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ABC MADRID 24-05-1947 página 3
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ABC MADRID 24-05-1947 página 3

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MADRID, DÍA 24 DE MAYO DE 19 4 7. NUMERO SUELTO 40 C E N T S tualmente de una realidad que no le interesa para leída, sino para vista y vivida. A poesía es afirmación. Toda alma El literato, en efecto, explota la vida, nó cscéptica queda excluida de ella. No lia vive simplemente, como el hombre norpueda comprenderla, no puede s e r mal y como el poeta La ve toda como un comprendida por ella. Cada día se delimi- muestrario de temas para su obra, la trastan más las fronteras que aislan a la poe- pasa de intenciones utilitarias para su arte. sía, centro del reino mezclado, impuro, de Es exacto la frase del enfermo de literala literatura. Y si el poeta se interesa poco tura Pero no se puede hablar del enferpor la labor literaria cotí fines ajenos a la mo de poesía, con no sea en un sentido poesía, los novelistas, autores de teatro al metafórico. En suma, el poeta conserva la uso, ensayistas más o menos filosóficos y visión normal del mundo, superad por otra poligráficos, periodistas, eruditos, profeso- contemplación luminosa e irreal en que las reís de literatura, ignoran fabulosamente el concreciones IOÍS lo existente se le han torpaás del verso, y cuando se arriesgan a vi- nado íntima arquitectura de abstracciones, sitarlo, nos dejan estrafalarios libros de cifra de las divinas moradas de lo absoluto. Habituado al trabajo aritmético- -y geoviaje. métrico- -s bre lo exacto, rítmico y numéLa primera condición, del verdadero poe- rico, su creación es decididamente Opuesta ta; es la fe en la existencia de la poe- a la del literato, en sa mundo aproximado, sía. Aunque parezca imposible, ha habido sobre el I ¡CÍ- d- funde e irradia los gases de muchas épocas en la Historia del mun- su entrañable dolencia. El poeta puede ser do, efi las cuales los poetas que este hermano del hombre de ciencia, del puro nombre llevaban o usurpaban no creían en artista músico o plástico, del transido por la existencia de la poesía, o la creían de Jas saetas de la vocación religiosa. Espíriuna esencia tal, que no acertaban a distin- tus todos qiia pueden comprenderse mutuaguida de otras actividades humana s. Pen- mente, aunque sus magnetismos y sus técsar que toda la literatura es poesía, vale nidas sean diversas. Pero si bien literatura tanto como negar fe existencia del fenó- y poesía están unidas por el instrumento meno poético. Puesto que en primer lugar del idioma, poeta y litdrato son- vocaciones la literatura no existe. Quiero decir no tie- incompatibles. ne límites, no es definible. Els esto y lo otro GERARDO DIEGO: y lo de más allá. Y todo eso que es la literatura es 4 a negación misma de la poesía, esencialmente pura. El equívoco poesí a- literatura ha dañado incalculablemente las posibilidades poéticas EINE es el Sagitario intrépido que, de la Humanidad. Por fortuna, parece lleen carrera loca, ufano de su arco gada ía época de una 1 diferenciación ya joven y de su rapidez equina, inconfundible, y ciada día ge irá comprendiendo, mejor que el poeta y el literato son lanza saetas y. saetas contra el mundo vocaciones opuestas, aunque todo poeta, en entero. Él último romántico que sonríe dice cierto sentido, lleve dentro un literato reGerardo de Nerval. El primer satírico primido o superado. Todo poeta, por el hecho ole serlo, entiende de literatura, lo cual moderno define Menéndez y Pelayo. Sus detractores lo flagelan, en nombre no quiere decir que sepa, por ejemplo, realizar una novela. El literato parece incapaci- de los justos por él vilipendiados, con tado para juzgar de poesía. La razón es muy tanta saña como si fueran pecadores. Sus sencilla. La literatura es ¿1 resultado de apli- defensores lo enaltecen, en nombre de los car una; técnica expresiva, retórica, a los va- pecadores, cuyas culpas exculpa en son rios fines del lenguaje humano; entretener, de arbitro que, por no admitir jueces, se contar, predicar, con venaer, enseñar, pen- toma la justicia por su mano. Y hay quien, con un sentido equidissar... La potesia exige esa mismla técnica, infinitamente más delicada y precisa y puestia tante, en un buen medio de virtud, suaíl servicio del más noble de los anhelos pone que Heine, al sonreír, ei arco tenso, humanos: el decnear. Crear por la. palabra, no cifra la teoría del Sarcasmo, sino la mediante la oración, la efusión amorosa, la Poesía del Musageta. Sonrisa que es Samaritana con él