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ABC MADRID 08-05-1955 página 9
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ABC MADRID 08-05-1955 página 9

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página9
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f ASTIMA que la China esté tan re 11 vuelta, porque, de no estarlo, siemI I f pre le quedarla al anciano de por aquí 1 recurso de trasladarse allí, donde sería recibido con los máximos honores. Ya se sabe que los chinos no aprecian en el mundo ninguna cosa tanto como la ve Jez. En la China, cuando alguien regresa, después de una larga ausencia al circulo de sus amigos, seria de pésimo gusto el que éstos le hicieran los cumplimientos habituales en el mundo occidental: no pasan Años por ti cada dia estás más joven etcétera, etcétera. Al contrario. Lo que la cortesía china obliga a decir en esos casos es que el viajero vuelve avejehtadisimo, que su cara está, llena de arrugas y que tiene Un aspecto cadavérico. Como digo, los chinos no aprecian en el mundo ninguna cosa tanto como la vejea, y de ahí el carácter especialísüno de su designaciones honoríficas. Un profesor europeo, que no había doblado aun la cuarentena y gozaba de una excelente salud se queda de una pieza mando supo que los periódicos chinos, al comentar una obra suya, le llamaban caduco, decrépito y senil, pero luego resultó que todo aquello no era más que la manera china de llamarle ilustre, y tuvo que resignarse. En la China no se puede, realmente, ser joven, y, cuando alguien declara allí una edad interior a los treinta años, haría falta, tener Un corazón de piedra para no decirle que representa, por lo menos cuarenta o cuarenta y cinco y que, con la ayuda del cielo, no debe desesperar dé poder presentarse un día ante los suyos vistiendo la luenga túnica de los ancianos: una túnica amarilla, porque el amarillo es en la China un color exclusivamente honorífico, que se reserva, con los mayores cuidados, para la alta ancianidad, Todo esto lo sabe mucho mejor que yo mi amigo Pía Cárceles, ex alto funcionario de la Sociedad de Naciones y actual colaborador del A B C. Pía Cárceles recibió un dia en su despacho oficial de Ginebra la visita de un general chino, 1 que, de buenas a primeras, le manifestó que tente un alto honor en taludarle, porque, a Juzgar por su rostro ajado y marchito, era, indudablemente, un hombre de edad muy a vaneada, a) lo que Pía. que ya estaba iali dado en los secretos de la cortesía china y no quería quedarse atrás, te contestó que, en efecto, él tenía una edad avanza- díslma, pero que, a pesar de tenerla, se consideraba un niño de Ceta al lado deX general, quien te parecía una verdadera momia solo comparable a la recién descubierta del faraón Tutankamen. j- -tQué amabilidad! -exclamó entonce el general- 81 yo no tuviera otras noticias al respecto, me bastarla este cumplimiento tan bien formulado para deducir que España era un país antiquísimo. Tt, desde aquel momento, le Juró a Pl Cárceles Una amistad terna. Debe dé ser muy agradable el envejecer en la China, país maravilloso, donde cada? cual exhibe sus años con un orgullo de coleccionista y donde la ancianidad, que, entre nosotros, sólo representa Invalides, allí representa sabiduría, prudencia, pondera ciórt y buen consejo. Es decir, debe o debía, poiqué, tal y como se están poniendo hoy las cosas en el mundo- -y la China no constituye, precisa- mente, una excepción- quizá los ancianos no gocen ahora de privilegio alguno en lo que antes se llamaba el celeste Imperio, y tal ves ni siquiera el ser n carcamal tenga ya allí la menor importancia. Julio CAMBA (Dibujo de Lorenzo Oofti. t I i

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