Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 03-07-1955 página 3
ABC MADRID 03-07-1955 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 03-07-1955 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página3
Más información

Descripción

D u R I O I LU S TR ADO D E I N F o RMA C 1 0 H C E ÑERA L M FUNDADO EN 1806 POR DON AB DIARIO ILUSTRADO DE IN FORMACIÓN GENERAL 10 tal, que aspira sola mente a la utilidad común de la Cristiandad. Pocas veces en la literatura mundial se han expresado en menos palabras ideas más elevadas. Un profundo sentí miento cristiano aviva el concepto dt que la desgracia ennoblece, y que ven cerla en el propio pecho representa mayor potencia que. destruir al adversario en el campo de batalla. El conjunto de estos párrafos rezuma bondad, inteligencia, acierto y finura. Cerno no han sido publicados aún en castellano, lo hemos necho in extenso Repetimos, la simpática plata de 1 Villa, que hoy se limita a dar aposento en los edificios que la forman, a tas funciones ciudadanas, tuvo la gloria de centrar en ella las miradas y el interés del mundo en un momento. Extranjeros d todas partes vinieron entonces a felicitar al Emperador por su gran victoria de Pavía. Y éste recibió la noticia y los parabienes con sincera modestia, majestuosamente inalterable. Días antes del encuentro con Francisco I, que acabamos de relatar someramente, Contarini había acudido, él también, al Alcázar. Encontró al joven Monarca triunfador paseándose tranquilamente por los corredora. Notó que iba hablando tolo, consigo mismo. Se le acercó rápidamente, le reverenció bajando la caben hasta el suelo y, sin esperar que se repusiese de su sorpresa, le felicito con cálidas expresiones de entusiasmo, en nombre de la Serenísima; y entrando en argumento, de improviso le auguró la próxima coronación cerno Emperador de Oriente en la misma Constantinopia, obligado complemento de la gran victoria de Pavía, ya que ahora toda la Cristiandad estaría a su lado y asegurada bajo su cetro la paz universal. La alusión a la unidad cristiana en paz total, y la marcha sebre el Oriente musulmán, representaban, en lenguaje diplomático, la oferta de un Tratado de alianza, abriendo un horizonte acariciado largamente por Carlos V. Al mismo tiempo de aban comprender al Soberano del mundo que para alcanzar esta nueva y más brillante gloria había que olvidar el pasado, especialmente los vaivenes politices de Venecia- indispensable potencia marítima en cualquier empresa contra el turco. Carlos V, hombre de ideas fijas, nada olvidadizo, después de agradecer las bellas palabras del orador, replicó que Venecia no se había conducido bien con 1. Contarini explicó de nuevo el radiante porvenir que se abría, y el Soberano cerro la entrevista diciendo: Sí; comprendo todo, y espero que en el futuro Venecia se conduzca mejor en las relaciones que vaya a tener conmigo, Han pasado más de cuatro siglos, y ahora el antiguo Alcázar remondo y la Torre de los Lujanes embellecida mantienen estes recuerdos como prueba de la eternidad histórica de la tierra qut los produjo y los conserva. Y las generaciones que se suceden en este constante c lea je de nacimientos y desapariciones, al evocarlos sienten 1 caricia de su noble pasado. Orestes FERRARA TORCUATO LUCA Dt TENA i R O N T O llegó a España el eco victorioso de las armas imperiales. Carlos V recibió en el Alcázar de Madrid los primeros informes de la batalla de Pavía. Más tarde, la presencia del Bey Francisco, prisionero en la vecina Torre de los Lujanes, certificó este gran accntecimiento militar y político, uno de los pocos decisivos que nos brinda la Historia. El duelo írancoespañol continuó aun después de este triunfo, pero ccn un ventaja inicial a favor de España. Por el momento, vencedor y vencido estuvieron situados en un corto perímetro representado por ese centro semimilenario. transformado hoy en Municipalidad madrileña, en una plaza simétrica, serenamente bella, elegante y sin pretensiones, como si fuese un traje personal de los primeros Austria. En x 535 se centró en tan limitado espacio la atención del mundo, auscultándole y mirándole como Olimpo distribuidor de misericordia o desencadenador de dolores. La República de Venecia tenía a la sazón cerca del Emperador a Gasparo Contarini, noble veneciano, cuyos antepasados, en un año tan remoto como el 700- -dato obtenido no por tradición familiar, siempre complaciente, sino por rigurosa referencia histórica- pertenecían a una de las doce familias llamadas Apostólicas por haber elegido al primer magistrado de la