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ABC MADRID 18-12-1946 página 3
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ABC MADRID 18-12-1946 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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MADRID PÍA 18 DE DICBRE. D 1946. NUMERO SUELTO 40 GENTS LOS OFICIOS BC DIARIO iLUS T R A D Q DE I NF Ó RM AG I O N G E MER AL que ignoramos los nombres de casi todos El Daínis del idilio siciliano, al morir, no Jos instrumentos con que se manipula en quería entregar su flauta campesina sino a A Escuela Social de Madrid ha pu- ellos. Cada oficio. tiene un vocabulario pro- un dios. El Occidente, nacido de te Revelablicado un vocabulario de oficios y pio, tan copioso que podemos decir que por ción, puesto. en trance de norir, parece que- rer entregar su alma a! diablq. Perc hay coprofesrones. Y no más que hojeando SÍ solo constituye un idioma. ser (este vocabulario, nos maravilla ver el núRepasando este vocabulario, hfe visto has- sas que no pueden norir, porque puedencon- mero de trabajos que pesan sob. e la acti- ta qué punto la vida se ha ido deshumani- lloradas. Y de las lágrimas brotan la vidad humana. El esfuerzo, la tícnica, el zando. Cada día, la mano del homlbre tiene tiición y la esperanza. Y también el amor, salva. El diablo, no pueingenio humanos actúan soíbre todas las co- míenos importancia para la paz y para la cue ni llorar ni amar; precisamente, no podrá de y por eso sas del mundo, y esta -elación entre el Iguerra. Y esta inercia de las manos frente qu laíse, en definitiva, cSn las cosas que hombre y las cosas, para transformarlos y a las cosas, arrastra una i: ierc; a déla sen- solí lloiaflas y redimidas eoti restate de llanr: riearla tiene para cada esfuerzo un sibil. dad. Todas las bellas cosas que encon- to, como este Occidente cristiano fruto de nombre. En K marcha asce- iidente de la ac- tremios en el mundo, lo son por el contacto tantas ágrimas y de tanto amor. tividad humana, ¿han surigido en el mun- qfee con ellas tuvo una ma- no privilegiada. El dulce poeta m. níuano nps. descubrió el do muchos nuevos oficios? En este voca- ¡Aun son necesarias las manos para hacer miste; lo do las lástimas, que más tarde ha J fou ario aprendemos que, pes- e al progreso que suene un violín, siquiera el disco gra- bían de llamarse bienaventuradas en 1 de la técnica, y, con éste, el de las necesi- mofónico y la radio nos ofrezcan estereo- Sermón de la Montaña, y de correr bajo los dades humanas, la mayor parte de los ofi- tipados, para siempre, s. n Sorpresa, posibk, olivos de Getsemap. Per las lágrimas llecios tienen un nombre antiguo, y, entre pstos maravillosos contactos. El encanto de gamos al conocimiento ¡y a la justificación nosotros, no más que repasando este voca- 1- os oficios se halla en esto en qus la mano te las cosas v de- las alma. que no se las en- bulario, advertimos que la n ayoir parte de es la pieza más fundamental de la máquina. atiende bien hasta que se. las Hora. ¡Y, ay estos oficios tienen un origen árabe. Es de- No volverán los hombres a la vida senci- de aquel que tenga seco el hontanar a e sus i cir, que se fueron los árabes del solar es- lk, en la que las manos sean lo importan- lágrimas! Teodoro Hceeker, en las páginas poema pañof y, entre otras cosas que- ¿xmciernen té? ¿Dejarán un día los poetas d ¡e ponerse al concepto de la vida y del mundo, a la a crear un poema anfc? una máquina de es- ticas, y reveladoras de su Virgilio, padre de Filosofía, nos dejaron una manera de tra- cribir? Yo todavía gozo oon sentir la sua- Occidente, cuya lectura constituya una pura bajar, y el nombre de muchos oficios. Vea- ve frescura del papel, sobre ifn mano, cuan- delicia, actualiza al hijo del alfarero de Man 1 JIIOS los icastizos oficios del albañil y del do escribo. Y entouees mfe siento un poco tua, v le presenta como el anunciado- de este riesgo. aladrero, y del alamín, y del alarife, y del creador al ha. cer las cosas con mi mano, inunda nuestro occidental hoy en aun na Salvemos la Ciuz- -nos díce- -que albéitar, y del albarrán, que aun se usa en al ejercitarme todavía en un ¡oficio. demos seguir- usando emo señal, antes ásCastilla, y de la. albenaera, que era la muque caiga sobie nuestras cabeza Y desFRANCISCO DE COSSIO jer que tejía o hacía albendas, e incluso pués, sí, lo que cada uno ame con r ás ar 1, dor; pero no olvidemos a nuestro Viigillo. del alguacil... La máquina no lia aumentado los oficios, Y es que el poeta la itto, que llevaba el ala tcs bien, los ha disminuido, y, por esto, ma vulnerada, de eternidad y de melancolía, dentro de lais actividades modernas, hay preparó los, caminos de la cristiandad y vio ntenos oficios y más funciones. La vida que las cosas valían y tenían ser por su moderna exige más funcionarios y menos