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ABC MADRID 13-04-1955 página 27
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  • EdiciónABC, MADRID
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A B C. MIÉRCOLES 13 D E A B R I L D E 1955. EDlCIOíV DE LA MAÑANA, PAG. 23 la mayoría simple de ¿18 votos, superando discretamente la mínima exigida de 451. De los candidatos de los diversos partióos de aquella hora, hoy sólo quedan vivos tres: el actual presidente Einaudi y los senadores De Nicola y Casati. Einaudi, por todos los síntomas, parece que por ninguna razón desea ser reelegido, y los otros dos, por ningún concepto serán presentados como nuevos candidatos. Los candidatos de este instante, dificilísimo para la política italiana, son, en el orden de hombres de partido: Gronchi, Segni, Vanoni y Zoli, por los democristianos; Martino, actual ministro de Asuntos Exteriores, por los liberales; Paolo Rossi, por los sociáldemocráticos, y perrucio Parri, aunque no socialista ni comunista como inscripción, por las izquierdas rojas. Ahora bien, ¿cómo se pondrán de acuerdo los partidos para votar unánimes un presidente de la República entre la rosa de candidatos que entre todos presentan? Los monárquicos no presentarán un candidato monárquico porque significaría un absurdo, pero, como he dicho, votarán a Pella, obligando a la democracia cristiana o a desperdigar sus votos o a adoptar una posición públicamente adversa sobre el hombre democristiano que más ambiente tiene en el país, por popularidad y simpatía. De todas maneras, eliminando o friorh a A B C en Boma UN PROBLEMA GRAVE: LA PRÓXIMA ELECCIÓN DE JEFE DEL ESTADO Votarán ochocientos treinta y tres parlamentarios y diez representantes de los Consejos regionales LOS MONÁRQUICOS PAREOEN DISPUESTOS A FAVOR DE GIUSEPPE PELLA Roma 12. (Crónica de nuestro corresponsal. La República italiana, que, aunque joven todavía, ya nació vieja, parece haber ¡legado hoy, sin haber cumplido nueve años, al grado de senectud de la parálisis política por agotamiento. Si no ¿cómo se podría explicar que elegir un presidente constituya itn problema dificilísimo y casi dramático? Ya es paradójico que un país sustancialmente monárquico viva, como forma de Estado, en régimen republicano y, por lo tanto, con instituciones que, al no ser sentidas por la colectividad, ni se consolidan ni echan raíces. Italia es un pueblo de hombres y de opinión sensibles e inteligentes y, sin embargo, encontrar la gran figura que pueda asumir la Jefatura del Estado republicano es de una dificultad extraordinaria. Ahora, el 28 de este mes, se abrirá en el Aula del Palacio de Montecitorio, sede de la Cámara de I os Diputados, la tradicional urna de donde los representantes directos del país, los senadores y los delegados de los Consejos regionales, actualmente en funciones, depositarán su papeleta para tratar de elegir al nuevo presidente de la República. Después del 2 de junio de 1946, en que el discutido referéndum institucional acabó con la Monarquía, -es la segunda v que el Parlamento, reunido en Asamblea Nacional, debe ejercitar la suprema función de elegir un jefe de Estado. Quiere decirse que en ¿I hemiciclo de Montecitorio deben concentrarse los 833 miembros de las dos Cámaras, o sea 590 diputados y 243 senadores, para constituir el cplenum más los JO representantes de los Consejos Regionales. Después, en los primeros tres escrutinios, se necesitarán 563 votos para la elección, pero sólo al cuarto escrutinio, si los primeros tres, como se prevé, fueran estériles, bastará la mitad más uno de los votantes, en la hipótesis del plen im sumando 422 votos. En la primera elección de presidente de la República, que se verificó el 10 de mayo de 1948, ya que antes estuvo representada por la provisionalidad de Enrico De Nicola, el primer diputado monárquico llamado fue el príncipe siciliano Gianfranco Alliata di Montereale, que en ves de alzarse de su puesto para ir a depositar su voto en la urna, declaró que se abstenía, como todos sus compañeros de minoría, rompiendo públicamente la papeleta. El presidente de la Asamblea le reprochó el gesto, mientras los diputados y senadores gubernamentales con los socialistas y comunistas, empezaron a gritar ¡Viva la República! en tanto el entonces pequeño grupo monárquico respondía con vibrantes Viva el Rey! Esta referencia viene a cuento, porque, en cambio, para esta segunda elección de presidente, los monárquicos lian anunciado, con la sorpresa de todos, que no se abstendrán de. votar y que votarán en compacta formación con sus 56 representantes parlamentarios por el hombre del buen Gobierno o sea por Giuseppe Pella. Naturalmente, esta participación de los monárquicos, que el Gobierno no esperaba, ha desbaratado en gran pjxrte los planes de la mayoría cuatripartita, creando un embarazo serio en la elección de un candidato común al grupo de la coalición gobernante. La incógnita es saber si Pella, democristiano, aceptará ser votado por los monárquicos en colisión con el candidato que la Democracia Cristiana presenta y que no será precisamente él. De todas formas, los 56 votos monárquicos suman un peso que obliga al Gobierno a la negociación con ellos y, por lo tanto, a tina rectificación de sustanciales puntos políticos. Si la elección de 1948 representó una extenuante lucha para dar a é, uz un presidente, la de este 28 de abril será harto más complicada y difícil. Entonces, sólo al cuarto escrutinio, después de ser eliminados De Nicola y Sforza, pudo ser elegido Luigi Einaudi, mas no con el quorum sino con wmm VISTA MSJO GASTAHDO MENOS lon, tfHfile dwmcián

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