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ABC MADRID 04-05-1955 página 3
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ABC MADRID 04-05-1955 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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ILUS T RA D D E INFO R MA C I O N G E N E RA L DIARIO cv ILUST R A D O D E INFO RMA C IO N G E N ERA L i FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA DIARIO ria de España. Entendámonos y concretemos: la Historia de España jue nos obligaron a aprender, la que se predicó, la qu- 3 impusieron dos siglos de pasión, de alegría patriótica y de orgía literaria. ¿Dos siglos nada más? Contemos seis y medio. Desde la. Crónica General hasta los manuales de los Institutos y escuelas. La Historia no es Literatura. Y el daño a la exactitud histórica lo han cometido precisamente los literatos, los poetas, los periodistas. Los historiadores no profesionales. Existe en España una rama ilustre de revisionismo histórico: comienza con Feijóo, sigue con Sarmiento, con Jovellanos, con Campómanes, con Juan Pablo Forner, con Moratín (hijo) con Isla, con muchos de los románticos, y se afina, entre otros muchos, con Larra y Mesonero Romanos, con Pirala, con Pi y Margall, con Quevedo, con Macías Picavea, con Ganivet, con Silverio Lanza, con Menéndea y Pelayo, con Costa... Una cadena de hombres descontentos, malconformados con los tópicos que se han urdido alrededor de ciertas figuras y sucesos dela Historia patria. Esos hombres, selectos, eruditos, sensibles y aureolados de comprensión, han intentado recortar personajes, estrechar límites o ensanchar horizontes. El caso del gran Juan Bautista Muñoz, ordenando los documentos dispersos de Indias, con sacrificio de su juventud, de su vida privilegiada, es heroico y único. La publicación, en 1842, de la Colección de Documentos Inéditos por Navarrete, Salva y Sainz de Baranda, abre los cauces de la verdadera y auténtica historia nacional. Y el Estado no patrocina ni ampara entonces la extraordinaria empresa. Antes, Fernando VI había comisionado al padre Burriel y a Palomares para examinar los Archivos del Reino y formar colecciones de manuscritos. Y durante Carlos III y Carlos IV, siguieron las rebuscas Abella, Velázquez, Villanueva, Sanz, Vargas Ponce... Se habría de escribir ya, sin trabas, sin líricos prejuicios, la verdadera Historia de España. Y la debieran ordenar los historiadores modernos, con una piqueta de oro en una mano una corona de y laurel en la otra. No sería labor negativa. Se empequeñecerían muchos figurones, es cierto; pero surgirían altas, ilustres figuras auténticas. Sé desteñirían muchos retazos y cláusulas de oropel, pero brillarían muchas joyas riquísimas. Y consistiría ei trabajo, más que nada, en acoplar, en sintetizar serenamente. La labor D revieEBIERAHistosarse la. MU GRAN REY ESPAÑOL le ocurre siempre que tiene algo. España tiene a Habides. Digámoslo con júbilo y destructora casi esta hecha. Falta, sólo, destacándolo claro. Habides. ¿Quién es separar el mármol y la piedra de los cas- Habides? Algunos adelantados, historiadocotes. Y levantar el nuevo edificio. Y el res no querrán acompañarnos en el panedía que ese nuevo edificio se levante, repi- gírico, por escrúpulo histórico, y aun carán a gloria las campanas ibéricas en muchos quizá piensen que Habides sea un fantasmón o una entelequia. ¡Qué honor del más adelantado de los reyes: 1 tristemente equivocados riven los infeliel fabuloso Habides; ei Ávido en la ces! Habides fue un ser real, un verdadero comedia El nieto de su padre de don Rey español, indígena. Lo afirman tres Guillen de Castro, que representa la achistoriadores de irrecusable sapiencia y ción histórica más antigua del teatro probidad. Lo dice, el primero, Pompeyo español. Trogo, ei mejor de los mejores; lo conTendremos, pues, que hacer todo lo creta el segundo, sin duda, Justino, un posible, -sin regatear vigilias ni voluntad, abreviador; lo recoge, finalmente, el padr- 3 para que ess Rey Habides salga de las Luis de la Cerda, ilustre comentador de sombras en que no es, y ocupe, en los j 1 las Geórgicas de Virgilio, en su exposifastos españoles el lugar que le corres- ción del Libro I. ponde por su prosapia y por sus inventos ¿Qué hizo Habides? Poco, o casi nada geniales. ¿No se jaezan, y con razón que les sobra, ios romanos de Numa Pompilio, sabemos de él, ni de sus subditos. Pero puede asegurarse que fue un gran general de Camilo, de Catón el 7i ejo, de Régulo y de Curio Dentato- -rey, dictador, filósofo, y que los éxitos de sus victorias le sentay cónsules- porque compaginaron sus ron en el trono. ¿En qué época reinó? excelencias militares, políticas y cientí- Siempre callan los historiadores estas nimiedades. Mas no importa. Debió de reificas con los oficios de la labranza? ¿No nar en España en el tiempo que la Cróse vanaglorian Sicilia de Hierón, y Egipto nica General denomina Comienzo de los del antiquísimo Rey Osiris que, según españoles posiblemente después de que cuenta Tibulo, fue el primero que consHércules, el castizo y tonto Hércules, se truyó un arado y desgarró el suelo con apoderase de la tierra por fuerza y hula reja? ¿No es imperecedera en el gran biera vencido a los cavaíleros centauros imperio de la China la memoria del fa- y a las duennas amazonas Antes del mosísimo Emperador Yao, que eligió para amoroso Espán de Pirus, y de que el inque le sucediera en el gobierno de sus genioso Rocas, verdadero precursor del pueblos a un pobre mozo llamado Chum, mínimo Francisco de Asís, llámase hersólo por ser buen labrador y prudente? manos a las alimañas y dialogase con él ¿No tuvieron los Cartagineses a su caudragón. dillo Magón, autor de veintiocho volúEn esos tiempos de oró vivió y reinó menes sobre agricultura, que enalteció el Senado romano haciéndolos traducir al Habides; y sólo en esos, ni siglo más, ni siglo menos. idioma latino? ¿Ño tuvieron los griegos Nuestro orgullo nacional por Habides es a Jenofonte? legítimo. Habides realizó tres invenciones España no tenía nada. O parecía que que sobrepasan a todas las demás. Dejenada tuviese, porque con letras de oro no mos la palabra a Justino, para que no Se lo distinguía. Fiero resulta que España pueda decir que nuestra alegría nos hace tiene, y tiene lo más y lo mejor, como desvariar; Boves primus aratro domari, frumentaque sulco serere docuit, et ex agresti cibo meliora vesci. Leámoslo en castellano, para que se entienda mejor: Enseñó el primero a uncir los bueyes al arado, a sembrar el grano en los surcos, y a dejar los agrestes alimentos por otros más agradables. Después de este, queden Anúneiese en todo atrás todos los pueblos, desde Roma a el murtdo por meChina. Y España entera divulgue la gloria de Habides, la ascensión de Habides. ¿Ledio de la Edición yendas? ¿Fábulas? De ningún modo queSemanal Aérea de remos tolerar que un hombre que verdaAB C deramente, hizo algo serio por la agricul- tura pueda ser un mito. Joaquín MONTAN

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