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ABC MADRID 27-03-1955 página 39
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ABC MADRID 27-03-1955 página 39

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C D O M I N G O 27 DE MARZO DE 1 S 55. EDICIÓN DE LA MAÑANA, PAG. 48 Crítica y glosa CANTOS A ROSA por José Antonio Muñoz Rojas Adonais Ediciones Rialp. Madrid, 1954. 61 págs. 10 ptas. POMBO ÁNGULO, MANUEL: AUN POEMAS Manuel Pombo Ángulo, diserto en varias disciplinas, con vocación política, triunfador en él arte de novelas y gran periodista, ha dado descanso a su espíritu cultivando la poesía, y nos ofrece este libro, primero que dedica a la expresión rimada de sus sentimientos. Y como Pomto Ángulo es un gran prosista, su manifestación como poeta es, naturalmente, afortunada, con hondura y delicadeza. Versos de amor abren el libro con el Soneto del amor imposible Miraste así, negado a tu mirada. Y sigue la Canción del viento El viento le dice al rio: dale barcos a tus aguas que yo les daré destino. i Lo que se ha llevado el viento no lo vengas a buscar! Despeina tu melena con cada estrella. Ya no vale la pena sufrir por ella. Vivir sufriendo por las cositas, cosas que arrastra el viento. Luego nos deleitan las coplas de la gitana mala, las de la lavandera, las de la gitana en Castilla y las de la muerte de Escobedo: Se murió la flor de España, flor, en flor, de los valientes. Así le llora su dama! iíí poeta, como cronista, ha viajado. Así nacen las composiciones que dedica, a Salzburgo, Quartier Latín, Sans Souci y Río Abrazada de montes, luminosa, Río espera la noche y tu llegada. Guarda para tu paso la anchurosa llanura de un mar, engalanada. y así llegamos a Final en la página 151: Llegamos lentamente. El mar está cal mado, y el cielo llueve lento, su lento gris sombrío; llegamos lentamente, con el barco can sado, con las velas rendidas y la proa sin brío. Manuel Pombo Ángulo no se acoge a la facilidad del romancillo octosílabo, ni hay nada monocorde en éste su primero y feliz libro de poesías. Hay diversidad y anchura, brillo de un estro que descansó de las fatigas de la prosa- -nunca de lo prosaico en su vida inquieta, oteadora de los más varios horizontes- -en la expresión poética, fina, humana y delicada. MOLINA CAMPUZANO, MIGUEL: CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DEL CENSO DE POBLACIÓN DEL SAHARA ESPAÑOL 151 página más las de índice. Afroclisio Apruado. MfulrirT. nos I nos empeñamos- -y conste que no es ningún disparate- -en reducir a generaciones cion la marcha histórica de la literatura, fuerza es reconocer que se va definiendo en términos inequívocos la generación que muchos llaman de 1936 flnie sólo que nosotros nos inclinamos a fijar el punto de referencia cronológico en 1940, porque los poetas y novelistas incluidos en aquélla llevan en el espíritu muy arraigada la experiencia de nuestra guerra, con todos sus arrastres de esperanzas y angustias, proezas y sacrificios, aventuras y azares. La novela actual está muy influida por esa temática, y la poesía lírica, propicia, por definición, a toda suerte de evasiones, no deja de acusar estados de ánimo que aquella decisiva circunstancia matiza o contribuye a explicar: preocupación de la muerte, vuelta a la fe, atención a lo social y colectivo... características que se mezclan con otras, según los casos, referentes, por modo específico, al estilo y técnica del verso; el primor formal, por ejemplo, patente en poetas como José Antonio Muñoz Rojas, autor del libro Cantos a Rosa que da motivo al presente comentario. Naturalmente, Cantos a Rosa pudiera haberse publicado con anterioridad a 1936, como Versos de retorno primer libro de José Antonio Muñoz Rojas, que apareció en 1929. De entonces acá, el mundo propio y el ajeno han cubierto las etapas que, desde otro punto de vista, se reflejan en dos obras del mismo autor, muy significativas: Historias de familia y ¿as