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ABC MADRID 29-05-1955 página 5
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ABC MADRID 29-05-1955 página 5

  • EdiciónABC, MADRID
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como el resto de Europa, de la lineas de ferrocarril que desde entonces enlazan nuestros grandes y pequeños centros fabriles o urbanos; se crean los Altos Hornos de Vizcaya y Ságunto, fundamentales en la industrialización del país; se penen en explotación las más importantes z o n a s mineras asturianas, nace con proyección internacional la ind u s t r i a textil catalana, se funda la CAMPSA se compran concesiones de pozos petrolíferos en Venezuela, se botan, con Maura, acorazados y buques de linea, se reorganiza la Armada, se alcanza, bajo Calvo Sotelo, el más alto auge internacional de la peseta, llegando a cotizarse a veintitrés pesetas la libra y el dólar a menos de cinco; se firma la entente hisnano- italiana ds control mundial del mercurio: un ingeniero español, don Jttan de la Cierva, inventa el autogiro las obras portuarias de Viga, Barcelona. Bilbao y otros, ponen en pie de competencia a nuestros puertos con los mejores del mundo; se crea, bajo Primo de Rivera, el circuito actual de carreteras no mejoradas desde entonces, más que en los últimos años de nuestra postguerra; se funda la Ciudad Universitaria. Pues bien, nineuno de estes hechos, merecedores de ser recogidos y valorados en un libro de Historia, alcanzan en estas páginas, por las razones apuntadas, su debida proyección. En otro or? den de cosas, lo mismo ocurre con la introducción del teléfono automático, cen la publicación monumental del Diccionario Espasa, con la invención española de la pistola Campogiro con la creación del Observatorio Astronómico de) Ebro... Y asi, con la apertura de la Gran Via madrileña, la inauguración de los trenes subterráneos de Madrid y Barcelona, el desarrollo de las fábricas de Armas, ti invento del cañón del quince y medio, y tantos y tantos grandes hechos o medianos, pilares de nuestro propio presenté, auténticos factores de progreso 0- -más modestamente- -dignos al menos de. ser reseñados en un libro, que sin ser- como éste, pura recopilación de informaciones del día, pretendiera enjuiciar y no reseñar, calibrar y nok describir... En cambio, se recogen sucesos y menesteres que en su día alborotaron a los españoles y que hoy no podemos calificar en justicia más que como anécdotas, humo de historia, pura intrascendencia y nimiedad. Pero... ¿no es este caSo un libro de Bodas de Oro? ¿Y es que no se recuerdan en las Bodas de Oro, junto con los grandes acontecimientos que forjaron destino, las pequeñas anécdotas llenas de ternura que ayer nos hicieron reír y hoy nos embargan de la dulce emoción del tiempo ido o que ayer nos hicieron llorar y húy abren en nosotros una amplia sonrisa alborozada? Insistamos una vez más. Este libro no s un libro de Historia, pues le falta para ello enjuiciamiento y perspectiva. Es un álbum de recuerdos. Leyendo estas páginas, nuestros abuelos, nuestros padres, nosotros mismos, hemes palpitado al ritmo de la actualidad. Hemcs sufrido o pozado con su lectura hemos, comentado sus aciertos o sus errores, su galanura de estilo o la defectuosa redacción obligada por las prisas del cierre y la cita inaplazable de las rotativas. Es nuestra propia vida de espectadores curiosos e interesados, la que, al margen o en el epicentro, se encuentra en estas páginas. Es un espejo de nuestras emociones. Es... eso: un álbum de recuerdos. T. L. de T. NOSTALGIA DE LA LFTRAES: tiempo don ilegible hará acto de presencia inexcusable en documentos de toda clase. Públicos- -a pesar de la legislación- -y privados. Traducir 1 firma, expresando el contenido del logogrifo puesto al pie áñ un escrito está adquiriendo un insólito aire de elegancia. Y cada día es más difícil descifrarlos. Algunos pueden hacer competencia victoriosa a los signos notariales de mayor complicación. Doloroso es todo ello. Mucho más que también haya invadido