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ABC MADRID 05-04-1955 página 3
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ABC MADRID 05-04-1955 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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D 1 AR IO IL U S T R AD O 1 DE INF C R M A C I O N G E NE R A L i FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA D I A R I O IL U S T R A D O DE 1 NF O R M A G ON G E N ER A L aquella localidad un sistema muy parecido al que se quiere implantar entre nosotros. Cada vecino recogía los- desperdicios de su casa en un cubo metálico, ai lado del cual montaba- guardia hasta que, en una hora imprecisa, llegaba un enorme carro que se detenía ara; e cada vivienda. Des galopines- -uno d trás y otro delante del vehículo- -hacían sonar roncos cuernos y entonces- -y no antes ni después- -el vecino salía llevando el cubo o haciéndolo conducir por sus criados, daba fe, por sus barbas, de que aquellas basuras eran suyas y presenciaba cómo las vaciaban en el carro, que después continuaba su recorrido hasta verter todas las inmundicias en una hondonada. Los hidalgos padecían una especie de vergüenza en esta forzada exhibición de las porquerías de sus hogares, y algunos dejaban caer en el cubo cubiertos de plata o piezas de porcelana o de marfil, para presumir de distinción o de opulencia. Un día don Ñuño Mendoza- -a quien fue dado ver durante varitís meses en conciliábulos con gente humilde y menesterosa que vivía en chozas y cuevas fuera de las murallas- -reunió al vecindario para anunciarle que había resuelto poner fin al habitual procedimiento de recogida de basuras. Una legión de. hombres, mujeres y niños, organizada por él, se repartirían, silenciosos y diligentes, cada jornada por todas las calles y casas de la villa y en un santiamén volverían a diseminarse con ia repartida carga de todos los desperdicios, dejando las mansiones limpias de tan asquerosos estorbos. El anuncio produjo estupor unánime. Nadie poüía creerlo. -Pero, ¿ya no tendré que estar pendiente de la llegada del carro? -preguntaba uno. ¿No gastaré mi dinero en adquirir cubos de metal? -indagaba Otro. ¿No seré yo quien baje a la puerta las inmundicias? ¿No acumularán las basuras en lugares de donde el viento traiga los hedores? Y don Ñuño iba respondiendo, con sonrisa feliz y afectuosa: -Ya, no. Ya, no. -Es prodigioso que así- se hayan su- prímido tantas molestias- -comentaba la gente. Y aun estuvo más satisfecha cuando comprobó que el nuevo régimen, cómodo y suave, funcionaba con inquebrantable regularidad. Entonces elevaron a su regidor tina estatua, en cuyo pedestal se leía: Al meritoria inventor del trapero. Pero en el mundo todo pasa y cambia. A veces, para volver. W. FERNANDEZ FLOREZ le la Tieaí Academia Esvañou dado a curiosear en los archivos. Esta tendencia no se ma- ripecias del descubrimiento de una isla nifestó en mí como una vocación sino del Caribe. El periodista parece entonque la adquirí reflexivamente y puedo ces haber abandonado la fresca actuadecir que es una de las enseñanzas que lidad que le surtía de materiales para ir me ha traído la vida. En un principio a buscarlos en el pasado. Como un agrisuponía que el ideal más apasionante cultor que se hubiese hecho arqueólogo consistía no en investigar en las obras y escarbase el suelo donde antes cosey la conducta de personas que ya se ha- chaba frutos jugosos. bír. n ido al fondo en la charca del tiemNo se me ocultó, al considerar el fepo, sino en producir obras que moviesen nómeno, que de él se desprenden ciertas a los eruditos del futuro a ocuparse en ventajas. La actualidad es, en estos tiemellas y, por reflejo, en mí. Un hombre pos, hética y roñosa; ofrece apenas moque aspire a convertirse con los años en tivos ásperos y resecos que repite con uno de esos fantasmas a los que la fama muy leves variantes y que fatigan las apconsiente circular entre los vivos ha de titudes del comentarista, forzado a retener presente en. sus ensueños el auxi- petir sus ejercicios sobre parecidos aconlio de la erudición. Un erudito o me- tecimientos. Hasta la truculencia del jor, varios eruditos, son absolutamente presente resulta monótona. indispensables para los difuntos ilustres Así, apelar a lo que fue ensancha el que quieran conseguir y sostener la ce- campo hasta el infinito. Y proporciona lebridad. La celebridad- -postuma, natu- empaque a cuanto se dice; ennoblece los ralmente- -es en muchos casos obra de temas. un erudito. Tan convencido estoy dé su Por ejemplo: yo sentí la tentación de eficacia que si mis caudales aumentan apostillar las novedades que se pretende dejaré una buena manda para que, in- introducir en el régimen de limpieza de crementada con el interés compuesto, nuestra ciudad. Pero no lo hice porque tiente, pasados dos siglos, al erudito que el asunto es municipal y apestoso. La acceda a dedicarme sus rebuscas. Labor categoría de un escritor se rebaja consin subsiguiente erudito, labor perdida. siderablemente si su pluma escarba en Innumerables seres que desconocen to- problemas concejiles. Es una reminiscentalmente las obras de un hombre se en- cia de aquellos tiempos en que no se tregan con avidez a la lectura de las bio- debía citar al buey, en una poesía lírica. grafías de aquel hombre y se complacen No importa que la cuestión n? s afecte en aprender las circunstancias en que y cause desventajas y molestias. Aludir fueron producidas. a lo municipal, interioriza. Pero he aquí que en las investigacioEl erudito ofrece la ventaja de que no suele menospreciar al sujeto de sus in- nes que realizo por archivos y bibliotevestigaciones- -lo que equivaldría a me- cas y cuando perseguía datos acerca de nospreciarlas también- -sino que lo agi- les ameres de cierto poeta del siglo XV, fui a tropezar con un incunable en el ganta y encomia. Y cuando se pelean entre sí por la autenticidad de un nimio que se refieren con grandes ensalzamienhallazgo resultan hondamente conmove- tos les extraordinarios servicios que un regidor llamado don Ñuño Mendoza dores. prestó a una villa que tuvo bajo su goComo puede deducirse de estas lineas bierno y de la que hoy ya no se acuerda siento una gran estimación por tales señores, pero su trabajo es tan fatigoso, nadie. Y en aquellas páginas taladradas tan difícil, tan colmado de responsabili- por la- polilla me enteré de ocurrencias dades, tan emparentado con la casuali- que sin duda resultarán hoy curiosas dad que hace falta un especial tempe- para el lector. Parece ser que entonces funcionaba en ramento para estar inclinado a imitarlos. Concluí, sin embargo, por ceder al ímpetu de una corriente que impulsa al periodismo por ese cauce. Cada día abundan más las crónicas en que se tratan temas retrospectivos, adornados con observaciones y referencias poco divulgadas. Asuntos que antes se reservaban para las revistas se apo deran de las columnas de los diarios. Es frecuente que concedan su espacio a narrar un episodio de la vida de un monarca de otros siglos o de cualquier personaje político ya extinto que gozó de notoriedad ya oscurecida; o a describir complacidamenFabricasen: Madrid, Bilbao, Valladolid, te las ruinas de n monasterio o las peBarcelona, SsviUa y SagUnto. c ASI nadie lo sabe, pero yo soy h o m b r e UN INVENTOR MERITORIO CASULLA seguridad U empleo confiado rVIGUETAS- s

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