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ABC MADRID 10-03-1955 página 3
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ABC MADRID 10-03-1955 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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D 1 A Rl O 1 L UST A D O D E INrP MAGíO N G t NER A I FUNDADO EN 1905 POR DON ABC DIARIO ILUSTR AD O D E Í N FO RM AG í O N G E NE R A L Í IB TORCUATO LUCA DE TENA E vez en cuando hay q u e hablar de ese tema tan socorrido que es la crisis del teatro. Yo no sé si se emplea todavía, en política, ese procedimiento que Maquiavelo preconizaba de lanzar entre el pueblo noticiones y tenias sugestivos para distraerlo de las operaciones de gobierno que se quieren disimular o sobre las que se quieren tender coi- tinas de humo. Si es así yo creo que los técnicos de esa acción derivativa no encontrarán tema mejor que el de la crisis del teatro Tiene hasta la ventaja de que dura interminablemente y el tema, por lo tanto, está a la mano siempre. Las crisis ministeriales, por ejemplo, son rápidas, detonantes como escopetazos. Pero la crisis del teatro según parece dura tanto como la torre inclinada de Pisa. Es la crisis más sólida y. estable que yo he conocido... Claro está que el hecho de hablarse tanto de esa crisis ya es algo que predispone a poner en cuarentena su sustancia. El que habla continuamente de estarse muriendo suele ser un aprensivo más que un moribundo. Los moribundos suelen morirse con una decente sobriedad y sin un excesivo monólogo auto- analítico. Las crisis de las cesas públicas. suele expresarse en silencie y desentendimiento, no en preocupación. Yo creo, por ejemplo, que el sombrero de copa es una prenda que está en crisis. Se acaba irremisiblemente. Pero su crisis se advierte en que, por eso mismo, nadie habla del sombrero de copa m se preocupa por él. D ESO DE LA CRISIS TEATRAL La verdad es que del teatro no se puede hablar y elucubrar abstractamente: el teatro no es simplemente un género literario una cosa escrita. Es un hecho vivo: un hecho múltiple y complicado que cierto amigo mío, después de, desechar infinitos intentes de definiciones técnicas, se resignaba a definir como esa cosa a la que se va a las siete y a las once de la noche Del teatro, pues, no se puede hablar sin. tomar en consideración hechos, realidades, estadísticas. Y estos hechos son, en realidad, desconcsrtantes y hasta contradictorios. Por un lado, las Sociedades de Autores, en España y en el mundo, son cada vez más unas enormes oficinas con ejércitos de empleados y máquinas calculadoras. Realmente para gerencia y administración de una crisis parece un poco desproporcionado. jClaro que todo lo que entra en el terreno económico y contable es un puro misterio, y así como ahora hay un modo desconcertante de estar arruinado con automóviles, puros y fiestas, puede que exista un modo sutil de estar en. crisis con saldos a favor y balances crecientes. Porque, por otro lado, existen otros hechos tangibles que favorecen la idea de crisis. Por ejemplOj la pérdida de locales. Es indudable que uno de los datos plásticos que más han reavivado en Madrid el tema de la crisis es la espectacular demolición, en el cogollo de la ciudad, del teatro Fontalba para convertirse en Banco. Pero la verdad es, aué esto no es muv decisivo. Que sión de una misma cosa. Por eso nunca he creído del todo ni que el cine arruilos Bancos aumentan es evidente y como ne el t, eatro. Siempre en el terreno de tienen que colocarse en sitios visibles y los hechos, el cine acostumbra a la son poderosos, se comen lo que encuen- gente a salir e ir a un espectáculo. Ya tran a mano: teatros, almacenes, casino s están así mucho más cerca de la puerta u hoteles. No creo que todo esté en cri- del teatro. Lo que aparta verdaderamensis. Que un teatro no puede luchar con te del teatro- -lo dije ya alguna vez- -no un Banco parece indudable. Pero casi es el cine sino el bridge la canasnadie, empezando por los acreedores, ta el coek- taii el flirteo y las depuede luchar con un Banco. La señal de, más cosas, más o menos sosas o picanla crisis sería que esta demolición de tes, que ocurren de siete a diez. Fontalba hubiera ocurrido entre elsilenNi siquiera es un caso específico el sescio y la indiferencia. Pero se han escrito go que ocurre en el género teatral, sino kilómetros de artículos, responsos y lamentaciones sobre el hecho. ¿Cómo su- algo común a la literatura toda. A meponer que, está en, crisis un ser cuya des- dida que las técnicas didácticas Se organizan recogen para sí los elementos disaparición