ABC MADRID 07-08-1955 página 28
- EdiciónABC, MADRID
- Página28
- Fecha de publicación07/08/1955
- ID0000502254
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Serral Lola áe Valencia para Eduardo Manet, que, la retrató vestida en policromo traje de valenciana) fue, al parecer, la primera española que lució nuestros bailes e indumentaria regional en los escenarios franceses. Fue, además, maestra de baile: discipula suya íué la famcsá Jany Elssler, a la que enseñó a bailar la cachucha Eduardo Manet pintó taimbién, un falklórico- coreográflco cuadro titulado Ballet espagnoF en el que figura, Oianprubí vestido con casaquilla, mediáis y pantalón corto con alamares, en ademán de paso de baile, enarbolando las castañuelas. Otra bailarina famosa, que conmovió Europa en el período romántico, íué Petra Cámara, la maravillosa del supremo bolero pintada por 1 barón Chaserieu, y de la que se ocupó Teófilo Gautier. Otra Dolores, mucho más famosa que la Serral, Pastora Imperio. fue Lola Mentes de tanto relieve en la historia política, pues fue la amiga de un Rey y adorada por les estudiantes ce un país; bisri sabido es que per ella pudo caer un Trono. Pepita de la Oliva y los Fabinios dieron a conocer a, los franceses el bolero y el jaleo de Jerez. Después, los boleros fueron parte obligada de las compañías españolas. Los bailarines españoles eran llamados comúnmente boleros y boleras Como recordó André Le- vinson, aquellas bailarinas famosas que triunfaron en el extranjero hace un siglo no eran indefectiblemente, como ha sucedido después. gitanas auténticas, granadinas o Sevilla ñas, o ¿iscípulas de maestros sevillanos; Tórtola Valencia procedían del Teatro Real, de la Opera de Madrid. Educadas en les dogmas coreegráficos de París y de Milán- -decía Santiago Herrera- habían estilizado, sin hacerles perder su recia filiación morisca, los ritmos andaluces y aragoneses. Más tarde, Miralles, que fue durante anos maestro y bailarín de la Bella Otero resucitó con otra bailarina española, FernanCa Ferrer, la tradición romántica, bailando sevillanas, boleros y jotas en el Olimpia parisién. En resumen: la danza, por su acervo, está obligada a mucho: el baile puede ser ceremonioso, ingrávido, pero también populachero, como la machicha de los tiempos de bailes (no danzas) de máscaras, el castizo schetis de merendero o el alegre pasodoble de fiesta de barriada. El clásico baile español, con. su fuerza dominadora, con su sentimiento, con sus ritmos recios y vibrantes, se ha impuesto siempre, incluso en el momento álgido. de la influencia ¿el baile francés, con sus minuetos y- gavotas de Versalles, con genuflexiones y r e v ev e n c iag remilgadas, creándose, en contra, el minuete afandangado hasta 1 punto de ser aquel modelo, adaptación o inspiración de formidables compositores extranjeros, prendados por algo tan personal y orillante come son nuestras melodías, nuestros bailes y nuestras danzas. J. V. I. Laura de San Tetina,