón. Todo lo que Dios hizo para que la fiesta mayor suene Inual. en el rodar de los siglos. Y nos dé. hoy la aerena vi iraelün del afio que pasa y de la vida que se nos va. Volando también, como el pájaro aquel que cruía, ahora miímo, dc llrante de luz. por la huerta florida. AnKcl íDibujo de Lorenzo QofVl. L bbea se Juegan la bebtda a Ifli cartea: al tute a la manilla, al Iriisillo. Cada flcha del dominó omenaza con partir en do la blanca do le de las meíaa. Los clsarrOíi st encienden con paralmonLa y se aspira honda, pailasdamenle. su aroma entre írano y trago de caf o lo que sea. con sorbo de cofiac. íaborendos lentamente, como si íormara parte de un antiguo riíD d? la flesta. Ei parteo por el campo se hace, a esta hora, aj adable. Cada golondrina parece cerrar con su pico las splsas, AI anochecer, la primera estrella tiembla de fría en Cl spreno cristal deJ arroyo, en donde, como se mira. Hay que ver salir a la lur. a. lnoportuna! ejiclama una pareja en l,i aoledad del campe, cabe el cemenLerlo, Asoma con prudPncJEi su eaJi a por laa montañas e Ilumina con lus fantasmal la? sombras del valle. Al quemarse o.i fuerío. i de artificio, ej eco rebota de pared a pared en los frontones del Pirineo. Sus luce- i se deshacen en mil colores sobre el cielo oscuro. Ríen Jos mayores, y los nlflo i chillan y palmotean. La algazara SP oye clara, distinta, por lejoí que se est ¿deJ ca serio. EL entoldado ha perdida la cracln Iradlcjonal. Carece de toldo: está nblerio a la reía intemperie de la noche. Pensamos en la dudad lejana, con su calor. LA urQueata ejecuta- -en tod s los sentidos de l3 pala; ra- -las muslqulllas modernas: las miomas de la ciudad aue aun tonsen- nn el piivu del asfalto. La tente Joven no para de bailar. Las scñoraí, en cambio, apenas id bailan, Ya no csíAn PJ ra bailtíi, dice un chusco, Pero no es cierto. Se abstienen, si, porque proñcren mirar el sarao con cierta sonrisa noíiúlvlca, aunque todavía sin trkate 7 A, E i o s ballpa de ahora! -dtce la bella seflora de rublos cabellos, que se le revuelven al menor movimiento. Sin saberlo, repite la misma friíae que oyó hace artoí. cuando ella bailaba con la miíma iluslrtn de Ina mocitas de ahora. No nos preocupcraoi demo- ilado, SsKaa chicas de ahora rwpyíiran lo miamo en cl mañana cuando lea haya llegado el tur no de la desilusión. Luego, la orquesta toca un v i a. Esto s que vale la pena. 1 com-

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