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ABC MADRID 28-05-1955 página 3
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ABC MADRID 28-05-1955 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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I A R I O IL U S TR A D O D E INFO R M A C I O N GE N E RA L í i FUNDADO EN 1805 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA I usted, b u e n lector, ha tenido pacie n c i a para leer mis precedentes artículos, coincidirá conmigo en que la solución de los problemas planteados no es fácil ni sencilla. Razones que, a mi juicio, nos obligan a todos a poner en juego nuestra buena voluntad para buscarles una solución. Por una parte, tenemos el fundamental problema de la formación y sucesivo perfeccionamiento del médico. Seamos valientes y vayamos al problema sin hipocresías; reconozcamos que, hoy por hoy, es muy insuficiente. En mi segundo artículo trataba ya las razones de ello. Las Facultades necesitan remozar los planes de enseñanza y hacer más accesibles los medios de conocimiento. Los hospitales, los sanatorios, las instituciones privadas debían colaborar más estrechamente de lo que lo hacen hoy día con la enseñanza oficial. El acceso de los estudiantes a los laboratorios, clínicas, Seminarios, etc. debe ser regulado por otras normas más inteligentes que la oposición a secas. Y a los organismos que tienen los difíciles instrumentos necesarios hoy a la investigación, no se les debe consentir que se cierren sobre sí mismos, que se aislen del comercio de íüeas y opiniones y traten de alzarse con la hegemonía de la ciencia. La investigación no debe ser escalafonada. Es admirable ver cómo sociedades dotadas de gran vitalidad, como la norteamericana, organizan el presupuesto de sus gastos científicos, año a año, con el mismo sentido de eficiencia y oportunidad con que cifra los de Agricultura, Aviación y Marina. Un señor no puede ser investigador a perpetuidad; como un literato puede perder su fecundidad en un momento cualquiera. Lo lógico sería que todos los años, al iniciarse los trabajos académicos unos comités, juntas u otra forma de jerarquía superior cualquiera, designase, sobre todo el ámbito nacional, qué temas y qué personas debían ser pagadas durante el año para desarrollar una investigación determinada. El médico joven, el postgraduado, debe tener plazas reservadas en los distintos cuerpos estatales, provinciales, municipales o de corporaciones privadas para que inicie su preparación, profesional según sus apetejicias y con un leve apoyo económico que le permita ir desenvolviendo sus actividades. Actualmente, el médico joven, si su familia no es económicamente poderosa, se siente impelido ferozmente a la desesperación y a la miseria. Convengamos en que no es la mejor manera de preparar para el futuro buenos profesionales. Tradicionalmente, en España, los organismos estatales, provinciales, municipales o de empresas privadas, no han pagado nunca al médico por la prestación de sus servicios. Se sobreentendía que el marchamo de ser jefe de tal o de cual, director de esto o aquello, catedrático o perteneciente a tal o cual cuerpo prestigiado, era bastante recompensa, ya que le facilitaba la obtención de una nutrida y bien agradeció- -líentela. Esto ha sido así hasta hace algunos años, y aun lo sigue siendo para un grupo, cada vez 01 A R i O M L U S T. R A D O D E INF 0 R MA C I QN G E N ERA L s MEDIOS DE ENCAUZAR LA CRISIS MEDICA más restringido, de; nosotros. Pero ni! para los jóvenes ni ¡para la mesocracia profesional lo es ya. íLa organización de la asistencia médica por terceras personas, ha hecho perder al médico una de sus más caras virtudes: la ligazón a su nombre del éxito profesional. Salvo cuando la minuta es muy cara, casi nadie sabe! ya quién le ha quitado el apéndice, el ojo, o le ha hecho la radiografía; y con- ello el médico ha perdido la única po- ij sibilidad de hacerse una clientela a base i de su prestigio profesional. ¡i Pero es que la obligada jerarquización j y especialización de! las funciones mé- j j dicas llevan a muctíos profesionales aj puestos donde no tienen ningún o: esca- l so contacto con el público. En ellos el; médico no tiene más esperanza que vi- vir para siempre de su mísera soldada. Esta situación debe ser resuelta de raíz. La retribución de los distintos Cuerpos, plantillas o escalafones debe ser corregí- da por manera que el médico que des- j empeña un cargo determinado pueda vivir decorosamente de; él, como lo puede! hacer un ingeniero, un arquitecto o unj abogado del Estado. I A la despersonalizatión, o si usted lq prefiere mejor, a