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ABC MADRID 23-02-1955 página 19
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ABC MADRID 23-02-1955 página 19

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página19
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MANECER UISIERA ser uno de los pintados pa- ceden tranquilos sobre sus pasos, mientras jarlllos que cantan todas las maña- el eco no les responde: ¡alerta está! nas las bellezas del amanecer. Pero lfegas tú, y toda la Naturaleza saAnuncia la proximidad del nuevo día cude su modorra: las plantas abandonan magnifica vanguardia de resplando- su laxitud: los. animales salen a recibirte; es irisados, cuya columna luminosa cu- los seres animados 46 todas clases entonan re toda la extensión del horizonte. Des- un himno de alabanzas a su Creador; haspués, se despliegan en guerrilla las avan- ta los pedruscbs se visten sus, trajes de gala üas del ejército crepuscular, perslRuien- polícromos, para festejar al rey incandesa la retaguardia de la noche con la ca- cente quecos visita. rgada de su esplendorosa blancura. Al Tus vasallos, al despertar, sienten la emasoma él sol, entronizado en su carro- briaguez de un júbilo sin freno, que se conde fuego y arrastrando, con deslum- vierte pronto en una orgía de movilidad y brante majestad, la capa de su luz. dg color. Al cabo de corto tiempo, el nuevo día. Pero no tarda en apagarse su locura. El vez exterminadas las sombras, se adue- sol deja caer sobre todos las disciplinas de ya del mundo. sus rayos; hasta que cada cual ocupa el Amanecer victorioso: los hombres con- asiento que tiene asignado en la galera y I templan tu llegada triunfal con admiración empuña el remo, para imputear la nave del I rendida; pero a la vez, con inquietud y sustenté familiar o del bien común. ¡desasosiego. Quisieran averiguar anticipaLos hombres asisten a una mutación maI (lamente qué propósitos animaron tu fte- ravillosa de la escena, en el tsatro del Ibre de conquista. Porque, durante tu fl- mundo. Conde había tinieblas, hay ahora J mero reinado, pueden afligir a los nombres destellos cegadores; donde todo era negro, I muchas tiranías y muchas crueldades. 1 se contempla una rica variedad de colori 1 cetro que ostentas en tu mano es una in- do; dónde reinaba el sosiego, impara la terrogación, cuyo significado no aciertan a enervante acción; donde se hallaba ense descifrar los oráculos ni los hechiceros. ñoreado el silencio, aturde la estridencia Eres la manifestación de la vida en todo del trabajo y el bullicio de la vida. su esplendor. Eres el gran despertador de La decoración no puede ser más bella. la Naturaleía. La sorprendes n lo m? jor Pero 1? escena de la humanidad no puede de su apacible sueño. Todo duerme antes ssr más dramática. El gran astro alumbra de tu llegada: las aves en sus nidos, las desdichas, sufrimientos, angustias y suplifieras en sus guaridas, los hombres en sus cios que dormitaban también, como los viviendas, los campos en sus yacijas noc- miembros cansados, durante la noche. La turnales. Sólo actúan en servicio de ronda, irradiación solar es el cómitre que arranca para velar sobré la Creación en descanso, de sus yacijas a los pobres galeotes extelos ríos que recorren incesantes la línea de nuados, con el látigo cruel de su céntelísansu guardia permanente, y los mares que te oficio, y los restituye a su aperreo coti- abofetean a los peñascos enhiestos, gritán- diano. A bogar de nuevo. A cumplir la dura doles: ¡centinela alerta! y que no retro- condena de la prestación personal, impues- ta por el Creador a la humana grey en el Paraíso. A luchar por 1 A vida y contra la muerte. A ganarse con su esfuerzo la gracia del ¡perdón. Mientras la Naturaleza ríe, los hombres lloran y padecen. Sólo algunos logran esconderse y huir de la flagelación solar. Permanecen ocultos hasta que ven desapa- recer al cómitre, y, entonces, abandonan sus huroneras y salen, como las aves nocturnas, a vivir su vida de hombres libres; a reírse de Jos que no supieron eludir el amargo castigo; a ser felices a costa de las desventuras ajenas. Pero no pueden escapar del barco. Cuando fondean en el puerto de la Eternidad, tienen que presentar los documentos donde resulte acreditada su conducta y demostrado el cumplimiento fiel de la pena dictada contra todos. Y cambian de galera, eso sí, para caer bajo la férula del cómitre satánico que les sujeta rigurosamente al remo y ya no les permite traviesas escapatorias. Pagan, desde aquel aciago día, con las- setenas, como antaño se dijo, y lamentan; sin consuelo posible, no haber remado a tiempo en la galera de su vida temporal, porque de la estrepada no se ve libre nadie, ya sea en el mar Mediterráneo, ya en el mar Muerto. Amanecer es uno de los más grandes espectáculos con que la Naturaleza nos regala. Ella misma es la gran ipoetisa que canta sus maravillas y sus excelsitudes, con la voz de los pajarillos y con el milagro de la luz. Pero aflige, al contemplar tanta hermosura, el pensamiento de que no hay orto sin ocaso. Nunca se vio alborada que no termine hundida en el crepúsculo vespertino. Provechosa lección. El amanecer del hombre sonríe, también, bellísimo en la cuna; pero su anochecer es incierto, Llega inesperadamente, A veces, sin crepúsculo. Por eso, cada risueño amanecer del hombre, al mismo tiempo que nos despierta para el trabajo, nos debe desvelar para la inquietud, Todo amanecer es padre de un día, y cada día equivale a la equis de un problema sin solución inmediata. Ese día podrá traernos la felicidad o la desgracia; la salud o la enfermedad; la llanura fácil de la vida o el abismo inexorable de la muerte. Como el día muere, también han de morir los hombres. La ciencia nos dice a qué hora se ha de poner el sol del cielo. Por el contrario, íünguna ciencia nos predice la hora en que ae habrá de poner el astro de nuestra carrera vital. Y gozamos del día sin pensar en, la noche, Y nos hartamos dfi lúa, olvidados de que llegará el anochecer. Y somos todo lumbre, con el descuido de quien ig aora que la lumbre solo deja como residuo. ¡la ceniza. La Iglesia nos lo recuerda ett ea i Iér f coles del año. Y nos pone la c nl feh 1 frente. Pero, en la frente, sin profutwl paij hasta el entendimiento, se Queda la za recordatoria, para detepareciBr W) pronto. Mientras, sigue irdtsndo- y mléndonos la lumbre dentro del. con Luis MAWJH 9 SSS 6 e ta Rtal oad m a waftola

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