los ámbitos escolares, y niños y jóvenes adquieran, desde la primera infancia, un tipo de letra enrevesado y feo, que puede competir victoriosamente con la del médico. Profesional que solía encabezar el muestrario de peores, complicados y peores tipos deletra. Al maestro se le repitió con machacona insistencia que debía desechar sus preocupaciones caligráficas, demasiado anticuadas. Estábamos en plena euforia industrialista. Reinaba la máquina de escribir. ¿Para qué buscar primores pendolistieos? Ahí están las consecuencias. Tipos de letra feos, destestables, imposibles de entender. Millares de niños, futuros labriegos, pastores, marineros, muleros, obreros, mecánicos, ¿manejarán máquinas ds escribir? Y aunque asi fuera, ¿por qué no expresar clara y legiblemente el pensamiento? En la visita a una escuela de la provincia hemos hecho el descubrimiento inesperado: unas antigua muestras de Iturzaeta. i Dios mío! Toda una época docente surge a su presencia: bancos muí tipersonales, muestras de escritura colgando de Un hilo en el respaldo de los mismos, secciones, instructores, carteles, palmeta y correa, memorlsmo rígido, palotes... ¿Es eso lo que acaso deseamos resucitar? i Ni mucho tnenosl Todo aquello pasó. Bien muerto está. Volver a las. planas ra yadas, a los tremendos, larguísimos ejercicios iniciales de caligrafía es imposible. ¿Lo es también escribir con claridad y cierta belleza? creemos que no. Henos cuando aun en colegios y academias quedan residuos de antiguos afanes caligráficos para escribir... letra inglesa, por ejemplo. Sin poderlo evitar evocamos el nombre de grandes calígrafos españoles: del insigne Juan de Iciar, el vizcaíno creador de nuestra letra bastarda en 1555: de su discípulo Madariaga, de Lucas, de Casanova, de Torio de la Riva, que, a princi- H EMOS 1 mo de llegado al descréditodemáxila caligrafía. Dentro poco i Autorretrato qu figura en todas lat ediciones d la obraa del vizcaíno Juan d iciar. Jl ítrar mt no conuien? para eí v ¿e (mal j t Je tm tfciar a bomác. L tra bastarda, orttda en 1888 pios del siglo XIX, publicó su Arte de escribir de Iturzaeta, cuyos traeos aprendieron generaciones de acolares, tormentados por la cuadricula y lo ragos, de Villaciergo... Era, ciertamente, otra época reposada, sin impaciencias acuciadoras en la vida. Al menos como las atosigadoras que hoy vivimos, ¡Qué extraordinaria serenidad en las actas de las sesiones celebradas por la Hermandad de San Casiano especialmente en 1669! Este y los años siguientes manifiestan un admirable esplendor caligráfico. Desde 1672- -decimos en Educación Española las actas son motivo de verdaderos torneos pendolistieos. Diez años después se oiscurece este torneo para aer en la vulgaridad. Aun hemos podido admirar en la Exposición Mariana un grabado español del siglo XVIII, en que, salvo la cabeza de la Señora, ropajes, pliegues, peana y los dos ángeles próximos, han sido creados por el rasgueo de habilísimo calígrafo. Pata rincón de museo quedan estos recuerdos caligráficos. Mariano Rodríguez Rivas supo aprovecharlos en no lejana Exposición. Un esforzado defensor de nuestra letra bastarda fue don Rufino Blanco, que abarcó y dominó todos los aspectos de la docencia primaria. Después, ya apenas quedan calígrafos. Conocidos y estimados al menos. Vale la pena señalar un esfuerzo actual. ¿De un centro docente? No, de las Caja de Ano- rros madrileña, que emplea con especial afecto e interés la letra española para sus invitaciones y comunicados. En 1913 publicó don Emilio Cotarelo su interesante Diccionario biográfico y bibliográfico de calígrafos españoles que demuestra en extensa lista el grado de esplendor alcanzado en lides caligráficas. Ha pasado la época de las muestras de letra bonita en la escuela. (Dejadme al menos que, ante la evocación nonwrv de su esplendor pasado, y al contemplar la fea mr creyóle y efigie de don ilegible sienta la nostalgia de vf 5 yno. una belleza quiza perdida para siempre. Alfonso XNIESTA Juan dé lelai

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