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ABC MADRID 24-07-1955 página 43
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  • EdiciónABC, MADRID
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MADRID, DOMINGO 2 ANO CUADRAGE SIMO OCTA VO i 5.406 NUMERO 76 4 DE IU L I 0 EJEMPI AR DE D 0 S P ESE TA S PAGÍNAS EL JEFE OEL E BURGOS EL INAUGURO AYER AL CID EN ESTE NUMERO Los cuatro grandes se han separado en un ambiente amistoso, encargando a los ministros de Asuntos Exteriores de proseguir su labor (Pág. 49) (Jue esta egregia figura sea, con el recuerdo de la España eternaí el símbolo de la España nueva dijo el Generalísimo SU EXCELENCIA, ACOMPAÑADO DE SU ESPOSA, L L E G O A 1 SAN SEBASTIAN A LAS OCHO Y, MEDIA DE LA NOCHE 1 üurgos 23. Desde primera hora de la mañana, la ciudad estaba engalanada con colgaduras y banderas de los colores nacionales y el comercio cerrado. Un gran gentío se congregó en las calles. A las diez, el gobernador civil acudió al palacio de la Isla, para cumplimentar a Su Excelencia y acompañarle a la Catedral. El Generalísimo, acompañado de su esposa y de los jefes de la Casa Militar y segundo de la Civil, abandonó su residencia momentos antes de las once de la mañana, dirigiéndose en automóvil, escoltado por una sección de motoristas, a la Catedral. Durante todo el recorrido fue objeto de cariñosas demostraciones de adhesión. Su Excelencia descendió del automóvil, y en unión del capitán general de la región, teniente general Alcubilla, y del jefe de su Estado Mayor, general Iglesias, pasó revista a una compañía de San Marcial, que le rindió honores. Seguidamente se acercó a la puerta principal del templo, donde fue cumplimentado por los ministros de Ejército y Obras Públicas, director general de Ferrocarriles, general con mando en plaza y primeras autoridades locales. En la puerta del Perdón esperaban el arzobispo de la diócesis y el abad de Silos, acompañados por el cabildo metropolitano en pleno. El prelado, doctor Pérez Platero, ofreció el agua bendita al Caudillo y a su esposa y les dio a besar el Lignum crucis. Seguidamente, el cortejo marchó hacia la nave mayor. El Generalísimo y su esposa penetraron en el templo bajo palio y ocuparon un sitial en el presbiterio del lado del Evangelio. Se entonó un Te Deum y, a continuación, el arzobispo de Burgos ofició una solemne misa rezada, como renovación del voto de las mil misas, formulado por el Cid cuando partió para el destierro. Los ministros y autoridades ocuparon lugares al pie de la escalinata, bajo el crucero, y tras el sepulcro del Cid se situaron la Diputación y el Ayuntamiento, así como el teniente alcalde madrileño, Sr, Soler, que representaba al conde de Mayalde, concejal honorario de Burgos. i ANTE 2i L SEPULCRO DEL CID Terminado el Santo Sacrificio, el Generalísimo y el prelado, seguidos por los ministros, se trasladaron al lugar donde está el sepulcro del Cid, sobre el cual fue colocada una corona de laurel con los colores nacionales y del Campeador. Allí, el alcalde de la ciudad entregó al ¡Caudillo las siete llaves. simbólj- as, de la tumba del Cid, pronunciando estas palabras: Excelencia: Dignaos tomar estas llaves, representación de aquellas siete llaves con las cuales, simbólicamente, quiso cerrarse el sepulcro del Cid, sepulcro de Rodrigo Díaz, que los burgaleses y buenos esipañoles mantuvieron en su lealtad abierto en su corazón. El Generalísimo agradeció la ofrenda de que era objeto y, a continuación, pasó con los ministros a visitar diversas capillas de la Catedral, entre ellas la del Condestable, donde se guarda el tesoro cate dralicio, y la de la Visitación, donde acaba de colocarse un valioso cuadro, donado por el arzobispo, y que evoca la conquista de Granada. Terminada la visita al templo, el Jefe del Estado y las personalidades que le acompañaban se dirigieron al monumento dedicado al