ABC MADRID 31-05-1955 página 15

JORNADAS LITERARIAS S ESENTA, y dos escritores, sesenta y dos, hemos andado estos dias los caminos de la Alta Extremadura. Todavía ayer, a ñ o de 11954, fue la ruta de Don Quijote a través de la Mancha; hoy, la cenicienta provincia de Cáceres. Hemos Ido derechos desde el corazón de España, en peregrinación de cinco dias, a tomarle el pulso a la verMezcla de fortaleía, santuario y castillo, I monasterio de Quadalup eoraxón de la davooión extremeña, nos presento asi desde la carretera. He aquí, lector, que la tierra de los conquistadores nos o f r e c e gozosos contrastes. Frente a pueblos en ruina, sólo habitados por grajos y cigüeñas, verás alzarse poblados enteros surgidos de la nada en medio de la llanura, como ese Matón de los Iñigos, cuya iglesia diriase decorada por el propio Matisse. Encontrarás en tu ruta miseros paradores de arrieros y hoteles que harían buen papel en la capital de las Espartas, Ya no Van a poder apuntar a Extremadura, ay! los nuevos Dumas, Verhaeren y Barrows de las leyendas negras... Pero no es de la Extremadura para turistas, ni de la Extremadura explicada en datos estadísticos, de la que quiero hablarte. Yo quisiera hablarte, lector, de su itinerario emocional. Y se me ocurre pensar, de p r o n t o que en tiempos pasados se hubiera evitado todo conato de separatismo si cada uno de nosotros, del País Vasco o de Cataluña, En el marco de la oíudad viaja d Caceras, frente a la de Andalucía o de Galicia, hullamada Torre d t las Clgiiefia Eulalia Soldevija ofreció biese andado y desandado la a lo jornadistas y al pueblo caoereno un impresionante geografía de esta tremenda recital da canciones medievales. (Poto Bravo. España que nos dio a luz. Hubiera querido llevarte conmigo de la dad escueta de la vida, los tipos y el pal- mano para que vieras y sintieras lo que saje de esta avanzadilla española que le en estas Jornadas literarias hemos visto toca la mano a Portugal. Y va mucho de lo pintado a lo vivo. lia y sentido. Porque las guias, que todo lo con detalle, han olvidado consigleyenda negra se desmorona al soplo de la explican cosa: el corazón de Extremadura. nar una proximidad. Y no temas, lector, que n su Y el corazón de Extremadura, cuyo lalugar trate yo de crear una leyenda blanca de Extremadura. Pero- -las cosas como tido escucho todavía, se compone de muson- -hay que decir que tipismo y activi- chas cosas: de las humildes gentes de Tordad se dan la mano y recorren a un tiem- navacas, que, al eruzar la raya de la propo caminos de tercer orden y carretera vincia cacereña, nos recibieron con gritos, recién asfaltadas. Antigüedad e hidalguía aplausos y pancartas; ¿el monasterio de se mezclan al ritmo cada vez más crecien- Yuste, en una de cuyas salas nos fue leído te de las obras que están transformando el el testamento de Carlos V; de Coria y sus leyendas; de Caparra y sus ruinas; y de perfil de Extremadura. Trujlllo, donde quiso Dios que naciera un tal Pizarro, que conquistó el Perú; y de Cáceres; y de danzas y canciones folklóricas llenas de gracia y señorío; y de castillos; y del fabuloso monasterio de Guadalupe, colgado en un rincón verdeblanco... Y junto con todo ésto, lector, el factor humano: las charlas con las gentes las anécdotas que saltan a la vuelta de la carretera, los campanarios que nos hacen sentir no sabemos qué. Y los nidos de las cigüeñas. Y la llanura árida extendida a los pies como un inmenso mar de Dios... La superficie, los monumentos y los habitantes que tienen Cáceres o Plasencia, Coria o Alcántara, éso lo podrás encontrar en cualquier guía. Pera el corazón de Extremadura, no; éso no podrás hallarlo más que andando y desandando sus caminos. Si hubieras venido con nosotros, si hubieras orado a nuestro lado ante la Virgen de Guadalupe, si hubieras oído el recital de canciones medievales- que Eulalia Soldevíla nos ofreció, frente a la Torre de las Cigüeñas, rodeada del pueblo cacereño, entonces, estoy seguro, comprenderías hasta qué punto estas Jornadas Literarias son un poco los ejercidos espirituales del escritor. Muchas cosas me dejo en el tintero que otro día escribiré con pelos y señales. Te diré, apuntando con el dedo: Aquí vivió Pizarro Aquí, tras este altar de la Virgen de Guadalupe, encontró un fraile, por un gracioso azar en que intervino un gato, el ataúd de Enrique el Impotente Allí pasó tal cosa Allí tal otra ¿Ves esa casa? Dice la leyenda... Si. Te contaré estas cosas otro día. Roy he querido no decirte nada, nada en concreto, para decírtelo todo, para pedirles amis compañeros de expedición que hagamos un esfuerzo, a ver si entre todos, de un empujón, ahuyentamos a la leyenda negra de Extremadura. Y te prometo contar en mi próximo artículo, antes de que se me vaya el santo al cielo, la leyenda curiosa y múltiple de Coria y su famoso bobo. Mientras tanto, lector, que Dios te guarde y a mí no me olvide. Luis DE CASTRESANA