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ABC MADRID 30-07-1955 página 9
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ABC MADRID 30-07-1955 página 9

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página9
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Las periitcntps con e! sur ar o c ¡je recuerda la enfermedad vencida. dado, por cuyas mangas bajan las cintas trenzadas; el corpino es azul, de brocado, o amarillo, rosa o verde, y el solitario cubre la espalda y cruza el pecho con azabache en sus bordados y flecos. Y el pañuelo; el pañuelo que se pliega, cruza, ciñe y aligera, en el más sencillo y complicado de los modos de colocarle, distinto a todos los del Principado y de la cercana Galicia. La chaquetilla, del color de la saya, va al hombro, en la más pizpireta de las posiciones. Coa este traje vienen las niñas de Parres y las mozas, con sus dos ramos pira la ofrenda de Santa Marina. El fuerte cuero de los zapatos pisa los charcos del camino, porque el cielo está gris y la lluvia se enracha y sabe a mar. Delante florea majestuoso su gaita Manolo Rivas, que es el Antonio Bienvenida de su arte. Acompañan el paso las sonajas de las panderetas, en un ritmo astuiv tan viejo como el Tiempo. En la misa, esa tenue vibración que apaga el viento y el rumor de los árboles por él batidos, acompañará el instante supremo, cambiando levísimamente su son al alzar el sacerdote. Terminada la misa, en la pradera se hace sencilla procesión, mientras turba la paz el estruendo cíe las bombas. Esta procesión, que precede a la ofrenda de los Ramos, tiene la entrañable caractesística de no dar nadie la espalda a la imagen. Los que van. delante, las aldeanas engalanadas, caminan hacia atrás, y una de ellas golpea el tamboril, dando al paso y a los panderos su norma, mientras la campanita, nacida para la suavidad, eí Ángelus repica alborozos por la mano de un monago, difícilmente encaramado en la espadaña. La ofrenda. Asturias ha conservado sus tonadas y cantos de risco, montunos, nacidos de la braña y soledad. Saben a paz después de una batalla, como si las mujeres de los hombres de Pelayo los rezaran, para agradecer la vuelta de los héroes. No ha entrado en ellos. ni una nota nueva, quizá no sean más de cinco las que juegan entre el ritmo igual y emocionante de los panderos minúsculos. Estos se alzan apenas veinte centímetros fie la mano izquierda que los recibe, para golpearles suavemente. Y las voces no se alzan ni buscan lucimiento. Cuatro dicen- el verso inicial y el coro completa el romance; Vonimos, anla. Marina, ¡ili. írrcs. a saludar! l ai i iu. luz IIvina i procesión con sucifirios de difunta: es la promesa por- 1 S ú n. mal grave, rii i 0 íe sanaron. Da este t o n o de consoja el clima, la luz de la tierra, esas vedijas de niebla, que se enganchan en el bosque de la sierra y que durante muchas horas se espesan hasta bor r a r los picachos y convertir el horizonte cercano y fiero en bóveda infinita de un C Plo bajo, tacaño de azules. Luego, la gaita gorjea alegre y la danza es nueva ofrenda a la santina. Y ya en la tarde, cuando la s i d r a ha regado la tierra y calentado las molleras, otra danza se impone, pero para ésta sobra la gaita y están fuera de lugar las galas llaniscas. El mambo y el bolero también se deslizan por entre las zarzas y los g r o m o s qué verdín más cálido él de sus flores humildes- -de los montes asturianas. Luio uí. cubras a! pueblo rlc Parres... Largo el romance, con el mismo ritmo ú (mpre, avanzando las solistas en cada ve; so un paso, hasta que al pie de la imaren terminan arrodilladas. Sus compañeras las siguen y completan ia ofrenda. Uuas mujerucas y una niña naa ido en El trajr de Hanisca es el más bello de Astucia Fotos José Luis Rozls.

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