se ha lamentado tanto? cursivos que antes sobrecargaban el Arte Pero hay otro heqho plástico que vie- y éste se purifica más. La literatura toda ne a corregir la impresión anterior. Nun- es más pura desde que, organizadas la ca han proliferado tanto los grupos de filosofía, la ciencia, la historia o el peaficionados hasta en los pueblos. Nun- riodismo, nadie tiene que darnos en verca tanto los teatros de cámara, de ensa- so la imagen física del universo, cemo yo, de experimentación. Casi todas las Lucrecio, ni contarnos en endecasílabos, Facultades universitarias- -incluso las más como Ercilla, la batalla de aquella tarde. alejadas aparentemente del tema- -repre- Lo mismo ocurre con el teatro. La Prensentan comedias o hacen teatro leído s; i, el mitin, el Parlamento, han recogido o radiado. Nunca se ha conocido tanto mil elementos que antes se entregaban la producción teatral extranjera más di- desde la escena, y el teatro, por lo tanfícil e intelectualista. Se dice que la juuna invasión depuradora ventud está ausente del teatro. Pero si to, sufre líricos, intelectualistas y de elementos minose ha ido por una puerta está entrando ritarios. Esto es lo que lo lleva a la cápor otra. Uno recibe todos los meses invitaciones de sesiones de cámara, a lo mara, al experimento, al teatrito del Parque Móvil. Todo esto se parece, no poco, mejor de los universitarios de Ciencias Económicas p de Farmacia. Yo creo que, al laboratorio. Pero el laboratorio es todo el teatro tiene que conservar una vita- lo contrario de una crisis: por el laboratorio se empieza, no se acaba. lidad específica para meterse así en la A todo esto contribuirá no poco el alejada atención de los futuros farmacriticismo exacerbado de esta época. céuticos o economistas. Y todas estás sesiones experimentales se alojan en una Nunca, hasta ahora, se hizo ningún géprofusión de locales inesperados que, por, nero literario con el crítico al lado, tilo visto, florecen con pujanza y equili- rando de la manga a las tres horas de bran las ruidosas caídas de l: s teatros cada obra. Como nunca se han guiado famosos. Por las invitaciones que recibe automóviles con un señor en el asienta uno se entera de que tiene un teatrito del. lado diciendo: Vira, frena, mete la ei Parque Móvil y otro el Instituto de directa, para. Todo esto va con la époPrevisión. No, creo que sean estas instica crítica e intelectualista, e imprimirá tuciones vivas y dinámicas propias para su sello de depuración aprensiva al gépreocuparse de cosas eñ crisis y morinero. No sabemos si don Pedro Caldebundas. Algo vivo tiene esa criatura que rón hubiera estrenado El alcaide de se ha metido entre los automóviles del Zalamea si hubiera sabido que a las Parque y las oficinas del Instituto. Portres horas le iban a decir que el tercer que que yo sepa ni uno ni otro tienen, acto está casi todo copiado de El gacarrozas, ni góndolas, ni chubeskis de rrote más bien dado de Lope de Ve? a. petróleo; cosas todas en verdadera criNi creo que La vida es sue no hubiera sis y extinción. empezado llamando a un caballo hipogrifo violento si hubiera existido la Y este último dato plástico es el que cárcel de papel de La codorniz Nuesyo creo que nos pone definitivamente en tro teatro fué gordo, popular, exuberanla pista de lo que ocurre. Estamos llate como lo eta la época. Que ahora está mando crisis a lo que es uno de tannaciendo (aunque acabará encontrando tos cambios y recodos de tonos y estisa modo de injertarse en el popularisrno los de expresión que ocurren, precisacaracterístico de nuestra dramática) a ritmente por su profunda vitalidad, en el mo con la hora, otro más, exigente e in- teatro. Quizá la juventud pide otro tea- telectualista, es todo lo contrario de una tro Pero esto no és más que un modo crisis. dé pedir teatro: todo lo contrario de una O mejor dicho: todo el equívoco procrisis que no sea crisis de crecimiento viene del doble sen. tido de esa palabra. Estos sesgos y cambiazos hári. sido siemHay crisis de extinción y crisis de crecipre característicos del teatro. Si compa- miento. La segunda, que es la del teatro, ramos una tragedia de Esquilo, un enes todo lo contrario de ná catástrofe. tremés de Cervantes y una comedia de Porque pasa como en las crisis ministePírandello, las distancias y diferencias naies. Que Jas considera catastróficas no son mayores que si extendemos la el que sale pero no el que entra. comparación a una película y un bal- I José M. PEMAN leí Todos éstos son modos de expre- de Ja ¡leal Academia Ms- nañn?

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