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ABC MADRID 18-11-1947 página 5
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ABC MADRID 18-11-1947 página 5

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página5
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la nación 1 que todo lo aprendió en 1o s libros. Al abarcar grandes abstracciones. se escapan la menudencias, y en psicología, imt 1 vi 4l u. il o colectiva, Ib importante es percibir lashroéinidencia s los días e la Reina Isabel IÍ, Eit cierta ocasión me atreví a decir (digo Se conspiraba en las logias y ea me atfeví porque a rnüchas les- pareció los- rincones del café Lá Cruz dé atrevimiento, hasta profanación) que del al TM w- la Kremlin Escorial no era tanta dis- Malta. ne allá tn la calle del Caballero de tancia, y que sí en el otrortnUndo se e n- Gracia- ofrecía, su estampa propicia de jucontrarart algunavez Felipe II y Letjin, ees 1 ictéricas, con los ecos- obrantes aun, bien odian saludarse. Los dos aspiraban fcw arengas revolucionarias de Espronai Imperio Universal; el uno, por la. idea d a y Evaristo San Miguel. Se protesta católica ítel Cristianismo; el otro, por la ba sistemáticamente de todp él aue manidea cojntíhísta internacional. Lo dos iro- -dase, ert el Cafe Nuevo deja calle- de Alperiós, el cristiano y el comunista, están cala. Y. en. el de Levante, la burguesía mahoy más que nutlca frerite a frente. Las Api TM mimaba, ehtre sorbo y sorbo de ideas en sí son éstas: cristianismo y mate- chocolate, t spayieíito se. nsacionahlta de rialismo. Hay que prescindir de lo acceso- los últimos noticiones. Fulanas p i t a r r a rio; que puedevnturbiarías. Más peligro- y vino, en el nocturno madrileña de las sos que el comunismo me parecen esos co- -calaveradas de los pollos de tmeno- Quin munísmos con sordina que Ón los nom- qué y camil a, en las cotorrona? veladas fa? r e s de socialismo, laborismo y todavía el miliares. Circo en Colmenares. Comedia y apolilfcdo liberalismo, soh, con sus medias tonadilla en el Principe. Y ett el teatro de tintas y sus emolientes piutelefos, cówipli- la Cruz. Lombia con. Juanita Pérez, Azces eficaces del comunismo y el mayor obs- f ona y Lumbreras, triunfando con El c táculo para combatirle. Hay que dejar al- dinero de Guadatafara y La mejor rasónL -espa ¿a ¿e Zorrilla, noble metal puro y limpio de. toda ganga y de toda aleación con los metales inferio- 4 Don Pepe, que ya había servído esa- temres, y más que nada hay que perder el porada de 1843 a 1844 tres obras dramátimiedo a las palabras reaccionario y fas- cas a esa Compañía, se vio obligado, por compromiso con Carlos de la Torre, al recista. i (Y vamos con la lección del comediante: gresar éste de Barcelona, a escribir para Representaban usos malos cómicos un el una con qué hacer frente djüsde febrero melodrama muy popular en su tiempo: El a los carteles del clásico y tradicional teacawpbnero de Satt a lt? cuya acción tro famoso desde los días triunfales de transcurre en Irtglaterrarxiurante el azaro- Lope. El joyen y audaz, poeta nada tenia so reinado de Carlos I. En todo el primer pensado y urgía el tiempo. Y entonces, acto y grah; parte del segundo, se habla animado por el poco trabajo que le costó mucho del Rey v el Rey no parecía. El ú- refundir Las travesuras de Pantoia, de Mico, ya predispuesto ál regocijo por la Moreto, bayo en la idea de hacer lo misobra y por su desdichada interpretación, ge mo con El buríadoK, de Sevilla, de Tirso. CIÜTTI; Y: BUTTÁRELLI É f punto fijo lo ue iba á pasar, ni entt (e quiénes iba a desarrollarse la accióir. Después, dudó un buen rato, y como tapiz y anunció con énfasis: El Rey. Los espectadores se comunicaban el- regocijo animándose unos a otros para el inevitable ehoteo: tEí Rey I Ya está aguí el Rey, A ver ese Rey... Pero el actor, que se vio venir el turbión sobre su triste cabeza, que al final de la obra