cosas del campo en prosa, pero poesía también, y ambas reveladoras de una sensibilidad tornasolada por preocupaciones que se manifiestan en la generación del 36 ó del 40, más aún que en las anteriores: recuerdos de niñez o de familia, retorno a la Naturaleza. Pero más que esos enlaces generacionales a que nos induce nuestro historicismo, acaso en mayor grado del conveniente, nos interesa señalar el acento propio de José Antonio Muñoz Rojas, en sus delicados, fragantes, humanos versos. No en vano es Rosa nombre de flor y de mujer. La identificación es ya, de por sí, poesía, y en esa doble vertiente la consigue el autor, tomando de la realidad elementos que sólo un poeta puede reelaborar líricamente 1 y que, desde luego, reelabora o recrea, sin que en momento alguno el canto decaiga ni trasluzca fórmulas aprendidas. Para Muñoz Rojas, todas las mañanas crea la rosa, la eterna rosa, viva e inmarchitable sus pétalos, su color, su perfume, y esta rosa de formas corpóreas e ingenua fragancia, mujer- flor, rosa humanizada, inspira al poeta unos cantos de lenguaje delicioso y emoción inmediata, no obstante el refinamiento de la expresión, con ese refinamiento imperceptible, de puro espontáneo, en el que estriba uno de los secretos de la poesía popular: en este caso concreto, la andaluza. Y, a la vez, poesía culta; literaria, en el sentido, no de las lecturas que hubieran podido influir en el poeta, muy conocedor de la lírica inglesa, sino en cuanto denota un cultivo consciente, un calculado desarrollo de la inspiración. Como timbre ñus acredite la autenticidad de esta voz amorosa y epitalámica, percibimos, aquí o allá, claras resonancias del habla andaluza: Daba gloria vería reírse... Pero en seguida viene el poeta de cualquier lugar, con expresiva antítesis: Daba risa, daba pena verla pasar... Y la sugestión, florida y dramática, del poema en su final: Le dije: Oh, Rosa, espera. Me dijo: ¿Yo esperar? ¡Quién fuera Rosa y se esperara! Dime que me quieres. Para morir es pronto todavía. Sobre esta deliberada sencillez de lenguaje, el poeta planea en vuelo que le permita dominar transfigurados paisajes: Me acuerdo de la huerta, lejana fuera, tan cercana dentro, en donde los granados y las vides abren sus bocas y derraman ricas sus racimos. Recorro las veredas por donde me llevaban de la mano, y aquel tronco final donde dejabas tu cuerpo reclinar, mientras las hojas doradas al otoño y a la tarde, se detenían en ti, pensando acaso 3 ue eras un árbol más de la hermosura que le salía a la tierra sin sentirlo. Por lógica asociación de ideas, el tema nos lleva a pensar en la rosa de Rioja, émula de la llama la efímera de Malherbe; la roja de Burns; la irreemplazable y más afín, de Rilke... En tan variada floresta, la rosa que Muñoz Rojas canta nos conmueve muy singularmente, porque su tallo o talle es de mujer. M. FERNANDEZ ALMAGRO de 7o- Real Academia Española S en su viaje al África occidental española para realizar, a su vez, otras tareas científicas, ha podido juzgarla quizá como nadie. Así pondera la meticulosidad y rigor del autor, y dice: El resultado de tanta paciencia es un primer esquema, para constituir el censo detallado de la población nómada del Sahara, tarea para VA instituto (la Kstudios Afrila que Molina tiene recogidos otros mar canos Madrid, 1954. Folleto, 08 tiá ¿vina Precio: -0 pesetas. En plena marcha, se traspasa en Logroño teriales que por el momento prefiere dejar inéditos, en espera de nuevas precisiones Una autorizada personalidad en estupoder atenderlo. Único dios de etnología, Julio Caro Batoja, pra- por no Informes; Apartado 6 en la pro- y que considero importante concluir con vincia. Logroño. senta el trabajo de Miguel Molina Campuzano, titulado: Contribución al estudio del censo de población del Sahara español Testigo de mayor excepción de la labor del autor, puesto que le acompañó FOTOGRABADO

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