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ABC MADRID 25-03-1955 página 15
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ABC MADRID 25-03-1955 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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CONCHITA MONTES, ESA ACTRIZ SENCILLA Y ADMIRABLE colegio norteamericano Vassar juventud de niña literata, incluso su fugitivo cruzar por el celuloide. Le queda el recuerdo y la experiencia, pero todo el restó quedó abandonado en la estación de enlace de ese escenario que pisaba por primera vez: Es como si hubiera nacido dos veces. Mi vida pasada más me parece la de una primita mía. Ya tuvo su vocación revelada. Era preciso montar el acecho de la oportunidad. Llegó con Desde los tiempos de Adán y, sobre todo, con Marea baja Quien no conozca bien a Conchita sospsehará qus el personaje de Peter Blackmore, esa sirena huidiza y moralmente fría, es la imagen que mejor la simboliza. No es así. Tal vez tiene algo de la Ondina de Giraudoux. Fuera del mar de su teatro, parece que al tocarla va a desaparecer, dejándonos en las manos unas huellas de maquillaje que constaten que existió y no fue sueño. Ondine en apariencia. Ocurre que es difícil en ella discernir las fronteras entre su inteligencia, su intuición y su corazón. La cifra de su secreto, es su fervorosa entrega al personaje de actriz sencilla y admirable, C UANDO está en el teatro, ella reveía. una Indecible felicidad. Por su gusto, Conchita Montes permanecería en el teatro veinticuatro horas cada día: en escena, ensayando, a vueltas con diseños y proyectos, metida en su camerino, haciendo que hace algo; simplemente, respirando teatro. Todo su mecanismo de criatura. Conchita Montes, en su papel de ondina, en exacta está regulado por un meridiano de Qyen s. candilejas. Supo advertirlo: -De pronto comprendí que lo qué me que controla, en invisible presencia, todos sus actos y palabras. Y, sin embargo, no debía gustar era el teatro. Ensayaba Dalüa Ni siquiera le entu- hay dos Conchitas, sino una Conchita y siasmaba su papel, ni siquiera los ensayos su reflejo. se hacían en un escenario, que sólo pisó la Lo que se ve fuera de la escena es la víspera del estreno: imagen de Conchita reflejada en un espe- -Pero en cuanto entré en el escenario, jo, que sale a darse una vuelta por la vida, a charlar con su público. La Conchita real tuve la sensación de llegar a casa. A sus espaldas cayó un telón que tapia- sigue en su camerino ordenando los pasos ba para siempre el paisaje de su vida an- de su reflejo, hasta que lo recoge, porque terior; años de Universidad, cursos en el 1 avisador ha dado la señal de entrar en escena. Por éso parece distante aun cuando se halle al alcance de la mano. Y eso le da su condición de mujer sin hostilidad. Sólo a Conchita perdonan las damas el haber visto en casa del modista esa tela que ellas no descubrieron; -Es que en Conchita todo cae bien. Y su rencor queda pasteurizado. El agente del tranco vigila el trozo libre de calzada para que ella sitúe su coche al llegar al teatro: el dueño de la tienda de lujo envía a su camerino ese pedido ideal que en su ilusión atribuye a un Cliente delicado: el espectador desea que el segundo acto vaya a más para que Conchita tenga un éxito. Es que todos, sin saber si es ella o su reflejo, la ven bajo su hechizo de actriz sencilla y admirable, de mujer al margen, incapaz de entretener hablando de sombreras, incapaz también de llegar a la última confidencia. Ella cumple en su entrega al teatro. Haciendo El baile le preguntaron: ¿Cómo puedes llorar en la 700 representación? -Porque me lo creo. El baile comedia dramática, fue su gran éxito. Ella, la actriz, -prefiere su segundo acto. También el tercero, de A media luz los tres -Hay carne y todo r e s u l t a fácil cuando el personaje es entero. Es necesario creer en el personaje, saber incluso cómo sería en o t r o s momento fuera de 1 escena. Y ella, ademas, cree en el personaje durante todas las representaciones. Su ataque de nervios en El ng l y el p i s t olero es un ataque de verdad, tarde y noche. Poíno meter al psrsonaje en el orfelinato de la contaduría, ambiciona m a y o r empresa: Ya t e n g o mi compañía, a h o r a quiero tener mi teatro. Y úna de la razonas es p o d e r mimar las comedias que me gustan sin la sumisión de la media Sólo quiero el dinero para no tener que pensar en él. Su única diversión es pensar en el teatro: -Me g u s t a el teatro en toda su dimensión: c o m o aotriz, como autor, como empresuria y Marea baja (Foto hasta como electricista... Y confía: -A veces incluso me creo que todas esas anécdotas qus se cuentan del teatro me han ocurrido a mí. Y se imagina en un Museo a lo Balzac, poblado de máscaras ilustres entre las que ella se mueve humildemente en su personaje de actriz sencilla y admirable. Ella, lo más contrario a la aventura, está viviendo su aventura maravillosa. Alfonso SÁNCHEZ

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