cántaro para mitigar la libre inviención imaginativa o el pensamien- sed de ensueños, y Verónica, con el liento metafísico. Es claro que todo lo que en zo, para enjugar el sudor de sangre... la literatura hay de retórico- -o sea, de liEl Sagitario, terario- el poeta lo domina desde arriba. tra los hombrestemerario, arremete cony contra los pueblos. Y en cuanto al resto, el poeta es un hom- Contra Alemania, buena moza de mercaIbre como Jos demás. La verosimilitud, los deres beodos y de profesores mercadecaracteres, la autenticidad, la observación, res. Contra Francia, Musa del sensualisetcétera, son cosas que al poeta, como tal, mo y Gracia del Champaña. Contra Itano le interesan, pero que, como hombre, lia, Museo de posadas y Posada de Muno puede dejar de estimar. seos. Contra Inglaterra, incitadora al flirt y puritana de salón. Hay un hecho hoy real. Un poeta lee con La lluvia de saetas, como la de Artadificultad, con desgano, a ratos con enojo, la mejor novela. Lie duele a cada momento jerjes ai- sol, cubre a Europa. Empero ni una sola hiere a España. ¿Por qué la ver malgastadas, derrochadas en pagináis estupenda excepción? ¿Por qué la Esinútiles la potencia expresiva y la atención paña monstruosa que refleja Schiller en desparramada del escritor. Puede leer con Don Carlos no halla eco en, las estrogusto una obra ds pensamiento riguroso, un fas de Heine? El fenómeno, tan poco esbuen ensayo crítico. Pero ¡Jo soporta un tudiado como sugestivo, se. extiende y t ícurso con adiposidades nflfa fórica; o una profundiza más a medida que surgen en narración que se obstina en rodearle, pun- Heine los temas españoles. El Sumario POESÍA Y LITERATURA ABC DIARIO ILUS. T RADO DE 1 NFO R M i i U A G E NE R L A mu H L CERVANTES Y HEINE H es como un preludio sentimental, como una Sinfonía caballeresca. Almanzor Don Quijote El Romancero Heine, hasta que es ya célebre, no tiene vibración en España. En cambio, España late en Heine ab iijitio en las entrañas líricas con latidos románticos y profétlcos; ¡Cosa rara- -nos dice él mismo- La vida y aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes Saayedra, fué el primer libro que cayó en mis manos, siendo yo ya un muchacho de cierta edad, perito en la lectura... En la inefable invocación, estas páginas, de pureza inmaculada- sine- labe concepta son, acaso, el poema infantil de más sentido español; y por la asombrosa fusión de ternura y amargura, la más honda revelación de Heine. Apenas abre el libro, se abren las flores para escuchar atentamente, como las niñas, un cuento de hadas. Los pájaros revoloteando se acercan, como chicos curiosos. Y mi tierno corazón- -balbuce infantilmente Heme- -se regocijaba con las grandes aventuras del atrevido Caballero. Pero, según avanza en la lectura y Jas aventuras se tornan desventuras, en vez de tomarlas a risa, lector y oyentes las toman, en serio. Aquí la Samaritana, con el cántaro para mitigar la sed de ensueños Y corrió yo leía en. voz alta, las flores y los pájaros, dolidos por los reveses del Caballero, lloraban conmigo. En la comunión de ideales, el heroico esfuerzo de Don Quijote acrecía el fervor, cuanto más débil y flaco de cuerpo era, cuanto más frágil la armadura que lo protegía y el caballejo que montaba Hasta que hacia el otoño, llegado el cabo del fascinador Libro, lee el temeroso duelo en que el Caballero de Dulcinea fue ignominiosamente vencido. ¡Día inolvidable y terrible! Nubarrones de tormenta. Los árboles, desnudos y tiritando. Los nidos vacíos y ciegos, como cuencas sin ojos. De las últimas flores mustias, se desprenden, comió gotas de sangre, las últimas lágrimas. Mi corazón se partía de dolor cuando leí cómo el noble caballero, desvanecido y maltrecho, cayó por tierra, sin levantarse la visera. Aquí fue la ternura inmensa, la amargura infinita. Don Quijote, como si ha blase desde la tumba proclama que Dulcinea es la más hermosa mujer del mundo y él, el más desdichado Caballero de la tierra. Y ante el dolorido sentir, -escucha este grito- epitafio: -Aprieta, caballero, la lanza v quítame la vida, pues que me has quitado la honra. Y coji el doliente callar, la comunión caballerosa de valor y honor, el fin de tanta felonía, el comienzo de tanta melancolía ¡Ah! E 1 brillante Caballero de la Blanca Luna, el que acababa de vencer al hombre más esforzado y noble de la tierra ¡era un Barbero disfrazado! Mas la bacía, vencedora, sigue eternamente vacía. Y eternamente vencedor- -para Heine como para España- -el quimérico yelmo de Mámbrino. CRISTÓBAL DE CASTRO

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