había de caer cortada, no quiso anticipar- el ¿esenlace, y con impavidez, que logró imponerse al público desmandado, se adelantó paso a paso hasta las candilejas, se cruz 6 de brazos, miró con altivez- de arriba abaio, de un lado y de otro, y cuando el público quedó en. silencio, casi- atemorizado por aquella arrogante actitud del pobre- cómico, él sólo dijo: ¡F. l Rey! ¿Y qué? Y el público quedó tan convencido, que no volvió a desmandarse en toda la representación. Pues bien, hasta que las democracias, temerosas de parecer reaccionarias 6 f a s- cistas, no aprendan la lección del comediante v como él no se encaren ante el cómuntsmt y us simihires, y al oírse Ha- mar fascistas no se adelanten a. la batería para decir: ¡Fascisfa. ¿Y (juél no empezaremos a entftr en razón. Ppr fortuna ya son muchas las democracias que van perdiendo el miedo y es desesperar que, por fin, serán todas las que aprendatf la lección del comediante y sígan- el éjem- pío del Brasil y de Chile. Estamos en el año 47. En el 46 ¿quién nos lo hubiera dicho? Murmuran, los comunistas que c! BrasÜ y Guie han cedido a la presión de lds Estados Unidos. Todos sabemos gu? justamente el Brasil v Chile, con la Ar gentina, son las tres naciones de América que no tienen por qué ceder ante los Esííados ynidos. Con independencia eco- nófnicti. si en lo político colaboran alguna vez con Norteamérica, sera siempre- en el mi mo piano, nunca en plano inferior. La ArKfcíitina y Chile- son de casa, nos conor cemo y el P rasjl es de casa portuguesa, que e ser también de buena casa. JACISTO BENHVKNTE Pero el tiempo ba pasando y una no. j t ...i. ene as insomnio en que daba. vueltas y más vueltas en la cama, nervioso por no poder conciliar el. sueño, empezó- a construir, a oscuras v de memoria, los ovillejos o séptimas reales de la eicenadel segundo acto entre Don Juan y a criada de Doña Ana de. Pantoja. A la mañana siguiente los escribió en un cuaderno, en cuya primera hoia puso la acotación de la primera escena de Don Juan Textorio, sin N ya en elcena al levantarse el tfclóq. Entonees pensó que Don Juan tenía que estar, pe ntulet e lú iti m dí naturalmente, en algún sitio, MI c mo ell día. ántéric- r, Zorrilla recibió la visita de Girolanío Buttarelli, el hostelero qtie le ha ía. tenido hospedado eí año cuarenta y dos en tfuíhaufilefía calle del Carmeri, se le ocurrió que Don Juan estuviera eto una hosléñk sevillana, que es la del Laurel en su obra, y larle el nombre; de Buttarelli al hostelero. Y como ún cabañero, noble y rico de los tietnpos át Emperaüpr no podía estar sin escudero y las cartas tiene que- Ikvarla s alguien, -colocó en escena a Ciutti, acordándose del picaro del mismo nomVre que se las- ílevó a él tatuad veces, cuahdo Jqstiz, Alio y Zorrilla Visitaban i díaíio ti café del Tuteo en la bella y andaluza ciudad de Sevilla. 1 EsteyCiutti, que le, inspiró el tfpo del mismo nombre era un pillete mtty- Hito que todo íe lo encontraba hecho y a quien, siempre que se le necesitaba era preciso mandar a buscarlo a una casa vecina de maJÉr flota, pues jamás se hallaba en el- sevillano café del Turco donde servía. Logró fortuna v se marchó a 4 talia, según le dijeron a Zorrilla en sus últimos años. Buttarelft, por el contrario, era el hostelero más honrado de j a viíla de los mádriles. Su padre. Betiedtftto, Vino á España a fina- les del dieciocho y estableció una líoatería en la calle de Carmen, que su hijo, el que inspiró el tipo a- Zorrilla Hizo jcélebre ppr, susv chuletas, emparrilladas y los torteÜini. napolitano -En el segundo pisq de esa hostería vivió Zorrilla sejs íneses, tratada a cuerpo de rey por un dato diario. Muchas veces, compartieron con él las excelencias culinarias de Buttarelli, Pastor Díafc y García Gutiérrez. Girolamo Buttarelli murió viejo y tati pobre como h on- ratio. F. BC ÍÍÍ TIDECODECID. Q

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