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ABC MADRID 29-07-1955 página 11
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ABC MADRID 29-07-1955 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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LA GUERRA DE SECESIÓN: TEMA INAGOTABLE Este grabado representa al presidente Lincoln entrando el 3 de abril de 188 B en la ciudad de Rlohmond, que habla sido capital de Istados del 8 ur durante la guerra de 8 eoes ¡6 n. S I bien la Querrá de Secesión norteamericana se ha convertido para mí en una especie de vlolín de Ingres sé y confieso que sólo he podido leer una parte insignificante de los libros que se han publicado, y siguen publicándose en ritmo acelerado, acerca del magno tema de la historia de los Estados Unidos. Para los norteamericanos es la guerra por antonomasia; se dejan emocionar por ella, sobre todo el Sur, donde la gente no olviia la leyenda de las crueldades de Sherman el loco de la justa causa perdida y la gloria desvanecida de la aristocracia de las plantaciones de algodón. Estamos seguras dé que a pesar del innegable talento de Margaret Mitchell, su novela (no ha escrito más que una) no hubiera alcanzado el mismo éxito fantástico si el tema no hubiese sido la guerra civil; perdón: la- Guerra entre Estados, como la llaman en el Sur, en la antigua Confederación. Pero no sólo se trata de novelas, sino tameién de libras serios, como la trilogía de Bruce Catton, que ivalió a su autor el codiciado Premio Pulltzer. Aunque también el Norte tiene motivos de gloria y emoción- -la liberación de los esclavos, el martirio de Lincoln- los mejores libros acerca de la guerra civil han sido escritos por novelistas e historiadores del Sur, entre ellos los seis tomos; grandes e inapreciables, de Douglas Southall Freeman, durante muchos añas director de un diario de Richmond, el News Leader Y ahora Clifford DO wdey, otro sudista, otro hijo de Richmond, capital de la Confederación, irrumpe en la literatura dedicada a la romántica y terrible guerra con un libro de casi cuatrocientas cincuenta páginas: Ríe land they fought íor el pais por el cual lucharon los que habían sido colocados por la Geografía al Sur de Washington. Porque la guerra de Secesión tiene la particularidad de haber tenido fronteras naturales, en vez de una división, producto de la sorpresa y del azar. Dawdey explica que treinta años antes del primer disparo en Fuerte Sumter, cerca de Charleston, que tuve la suerte de visitar, existia entre Norte y Sur una verdadera guerra fría. En las elecciones presidenciales de noviembre de 1860, en que triunfó Abraham Lincoln, éste no había obtenido un solo voto en el Sur, asi que el presidente de la Unión fue elegido sólo por los Estados del Norte contra la voluntad unánime de los merlSionales. La elección del republicano negro fue considerada de Virginia abaja como un desafío, si no una declaración de guerra a sus derechos poco menas que soberanos. Es natural que Dowdey no elogie en su libro al presidente del Norte, aunque justo es añadir que más severamente aún critica al antipresidente de la Confederación, Jefferson Da vis, que era tan guapo como su rival era feo. Según Dowdey, Lincoln era excelente persona, pero ignorante en cuestiones militares (no tenia obligación de ser un técnico en la materia) y en la política sólo sabía sugerir en vez de precisar y actuar. ¿No es exagerado juicio tan duro? Según un estudio del profesor neoyorquino, Peter F. Drucker, que publi- ca índice en la traduclón del Dtr. John T. Reid, El genio del pueblo norteamericano es político. La única figura verdaderamente santa que ha producido esta nación, el Único nombre que para la mayoría de los norteamericanos simboliza una vida perfecta y el único hombre que dedicó su propia vida a dirigir las actividades humanas hacia un ideal más elevado, fue un político: Abraham Lincoln Si, pero... ¿diríamos lo mismo de él, sin la pistola homicida del mediocre y loco cómico, John Wilkes Booth? ¿Qué recuerdo hubiera dejado Lincoln si hubiese terminado su segundo rariodo presidencial en marzo de 1869, en rez de morir cuatro años antes? ¿Cómo, se hubiera Murado de los vituperios de los radicales intransigentes de su propio partido que predicaban venganza implacable contra los rebeldes derrotados y arruinados? En la noche del 14 de abril de 1865, sólo cinco días después de la rendición de las fuerzas del Sur, los espectadores del Teatro Ford de Washington presenciaron el (primer magnicidlo en los anales norteamericanas. ¿Cómo no se hubiera conmovido del modo más profundo toío, el Norte? El luto repentino, en medio de la alegría desbordante; el orgullo de haber salvada la unidad de la patria frente a la Confederación esclavista, y acabado con la cruel diferenciación racial. Sí, muchos temas presenta y sugiere la lucha entre Norte y Sur, tantos, que el título de esta crónica no parece exagerado con el adjetivo de inagotable Andrés REVESZ

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