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ABC MADRID 04-05-1955 página 15
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ABC MADRID 04-05-1955 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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DESPLANTE A GAYARRE las nueve menos cuarto de la maña- paso de los personajes que iban hacia la, na del día 26 de noviembre de 1885 plazas de San Francisco. Causó una admiAlfonso XII expiraba en el Palacio ración singular la condecoración que lle Se El Pardo- Allá se habla ido el día pri- vaba el general Gúzmán Bueno, ex presimero del mismo mes en busca de un nece- dente de Venezuela, joya valorada en sario i- establecimiento que no habría de 30.000 pesos, según referencias que se exllegar. tendieron rápidamente entre la multitud. La Reina María Cristina asistió, en la En las inmediaciones del templo, muchas noche del dia 24, a la función de ópera en personas, carentes de invitación, esperaban el teatro Real, función de relleno por in- anhelantes el momento propicio para podisposición de tres cantantes. La Reina, en der entrar en la iglesia. A muchos de essu palco, se esforzaba por aparentar sere- tos esperanzados ciudadanos llegó la ocanidad, consciente del interés que su pre- sión en el tumulto ocurrido al hacer su sencia despertaba. Nunca habría de olvidar entrada la Embajada china, esta actitud Impuesta por Cánovas, que A las diez de la mañana el templo estatraicionaba sus sentimientos más íntimos. ba completamente lleno. Fueron previstos La noticia de la muerte del Rey con- todos los detalles que garantizasen una movió hondamente a toda la nación, ya buena organización en el interior del reque, por razones de Estado la dolencia cinto. del Monarca permanecía ignorada por su En aquella mañana esplendorosa, en San pueblo, al que, tan sólo, llegaban vagos resplandeciente por la rumores obre la misma. Cánovas provocó Francisco el Grande, se celebrarían las exeluz de dos mil velas, la ira de la opinión pública por haber ocul- quias, y una buena parte de su magnificentado toda noticia referente al avanzado es- cia habría de venir del coro, en el que cientado en que se hallaba la enfermedad del to veinte gargantas esperaban la orden del Rey. maestro elevar al La Reina Gobernadora decretó un año plegarias Monasterio paraRey muerto. cielo por el alma del de luto en la Corte; seis meses riguroso y Oficiaba el funeral el obispo de Madridseis de alivio. La conducción del cadáver dsl Rey a Madrid tuvo lugar en la mañana Alcalá y pronunció la oración fúnebre el del diá 27 de noviembre. Una gran mu- arzobispo de Valladolid. El coro cantó el Invitatorio de Melchedumbre presenció el paso del cortejo chor Robledo; el salmo Verba mea de con recogida moción. Fueron dispuestos los funerales para 1 Llórente, y el Credo quod Redemptor de dia 12 del siguiente mes de diciembre. Nu- Alfonso Lobo. Verguer cantó el Parce mihi Domine merosas naciones enviaron representantes para asistir a los funerales reales. Su Ma- de Ovejero, y a continuación resonó, bajo jestad lft Reina Regente recibió, en audisn- la bóveda de San Francisco el Grande, un cias oficiales, a las personalidades que, con celestial Toedet animam meam l... Era carácter de embajadores extraordinarios, la voz de Julián Gayarre, que atrajo al habían sido designados por sus Gobiernos coro las miradas de cuantos participaban en las honras fúnebres, todos pudieron a tal fin. En la mañana del día 12 la capital de verle, apoyado en la balaustrada, con la cala nación vibró cotí el fervor de las grandes beza levemente inclinada hada atrás y la solemnidades. El pueblo de Madrid renovó partitura entré las manos. Su garganta olen este día el dolor sentido por la musrte vidaba por momentos cantos profanos para de don Alfonso y presenció con respeto el exhortar al arrepentimiento: ¡Toedet animam mean vita! Gayarre continuó cantando con dulzura inusitada la plegaria In paradlsum y, más tarde, el coro de bajos, compuesto por cuarenta voces, entonó el Responso de Tafalla, Gayarre terminó la plegaria con. un Amén que impresionó hondamente a cuantos lo escucharon, y por mucho. tiempo se habló de esta frase musical, tan magistralmsnte dicha, como podría hablarse de la más brillante partitura, Los funerales terminaron a los dos de la tarde y con esta soberbia actuación de Gayarre nadie podía sospechar la violencia sufrida por el tenor navarro momentos antes de comenzar la función religiosa. Previendo el que numerosas personas tratasen de instalarse en el coro de la iglesia, se habían hecho unas tarjetas especiales, de las que dotaron a los cantantes y demás personas imprescindibles en el coco. Para la recogida de esta tarjeta y la fiel observancia de lo ordenado, colocaron a la puerta del coro al sirviente del fuelle del órgano, individuo pintoresco que provocó, con su actitud, el incidente que da título a estas lineas. La misión del cancerbero no ofrecía dificultades, no obstante bueno es aclarar que uno dé los rasgos más definidos en el carácter de este hombre era, sin duda, el de una salvaje brusquedad. Servirá como muestra de ello él hecho de haber lanzado a un hijo suyo por la ventana del piso bajo Julián Oayarr l tamoto ttnor navarro. que habitaba en San Francisco el Grande, A Le Reyes D. Alfonso XII y dofla MaHa Cristina, en 1 M 4. y esto por el tremendo delito de haber manchado un traje recién estrenado. Tal era la contextura temperamental del improvisado celador. No se dejó esperar alguien que mostró su impaciencia golpeando insistentemente la puerta del coro. Abierta ésta por nuestro hombre, apareció ante él un individuo que pretendía entrar, pero sin la tarjeta requerida. Ante la firme actitud del portero, 1 personaje se dio a conocer con énfasis: ¡Soy Gayarre! -exclamó. 1 celoso guardián trató de convencerle de que, sin la tarjeta, y a pesar de ser Gayarre, no pasaría. Esté contestó airado: -1 Pues no canto M A lo que nuestro hombre respondió impávido: i Menos ruido! t I- -y cerró dando un portazo. Seguramente el divo nunca habla oído juzgar su vozl con tan rotunda y napoleónica expresión. Gayarre cantó, pero volvió! al coro pro- visto de la tarjeta, sin la cuál, dados los. antecedentes del cancerbero, se hubiera privado a todos de Una actuación excepcional del singular cantante que, a los cuarenta y dos años, aunando sus portentosas facultades en memoria del Rey amigo, dejó recuerdo imperecedero de estos oficios funerarios. En torno a la vida de Gayarre existe un nutrido conjunto de anécdotas, y ésta, hasta ahora inédita, forma parte de lo siempre viejo y siempre nuevo del tenor único, cuya figura como cantante ha desbordado la realidad para entrar en un mundo de doradas leyendas. José María BASANTA BARRO

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