Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 12-03-1955 página 45
ABC MADRID 12-03-1955 página 45
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 12-03-1955 página 45

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página45
Más información

Descripción

LA SOMBRA DE UNA EMPERATRIZ A Ii llegar con mi padre al Palacio de Liria para visitar a la Emperatriz Eugenia, ntíamé inmutado y lleno de curiosidad, ba a hallarme ante uno de los personajes históricos que he estudiado con más detenimiento y afán. En el salón donde aguardamos durante algunos minutos, y que embellecen varias efigies de la Emperatriz, contemplo la gran belleza que pintores, miniaturistas y escultores salvaron del tiempo. Me hacen pensar estas imágenes que nadie pudo considerar a la condesa de. Teba como Soberana Improvisada, de tal suerte da la impresión de ser acreedora a íenaje y parecen hechos sus homsoportar el peso del manto Imabre esa frente, ¿qué atributo puimaginar más adecuado que una ción a l g u n a Permanece Invulnerable, recta, en la Corte más galante de Europa. Las pequeñas traiciones de Ñapoleón HI inspirante más desdén que amargura. Desdén, si. es lo que siente por sus rivales, por todo el que falla, cede y des fallece, por todo el que no sabe cumplir su deber. Un desdén parecido al que experimenta cuando sus damas se marean durante una travesía. Como si fuera tan fácil resistir a los embates del mar... y del amor. Bajo las pamelas, las blondas, las guirnaldas, hay un corazón de rica hembra. Son los Ouzmanes de su estirpe los que dictan esta frase terrible y admirable cuando el Emperador ve perdida la guerra Vuelve muerto... o victorioso. Un día, en la Emperatriz requiere unas castañuelas, se dispone a ballar. Hay entre los cortesanos un movimiento de asombro e inquietud. ¿Es compatible acaso la dignidad imperial con ciertas veleidades coreográficas? La alarma no dura más que un momento. Todos hablan de la décence parfalte de ses mouvements úe la nobleza y elegancia con que interpreta el fandango. El hecho, harto significativo, demuestra que la Emperatriz no era capaz de perder Jamáa su compostura, y qué en esta vida lo importante no es bailar o dejar de bailar el fandango... sino la manera de bailarlo. No es en las horas de encumbramiento, en pleno fasto de Saint- Cloud y de Compiegne, entre reverencias y melodías de Offenbach, cuando la Emperatriz del tornadizo destino ofrece más interés. Cierto día, en los jardines de las Tullerias, un guarda reconviene a la Señora vencida y solitaria, que tímidamente se atreve a cortar una flor. Eugenia de Quzmán nos emociona más en ese trance que en la época de su apoteosis guando eran suyas todas las rosas de Francia. Las visiones de antaño se esfuman ai El ¿tuque de Alba nos lleva presencia de su egregia tía. En un ángulo de la estancia en que penetramos, y sentada en una gran bergére una vlejeclta enluta da nos acoge afable. Sobre los hombros célebres de la Emperatriz- -no olvidemos la admiración que despertaba en Francia su chute d epaules -iutta manteleta. de lana. Oculta su frente venerable un sombrero de paja ancho, redondo, adornado adivinar el arco caractecon tul, de) ristico de las ¡Jas. Su diestra acaricia el le un bastón. Lástima que marfileño P nos impidan ver los ojos las negras que tanto ha de. llorar, luego de íamiUarlzarse con esplendor de las Tullerias. La estampa de la Soberana es análoga a la de muchas Douairieres del Faubourg Saint- Oermaln. Ha cumplido noventa y dos años, pero se viste así desde que cumplió setenta. Pertenece a una generación de mujeres que, no luchando por conservar una apariencia juvenil, adoptaban resueltamente al envejecer un atuendo ajeno a toda evolución de la moda, una especie de uniforme e noble anciana. d La Emperatriz habla francés eon leve acento castellano. Su voz es grave, dura. Dice su alegria de encontrarse en España, la tristeza de tener que limitarse a adivinar el sol. Ce soleil qui me manqualt tellement á F a u b o r o u g h tugante de Montijo, Imparatrii de lo fi- tnee por Winivrhalten. mu... Después de un preámbulo como el que suelen emplear por cortesía los hombres de negocios antes de ir al rano la Emperatriz habla de política. Adivino su impaciencia por abordar un tema que ha debido apasionarla siempre. El Oriente se agita... La Sociedad de Naciones... Y poco a poco la conversa ción. en la que no intervengo, se va alejando hasta convertirse n eco. El pasado resurge, se me impone, fascinador. Y en vez de prestar atención a la augusta anciana, busco instintivamente su silueta arrogante, su contorno de antaño, en los cuadros que me rodean; evoco frases, rasgos, anécdotas, el esplendor y el dolor, la cara y cruz de aquella vida excepcional. El criterio de la Emperatriz es inflexible; su virtud, cabal, fin un ambiente, propicio a todas las concesiones y las flaquezas, no ha de h a c e r s e fuerte para rechazar tenta- conjuro de esta voz firme, que muy pronto va a callarse para siempre. Llegar a oírla me parece casi un milagro. España. España... el porvenir de Sspaña... Advierto que la dama, lejos de lo que pudiera suponerse, permaneció siempre profundamente española. El Rey don Alfonso Xin. hallándose recientemente en Sevilla- -me refería la duquesa de úrcal- envió un ramo de flores atado con cinta de color rojo y gualda a la Emperatriz. Esta, huésped del Palacio de la Dueñas, luego de aspirar el aroma de los sevillano claveles, llevó a sus labios con ternura y veneración aquel emblema nacional. Habla ahora la Señora de su vista enferma, de las esperanzas que pone en el doctor Barraquer. El duque la reconviene cariñosamente: No siempre me hace caso... no se cuida bastante... Ella le oye sonriente, decidida a hacer en todo momento su santa voluntad. Unos 1 golpecitos del bastón n el suelo han subrayado de cuando en cuando la energía de su acento. Tal vez le haya faltado siempre a esta insigne figura de mujer cierta debilidad, cierta fragilidad para acabar de conmovernos. La Emperatriz se pone en pie con el mismo ademán que hacia en las Tullerias para dar por terminada una audiencia. En realidad, nunca dejó de sentirse Emperatriz. El tono que mplea para dirigirse finalmente a mi padre, es el de un Jefe de Estado: Et Je tlens á vous remorder inflnlment, mon cher Comte, de tout ce que vous aves fait pour la France. padre parece profundamente impresionado por su entrevista con la Bmperatri -Se queja de no ver- -me dice al cabo- ¿Acaso no consiste su tragedla en haber visto demasiado? Agustín DE FIQUBROA Marqués de Santo Floro Al abandonar 1 Palacio ¿te Lüiái mi Ultimo retrata a it tmft r trlx úfenla, Menld n Madrid,

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.