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ABC MADRID 25-12-1946 página 5
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ABC MADRID 25-12-1946 página 5

  • EdiciónABC, MADRID
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FELICITACIONES DE PASCUAS Y AÑO NUEVO quio éei proveedor o industrial para que al recibir el nuestro fuera mutua la obligación de agradecimiento. Tales impresos, testimonio de pasadas costumbres, eran de vida efímera, se destruían cumplido; e! fin a que se dedicaban, por ello, el hallarlos al presente, es de positiva! dificultad; venciéndolas, formé una pequeña colección de ellos, de los que ofrezco al lector, como muestra, la de! repartidor del Semanario Erudito y Pintoresco del año 1841, la de los aprendices de una fábrica de Barcelona al dueño de ella, de mediados del siglo xix, la del cartero de Manresa? en igual época, al fabricante d tejidos don Luis Prats, y una. escolar dedicada a los padres del alumno. -Lá. ittgenuidad de ellas nos traen al recuerdo otros tiempols y otras costumbres, que nos separan de las actuales, en las que tanto s ha perdido de aquélla, olvidando que las mayores empresas se realizaron por los hombres que tenían grandes arrestos, excepcionales condiciones, pero que conservaban aliña de niño. -V VICENTE CASTAÑEDA íc la Real AcaA nia de la Sutoria. S fue costumbre y tradición la de recompensar a aquellos que nos trajeron una grata noticia, buscando de esta manera el modo de hacerles participes en nuesitra satisfacción y alegría. La felicitación de Pascuas nos récuer. da la fecha del Nacimiento del Hijo de Dios, y no hay suceso que compararse pueda con el gozo que en nuestras almas despierta. Esta práctica así establecida trae origen más remoto, tomado del regocijo con que se aguardaba la llegada del Año Nuevo. Al principio, los obsequios que se ofrecían eran símbolos de paz: miel blanca, ramas de olivo y de verbena; el nombre de ésta guarda estrecha relación con el origen de la costumbre. En valenciano, al aguinaldo se lé llama Entrenes y Strannoes es el califi. cativo que die- ron los sabinos del tiempo. del Rey Tatius a las ramas de verbena cortadas en el bosque de la diosa Strenna Fue particularidad del aguinaldo, en sus comienzos, la de recibirlo: los ricos, de los pobres; los señores, de sus sirvientes, y los patronos, de sus obreros, para así obligar a los poderosos con su reconocimiento a los humildes por el obsequio recibido. Guando los romanos conquistan a los sabinos, aceptan su tradición y la practican. De Roma la adoptan los cristianos, modificándola en cuanto a la fecha del obsequio, que refieren a la del Nacimiento del Señor. Pierde la costumbre su carácter simbólico j se ofrecen alhajas y dineros. La Iglesia amenaza de excomunión a los que tal hacen, y los Emperadores decretan castigos corporales para aquellos que así lo realizan. Mas la suntuosidad y el despilfarro siguen: Isabel de Orleáns envía a su sobrino Juan Gascón de Médicis, de doce años, un justillo bordado en oro y plata, de espléndida magnificencia, que cuesta mil libras, a lo que añade un sombrero de castor, bordado, con; encajes de España, con una magnífica pluma blanca, una espada, una armadura de plata y oro y una peluca confeccionad por el peluquero del Rey. Las censuras de la Iglesia y las prohibiciones de la manifestación del lujo, en las leyes suntuarias de todos los países, van paliando tales excesos y casi se olvida la costumbre. Para recordarla y mover la generosidad, se apela a distintos procedimientos, entre ellos, a la hoja impresa, en la que se manifiestan los deseos de venturas y prosperidades a quien se dedica. En muchas ocasiones, en pasados tiempos, a los que llegamos en nuestros primeros años, con la felicitación se entregaba el obseIEMPRE Fuera, fliera en esle día Ue Navidad pUicentera La política Mvura Y otrai palabn vacias. Triunfen las gflMntía De IM pavos, ilchldiones, Pasta vlniw y pichones, t en días tan pavoneados Todos seamos icMlwdos 1 En comemos lus

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