ciudad de los canales y de los puentes. Este embajador de la Serenísima resplandecía, además, con luz propia por múltiples cualidades, en tal grado eminentes, que llevaron al Papa Paulo III, el viejo Farnesio, a concederte, diez años más tarde, el capelo cardenalicio, a pesar de que el recipiendario no había tenido previamente relación alguna con la Iglesia. La alcurnia mental y moral de este veneciano insigne nos la da en justísima síntesis Alfredo Reu mont. uno de los estudiosos más notables del Renacimiento, al decirnos en el siglo XIX que Contarini fui la personalidad de mayor relieve de aquella ¿poca en Italia, pues reunía todas las gracias del hcmbre de espíritu y de sociedad en forma elevada y perfecta armonía. Carlos V estimaba mucho a Contarini, no obstante hallarse irritado contra Venecia, que le había abandonado, en forma cercana a la traición, unes meses antes de su gran victoria. Contarini cultivaba, a su vez. la amistad imperial, que duró mucho tiempo, con provecho para Italia y para la Religión. A pesar dé estas condiciones favorables, 1 embajador no pudo quedarse más tiempo en España, porque ello hubiera sido contrario a las rígidas leyes venecianas, que estipulaban el tope de cuatro años de residencia diplomática en un país, y Contarini había sobrepasado este límite. El acto dé despedida del embajador fue honrosísimo y muy cordial. Se verificó en Toledo, donde se encontraba de momento Carlos V, cuyos continuos viajes son proverbiales y fueron objeto de ostentosa satisfacción en sus Memorias En el viaje de regreso a la Patria, Ccntarini sé detuvo en Madrid para saludar al virrey Lannoy. Esta visita pro- UN RINCÓN HISTÓRICO vecó el encuentro del veneciano con Francisco I. hecho histórico de poco valor en sí, mas de fuerte y noble humanidad. Por no haberle encontrado referido en ninguna Historia sino en documentos de la época, le hacemos objeto principal de esta nota. El buen Lannoy, el más fiel servidor de Caries V. recibió al embajador con los brazos abiertos. Lannoy había traído- -a espaldas de sus compañeros, el marqués de Pescara y el condestable de Borbón- -al Rey de Francia a Madrid. En aquella hora el virrey estaba junto a él. más como consejero que cerno carcelero, a fin de decidirle a que aceptara las condiciones de paz dictadas por el Emperador, consistentes, en lo principal, en la cesión a los descendientes de Carlos el Temerario, o sea al mismo Emperador, del ducado de Borgoña, donde el meticuloso Monarca tenía fijado el emplazamiento de su tumba cuando apenas contaba veinticinco añes. El ducado era el precio del rescate. Contarini llevó a Lannoy, a través de una amplia conversación a que le ofreciese visitar á Francisco I. La situación de Venecia era difícil, asimismo, del lado francés, pues si bien se había separado de Carlos V en el último período de la guerra, con anterioridad abandonó a su vez a Francia, después de haber habido entre ambos Estados una larga y buena alianza. Dos errores, que inspiraron las pretensiones intelectuales de Venecia, y que solamente pueden justificarse con el argumento que hizo célebre a Petrucci. el tirano de Siena: Los tiempos son superiores a los cerebros. Lannoy franqueó al enviado de Venecia las puertas de la habitación del Rey de Francia, a quien Contarini saludó con una profunda reverencia al entrar, tratándole como si estuviese en el Trono y no en la prisión. Seguidamente le dirigió el siguiente discurso: Aunque no hayamos recibido ninguna autorización de Vuestra Majestad, encontrándonos visitando al señor virrey, bondadosamente nos ha ofrecido conducirnos a presencia de Vuestra Majestad, con objeto de ofrecerle la debida reverencia, lo que nosotros, que hubiésemos venido desde el fin del mundo para ver y bajar nuestra cabeza en señal de respeto á tan grande Rey, hemos agradecido desde el fondo del alma, y así hemos llegado a Vuestra presencia. Cierto es que hubiéramos deseado encontrar a Vuestra Majestad en condiciones más felices. Sin embargo, las presentes no debe aceptarlas Vuestra Majestad ccn desagrade, pues no menor gloria ha adquirido ahora ante el mundo, al soportar esta desgracia con tanto ánimo y grandeza, qué la qué gozó en la próspera fortuna al tiempo de las grandes victorias alcanzadas. No representa menor valor vencer la suerte adversa, que vencer a los enemigos. Vuestra Majestad debe, por otra parte, estar alegre y de buen ánimo a verse obligado a tratar ccn la Majestad Cesárea, de grande y buena voluntad, y de una disposición de espíritu

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.