Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 01-07-1955 página 3
ABC MADRID 01-07-1955 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 01-07-1955 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página3
Más información

Descripción

D I A R I O ILUS TRA. D. O DE IN F 0 R M A GI O N Q E N ER A L O FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA D I A R I O LUS- T R A D Q DE INF 0 RM A CI 0 N G E N ER A LM faraón pidió en matrimonio una de sus hijas al rey hitita, efectuándose la boda unos años más tarde. Iniciando el recurso casamentero que habían de emplear luego, con tanto éxito, las fuertes Monarquías europeas de la Edad Moderna. Recurso que ha sufrido fuerte desvalorización en los últimos tiempos, al menos en los países de Occidente; ignoro si el mariscal Bulganin tiene hijas casaderas; pero aun en el supuesto de que se concertase la boda de una de ellas con un hijo del canciller austríaco, no parece probable que el enlace influyera en la conservación y robustecimiento de la paz. El Tratado de paz austrorruso no es de los más duros, entre los recientes: ni reduce el territorio nacional ni exige indemnizaciones ruinosas; en cambio, Austria se compromete a permanecer casi inerme, y a perpetua neutralidad, lo que significa una merma fundamental de so beranía; un descenso jerárquico en el concierto de las naciones, que no merece pueblo de tan glorioso abolengo que, hasta fecha bien reciente, tuvo voz directora en los destinos del Continente. Hace más dolorosa esta vejación el que Austria no entró en la pasada contienda motu proprio sino después de haber sido ocupada por Alemania. Pero no es mi intención estudiar este moderno Tratado, sino traer a la memoria de los lectores el recuerdo de un arcaico Convenio, en demostración de que desde les albores de la protohistoriá, lo mismo que hoy, ponían fin a las guerras Convenios o Tratados de paz no muy diferentes, en lo sustancial, de los de hoy; y que algunos de ellos podrían servir de ejemplo a los modernos. No es, ciertamente, el Tratado de Kadest el más antiguo de les que firmaren pueblos beligerantes; las campañas victoriosas de Asiria, nación conquistadora y guerrera por excelencia, bajo el cetro de Reyes cómo Sargón y Naram Sim, mil añes anteriores a la que hemos comentado, debieron terminar en sendos Tratados de paz. Lo que sucede es que las referencias que de ellas nos han Hegado carecen de autenticidad; por estar mitificada la Historia, con fines ditirámbicos, de exaltación de les soberanos que las dirigieron y llevaron a feliz término. En cambio, la oda de Pentaur, que acabamos de traer al primer plano de la actualidad, tiene un sello inconfundible de auténti- ca y ponderada. Alf- cdo KíNDELAP E ha firmado, hace poco tiempo, el Tratado de paz- -tan diferido- -entre Austria y los que fueron sus enemigos en la pasada guerra; y se atisba la posibilidad de que se firmen, en fecha no lejana, el soviéticojaponés y el de Rusia con Alemania occidental; nación con la cual lo firmaron, hace unos meses, las potencias occidentales. Está, pues, de moda, y en plena actualidad, el tema de los Tratados de paz. Con tal motivo, los diarios y revistas extranjeros han traído a colación otros Convenios históricos, que alcanzaron celebridad, tales como: el de los Pirineos- -1659- e l e Nimega- -1678- el de Utrech- -1713- el de Kiel- -1814- el de ¡Viena- -1815- el de Frankfort- -1871- -y el de Versalles- -igig- Ninguno se atrevió, sin embargo, a bucear, como yo voy a hacerlo, hasta las hondas capas de la prehistoria o protohistoriá; comentando un Tratado, en comparación con el cual, los que acabo de citar, parecen firmados ayer. Como se firmó el año 1285 (antes de Jesucristo) es decir, hace tres mil doscientos cuarenta años. Una batalla reñida cerca de Kadest, en la ribera del río Orontes, en la que el magnífico faraón- Ramses II, al frente de cuatro divisiones egipcias, derrotó a un fuerte ejército hitita, puso término a la guerra que los dos pueblos rivales venían sosteniendo desde abril. de 1288 (a. J. C) Parece extraño que, a pesar de lo remoto de la fecha, conozcamos detalles de esa guerra y de su Convenio derpaz. La cantó un poeta llamado Pentaur, y el faraón hizo que su oda se grabara en mármoles, en templos, columnas y monumentos, algunos de los cuales se conservan en varios museos. Consérvanse también copias, en lenguas etea y egipcia, del Tratado que se firmó al terminar la guerra. No podemos reproducirlas, por ser muy extensas y ampulcsas; nos conformaremos con un extracto y Un comentario. En el artículo i. se hace referencia a la buena amistad que siempre unió a las dos partes contratantes y a las alianzas que, en distintas épocas, estipularon entre sí. El artículo 2. declara solemnemente que, desde el momento de firmarse el Tratado, queda restablecida la paz entre los beligerantes, para siempre. En el artículo 3.0 se declara que no habrá cesiones territoriales, devolviéndose mutuamente las recientes; conservándose las antiguas fronteras, que uno y otro firmante, se obligan a respetar. Por el artícu- s UN TRATADO DE PAZ DE HACE TRES MILENIOS lo 4.0 se pacta, entre los dos países, una alianza para el caso de ser agredido cualquiera de ellos por un tercero. Estos cuatro artículos son, desde entonces, los fundaméntales de todo Tratado de paz: alusión histórica, declaración de paz, cláusula territorial y Tratado de alianza. En el que comentamos no se hace alusión a exigencia de responsabilidades, ni a indemnizaciones, ni a criminales de guerra (rrioda bien antigua) De los artículos que restan por examinar, unos son complementarios, otros de orden místicoi- religioso. Por el 5.0 se acuerda la extradición de los refugiados políticos de una y otra nación; y por el 6; la de los emigrantes. Estas dos duras cláusulas son suavizadas en el artículo io. que establece el solemne compromiso para ambas partes de no tomar venganza, ni represalia, en las personas cuya extradición se convenga. Por el artículo 7.0 se pone a los dioses de los dos países como testigos y fiadores del Tratado de paz; por el 8. se les pide maldigan a quien primero lo viole, y por el g. se solicita la bendición divina para los que lo observen. Si. comparamos el documento con los similares de nuestra época, veremos elevarse al faraón Ramses II a las cumbres más altas de la generosidad y de la humanidad. Ni humillación al vencido, ni expansiones, territoriales, ni indemnizaciones, ni represalias. Aun resaltaría más el contraste si la comparación se hiciese con Otros, durísimos, de aquella época. Es verdad que la raza egipcia no fue tan cruel como las asiáticas contemporáneas. Para afianzar todavía más la paz, el Abra mercados a sus p r o d u c t o s anunciándolos en la Edseiéü Semana! Aérea de A B G

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.