la deshumanización del médico en su ejercicio: profesional que, reí tero, lleva aparejada; la pérdida de laposíf bilidad en la obtención; de una clientela pril vada, se une un mayor peligro, riesgo defecto en el ejercicio i de la profesión méjdica de nuestros días; j la pérdida de la lijbertad y de la responsabilidad. Mucho se há hablado y se tendrá que hablar aún sobré este delicado aspecto dje nuestra carrera; y es lógico que así sea porque es fundamental. Sin libertad no- hay responsabilidad. Las razones económicas y de complejidad de la Medicina actual! de que tanto hemos hablado, han tenido ppr consecuencia que el contrato de servicios médicos ha salido totalmente del ámbito de intimidad que debe rodear las relaciones del paciente con su médico. Esta relación, en cuyo buen establecimiento reside todo él éxito o el fracaso futuro del ejercicio médico, está en medio de la plaza pública, sin que en las decisiones que se han tomado sobre sus posibles Soluciones, la voz de ninguna de las; partes, ¡presuntas contratantes, haya sido oída por nadie. El médico y su enfermo ni se buscan directamente, ni estipulan sus honorarios de la misma manera. Él primero recibe su r finúnciese en lodo el mundo por medio de laEdición Semanal Aérea de AB C Ij enjíermo k través de diversas fuentes de canalización y ha de conformarse con él, e entienda o rio, le agradé. o ó, simpaticé: ton! él o no. (El; enfermo va; al; médico que le: envían; le; exige la curación de da ehfer- rnedad, ya que para ello le paga. y si no ¡obtiene lo quq, desea lo abandona, si puede hacerlo, o se lanza contraél, si la modalidad 1: de la prestación le obliga a ello. i Esta situación es desástrosa; en su persistencia 1 está el núcleo de la destrucción! de! la Medicina, como una noble profesión. En; tanto el médico y el; enfermo no tengaá ¡li- 1 tiertad para; ¡buscarse y; encontrarse, para; establecer las bases del camino qije hart; de; hacer juntos en el intento dje logriar laifu- ración de lá enfermedad los riesgos y pe- i Jigrbs que ábechan al ejercicio profesional; del médico son extraordinarios. ¡j i Me dirá Usted, lector que; es rriuy difícil cohonestar ésta razón básica corí aquejas: otras de índole social y ecoñómicb. que pe- mos citado en otros lug ares. Cierto, muy cierto. Por esto es tan enrevesado encontrarle una solución Pero quizás tpn buena voluntad pudiéramos hallarla entire todos. En primer lugar, i todas las actividades! nacionales que se ocu ¿atí de la Medicina debían estar centralizadas ten una! s; olá matio, o i a, lo jumo, en dos: siria que se ocupase de la parte educativa ¡y- de investigación; ¡otira ¿dejjtodofél inmenso ámbito profesional, i En segundo lugar, tod Ja legislación qtiie se ocupad de los problemas médicos, técnii- eos y profesionales, 5 debe ¡ser reorganizada, refundida, exp irgada dotada de un espíritu; ünifjcadorj En tercer lugajr, los médicos deben disponer de organizaciones corporativas más dinámicas! flexibles y ¡eficientes que las W los! representan 1; actualmente, que! lleven gu voz. iy su seiritjr ja las; altas esferas legislativas! Y- en; cuairto, pero importantísimo lug r, la Medicina, en ¡su ejercicio, debe ser ¡respetada lo1 más posible en su única y tradicional- Üorrna: conservar su. libertad. Cuando Habló de tradicional no me quierd) referir tanto jal tiempio c mp al espacio 1; no! a aybr, sinp a sienJPrevDjesdé, el hechijcero de la tribu, al qúlmaíite medieval o: a racionalista diéciodhesc. b, oialíméidico científico dp nuestro tie rfipo; antes; de ay! er ¡aye! r, hoy y siempre, no Jiabi á; Medicina sin libertad pa, ra que 1 se busquen; entíeísí pacienta- y médiieo. Facilitemos que esto sea; posible dentro i jde la omplicada; vorágine, de ¡nuestra organización 1 social actual. Bue no ique él Estacjo organice los seguiros qué! estime íiecesaíitjs parái los ectjnáijnicamente: débiles bueno, jtambiéri, que coiísi, enta en! el funcionamieriío, debidamente; -vligilado, de: las organizaciones del seguro libre, para los ecofióm camentej pudieijtes; pero que no con- sienta que la Medicina! se ejerza por escala- iones, ni que la; s relaciones económicas en- tre ¡enfetmos y pacientes, sé rijan; por fríos ¡actuarios. Estúchense entre Estado, Corpo- i raciones médicas; y représentaciartós de! pa- cierites, códigos! de rétribucioiíes por acto médico que sean? justas y equitativas para unos y para otros, y, procúrese; sobre todo, que el médico reciba corciialmente a su pa- cíente y; que ésíi, como; debe ser, vea en- aquél- suj curado su. saludador, su báculo i i s u a m i g o Doctor NÁ AÉRO GUTIÉRREZ

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