sumisión a lo divino. Virgilio cantaba a AMBIÉN d Occidente, con su l izimaduoficiales Por ello, en este vocabulario, los ra de sig os, latino y católico, contra Eneas y presentía a Cristo. El sonido cadenmás bellos oficios son los qvre podemos llael que hpy se yergue, -en oleada cós- cioso de las siringas y caramillos virgiliamar oficios históricos. Cuando eran las mica v vengatha, el Oriente, enigmático y nos preludia las- salmodias- litúrgicas, de los manos las que laboraban I y transformaban sombrío, cargado de tesentimientos atávi- antifonarios gregorianos. El vio cómo las las cosas, y cuando el artesano, en muchos cos, tuvo su gloria y plenitud, y tiene ahora armas cedsj- ían sumisamente el paso a los casos, cobraba rango de artista. Hoy la fa- en riesgo su destino. Le ha sorprendido la aperos de labranza, y sobre los campos maibricación en serie ha creado la demoora- noche en su descaminada huida y se ha ol- tirizao os por. furores bélicos se oirían vogeórgicas cia de las c s as. La personalidad de cada vidado de mnar a las estrenas para fijar ces la vid y lapara cantar la gloria fecunda, de espiga, reconciliadas con los uno no fue absolutamente nada a la inicia- el rumbo y nortear entre resacas y tem- aeligiosos olivos de la paz. i tiva del oficial, y la Humanidad se va habi- porales, Virgilio es el poeta que presiente la betuando a vivir en un mundo ás. cesas heSobre el Occidente cristiano y sobresatuchas, que es muy distinto a vivir en un rado de cultura, pesan no pecas apostasías nignidad reparadora del Evangelio. Sus- ojos, mundo de cosas encargada mandadas ha- y desvíos. Mientras tuvo a Dios, nada, le de mirar dufce, hechos a adivinarla ternura cer. La relación entre el cliente y el arte- faltaba. Sobre los campos labrados, el sol de hs cosas, previeron el alborear de Cristo, sano se va perdiendo, ya los oficios au- Amanecía gozoso paia alumbrar fertilidades; e incrementaron la belleza del mundo. El reV presenta 1 el la tónomos se refugian en talleres minúscu- hoy amanece retai dado como si le hiriera a la paganidao. ela tránsito, luz manso declive de Es la gian del cristianismo. los y tendee Has sórdidas, que buscan afa- desolación de tantas ruchas. Sobre él se cief- -el pontífice del misterio, decía Michelet Peio v nosamente, los viejos que recuerdan que: ne una sombra vindicativa, que es el signo es más exacto decir que es el profeta, el de una sanción inmanente, o de una llamada uno de los placeres de su juventud era en- áspera al retorno contrito. Llevábamos si- cantor y el padre 1 de Occidente, que aprencargar cosas a los artesanos. La máquina glos de aversión a la en dió a hablar eá las páginas deA- Evangelio alva suprimiendo oficios y creando funcio- vanidades filosóficas Teología, perdidos en ternadas, coií los armoniosos exámetros virsin ti ascendencia, narios que han dado en llaman al lugar angustias artificiosas, en palabrería estéril. gil anos. donde trabajan oficina. T todo para rehuir la presencia de Dios en Juan Carlos Goyeneche, este gran español Tor estcC sin duda, es en los pueblos y la vida. Es como si el Occidente, ganado un de América, que. tiene el entendimiento de en las pequeñas ciudades donde aun ha y iía paia la ciisíiandad, hubiera reeaído eu España y vive coji dramática inquietud Su representantes de los viejos oficios, y aun el menosprecio de lo eterna y desertado del dettino católico J universal, ha penetrado ¿calles antiguas. con los nomines de Los his- amor. Río S 1 de lágrimas no basta- rán para bien, en unas páginas admirables, la trascentóricos gremios. Calles de Alfareros y de lamentar tanto estrago. dencia que eneieira jíl libro de Teodoro Alcalleres, de Guadamacileros y de P ateEl sunt lacrymce rerum virgjliano- -ese Ilceeker para una recuperación, integral y rías, de Libretos y de Talabarteros... Y en hemistiquio maravilloso, de tan difícil ver- cristiana, del hombre par las lágrimas y por estas ciudades y estos pueblos, seguímos sión, con que los románticos se embriaga- el amor. Es decir, por e! retorno a Cristo viendo tenerías, batanes, molinL maquile- ron de la melancolía de las ruinas y del La his panidad, y af ella el Occidente, se ros, alfares, herrerías- y carpinterías... Y, llanto lento y contagioso de las cosas- -tier salvará por 3 a cristiandad. No hay quien dentro de estos ámbitos de trabajo, las he- ne hoy su más cabal sent: do. Sólo las lágri- rompa sus rumbos paralelos. Así fue, y así rramientas, los instrumentos, cada uño con bien llorrdas, pueden declarar la an- s e r a POr- s Vsu noiübre clásico e inmutable. Cuando en- gustia de tanta. desolac ones y de tantos P. FÍL IX GARCÍA tramos en uno de estos tallares, advertimos cosas que, después cíe pérdidas, dan dcloi. Agustino. L VIRGILIO, PADRE DE OCCIDENTE T

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