ABC MADRID 20-03-1955 página 3

D I A R l ü 1 L usT K AD O D E INt O R MAC ON G ENERAL FUNDADO EN 1805 POR DON TQRCUATO LUGA DE TENA D 1 AR l ü IL U s T R AD O DE Í N F O R tvi A G 1 O N G E NE R A L CIUDADES L tipo de ciudad- mercado, ciudad- factoría, o ciudad- emporio, no es propiamente de invención heléCOMERCIO Y ESCRITURA, EL BARRO Y LA nica, sino que los griegos lo adoptaron desde luego de los fenicios. Las dos más lio. El hombre, creado del barro, comimportantes ciudades fenicias de este i prendía de cerca las cualidades creativas de su propia materia. Era una civilizatipo fueron Sidón y Tiro, aliadas del Rey Salomón y mencionadas no pocas ción terriza. Casi todos los utensilios y veces en la Biblia. Los fenicios eran co- medios instrumentales pertenecían al merciantes ultramarinos; reexportadores. ramo de la cacharrería: los simulacros El comercio, en cuanto excede el mero de los dioses, los vasos y páteras litúrcanje o cambalache inmediato de pro- gicos, las máscaras resonantes e inmóductos materiales, exige una manera de viles de la tragedia y la comedia, llanto anotación, computación o constancia grá- y risa, el silbo de! pastor y la trompeta ficas, por escrito y permanentes; la te- del soldado (antes que el albogue o la neduría de libros. Véase, si no, que efi flauta de caña, o que el cuerno y la tuba broncínea) las grandes botijas y tinajos los establecimientos comerciales a la ofipara mosto y aceite, los silos para el cina o departamento donde se lleva la grano, los cántaros, orzas, ánforas y gacontabilidad se la denomina el escritorrafas, de donde escanciar el vino o el rio En la cultura auroral del hombre, agua, la cuenca en que ordeñar y el cuen 1 ni la religión, ni la poesía, ni la admi- co con que beber, la batería de cocina, nistración de justicia requerían el docu- la vajilla de mesa, la cuchara que lleva mentó ejecutivo de la escritura. Plega- ¡í a COmida a la boca (luego fue la curias, himnos y leyes se transmitían por chara de asta; luego la de palo duro) tradición oral. A fin de fijar la memora- artesas y lebrillos, lámparas y candiles, ción, el contenido lírico de estas vene- las pelotas o bolas para asediar y expugrandas instituciones era enjaulado en la nar una ciudad enemiga; incluso los fégeometría lineal del verso: ritmo y rima. retros y ataúdes (barro que vuelve ai A través de tales normas, el hombre extarro) Sólo habí? una excepción: el sapresaba su alma y destino, y los de su lero solía ser de plata y quizá de oro. El sapueblo. El juramento, religioso o priva- lero simbolizaba la sagrada ley de la hosdo, e a de viva voz. Hasta que aparece pitalidad. Al extranjero, peregrino, adel comercio organizado. En el comercio, venedizo o suplicante, se le acogía ofrelas palabras vuelan, lo escrito testifica. ciéndole el uso de la sal y del fuego. El No basta el juro que te debo se necesita el pagaré firmado. No insinúo vidrio, como se supone. alcanzaba catepros ni contras. Hablo de hechos. En la goría de artículo suntuario, más bien deliteratura comercial no se expresan el corativo y lujoso, usadero en días y ocaindividuo ni el grupo; constan imperso- I siones solemnes; cuentas, abalorios, dirsalmente las cosas. Es el rudimento de jes, collares, brazaletes, ajorcas, redomas la estadística; y la finanza internacional, de bálsamo, porn. es de veneno, cáliz de en embrión. No hay comercio sin libros. festines. Tiro se había especializado en La Biblia comercial se compone del Dia- la obtención de una sustancia colorante, rio, el Mayor y las Cuentas Corrientes. singularmente fastuosa, en dictamen de En efecto, los griegos atribuían la invención del alfabeto, y su difusión en toda la Hélade, a Cadmo, Rey de Fenicia. Los fenicios, sobre todo los sidonios, eran además los mejores ingenieros navales de su tiempo. En 3 a expedición de Jerjes contra Grecia, el escuadrón naval más imponente, así en número como en calidad, era el del Rey de Sidón. En Sidón se fabricaban también los mejores vidrios. En la antigüedad, la arcilla venía a ser como el hiervo y el cemento armado en nuestros días. La mayor parte de les edificios se construiría de barro y arcilla; adobe y Jadri- E LA CIOPAi los antiguos: la púrp u r a La púrpura era entonces lo que hoy es la cochinilla, de donde se extrae el carmín para el ARCILLA lápiz cosmético con que damas y damiselas sonrojan de brasa sus fríos labios. Tiro fue saqueada y casi destruida por Alejandro Magno; su preponderancia comercial se trasfirió a otra ciudad, fundada por el propio Alejandro y c uc lleva todavía su nombre: Alejandría, de Egipto. Tiro volvió a cobrar predicamento con las Cruzadas. Fue una de las ultiman fortalezas sustentadas en Siria por ¡es cristianos, antes de la hegemonía otomana. Hemos pedido ver recientemente que Sidón y Tiro no han perdido su valor estratégico en treinta siglos. La geografía predetermina la historia. Ci: ando un conflicto histórico adquiere trascendencia universal vuelve a polarizar la pugna esencial sobre las mismas zonas neurálgicas, centros nodales, puntos llaves y talones de Aquiles de siempre. Esto nos inclina a presumir que no huelga conocer la historia antigua, aunque nos figuremos pertenecer a un mundo nuevo. Hoy, más que nunca, el antiguo y el nuevo mundo son solidarios e indisolubles entre sí. A lo que íbamos. La ciudad emporio obedecía dondequiera a idéntico dechado o formato; una pequeña península, unida al continente por angosto istmo. Así eran Tiro y Atenas (el Pirco) como después Venecia; y la española- Cádiz, fundada por los fenicios, o la española Ampurias, fundada por los griegos. Con el mismo esquema fue erigida Cartago, la más próspera y fuerte colonia fenicia, que presto dejó muy atrás a su metrópoli, amenazó de muerte largo espacia a Roma, y con los pies de Aníbal llegó a pisar los umbrales y raya divisoria del señorío del mundo antiguo y de lo que hubiera podido llegar a ser el mundo de nuestros días. Este albur se jugó con! n segunda guerra púnica. Si Aníbal hubiera triunfado finalmente de Roma. e; primer gran imperio mediterráneo (que hizo po? ib! e el cristianismo, como religión ecuménica) habría sido semita en vez de ario, y la península ibérica, de donde Cartago succionaba así sus mejores soldados como sus minerales más ricos y abundosos, hubiera representado el papel capital que luego cupo en suerte a! a península itálica. Ramón FEREZ DE AYALA