Cid, gigantesca obra de nueve metros de altura, debida al escultor Juan Cristóbal. El paso de la comitiva fue subrayado por el vecindario con v í t o r e s y aclamaciones. Frente a la Diputación el Caudillo pasó revista a una compañía de Infantería. Luego siguió a pie hasta la plaza de Primo de Rivera, donde ocupó una tribuna. INAUGURACIÓN DEL MONUMENTO El alcalde de Burgos pronunció unas palabras para exaltar la figura del Cid Campeador. Señaló la circunstancia histórica en que había vivido, momentos graves y decisivos de la Reconquista, y dijo: Rodrigo Díaz el de Vivar, levantó, denodado e imbatible, sobre la áspera desolación del destierro, sobre la insistente adversidad, su grandiosa figura. La Historia de España- -añadió- -no es inerte pasado que agonice enterrado en códices y crónica porque este pasado nuestro sigue dictándonos normas de conducta; porque el carácter y temple español no se ha agotado en siglos de lucha, en trances extremos, en difíciles pruebas de reiterados destierros, porque el recuerdo del Cid ha vivido siempre en nosotros. Por esto queremos hoy que vos, como Caudillo de hogaño, saquéis a nuestro caudillo de antaño, Rodrigo Díaz de Vivar, del destierro, del olvido, del desdén y del menosprecio, y abierto su sepulcro con ¡as siete llaves, por medio de las cuales, simbólica pero inútilmente, se quiso encerrar para siempre su memoria, vuelva su recuerdo y ejemplo a ser norte de ideales, espejo de conductas, temple de ánimos y ejemplo. d heroísjsos. X ¡ríijds v y aloras J El próximo día 29 será entregado a la Marina de Guerra española un barco cala- redes construido en los astilleros de Brest (Francia) (Pág. 53. El Senado norteamericano ha rechazado la reducción de los créditos de la Ley de Ayuda Exterior, que había propuesto últimamente la Cámara de Representantes (Pág. 55. r. a reserva de agria de los pantanos ha quedado reducida esta semana al 48 por 100 de la capacidad total de embalse (Págr. 59. EDITORIAL Acábese con las dilaciones y recursos que convierten un accidente en papeles jurídicos para un lustro (Pág. 54. humanos que distinguieron a los caudillos de la hispana estirpe, los cuales en núestra España, bajo vuestra capitanía, volvieron a surgir del fondo indestructible de nuestro pueblo con el Glorioso Movimiento de la Liberación Nacional. Si para cualquier extraño que contemple la gesta del Mío Cid parece que Ruy, Díaz desvía inexplicablemente la dirección inflexible y abrumadora de su destino ad- verso para el mundo hispánico, el secreto, el profundo sentido y la última explicación de la vida y gesta del Cid no es otra quS la de haber sido un auténtico héroe espa- ñol y cristiano, Destierro y afrenta, envidia y rencor, parecen prolongarse sobre el recuerdo del Cid Campeador como eco resonante de su vida y también, quizá, como un símbolo de la Historia de España. Porque el destino del Cid y el de España, están nimbados con el mismo signo de tenipor. il adversidad, de reiterado vilipendio, de duras pruebas, de difíciles trances, pero también de pro- i videncia tutelar que hace que mil veces: atacada haya mil veces resurgido. Esta España signe siendo, contra todo evento, leal 1 a la civilización cristiana de Occidente. Esta España que entre riesgos y penalidades, entre valeroso competir e impasible soportar, ni igual que el Cid, ofrece la conquista de firmes bastiones sobre su estela para la- lucha contra el invasor de naciones y de conciencias. PALABRAS DEL JEFE DEL ESTADO A continuación, el Jefe del Estado pro- i nuncio las siguientes palabras: Burgaleses y españoles todos: Sólo unas palabras para cerrar erte acto, pues sobran las palabras cuantío la Historia habla. Y en este Burgos histórico, claman las piedras, habían IBS templos, evocan los nombres de lor ugares y, a. su conjuro, te, tierra y el alma se estremece. Espafe, en-

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