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ABC MADRID 24-11-1946 página 3
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ABC MADRID 24-11-1946 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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MADRID DÍA 24 DE NOVBRE. DE 1946. NUMERO SUELTO 60 G E N T S g W ECONOMÍA INGENUA ON fiólo mirar a ionio a sí, comenzando, naturalmente! p or el propia recinto doméstico, percibe cualquiera que uno de los más ineludibles temas de nuestro tiempo es la Ecc- ncmía, así en su dimensión planetaria o nacional como en su modesta, pero acuciante proyección familiar. Materias primas, transportes, mercados, redes de distribución, precios, tasas y suministros son hoy vocablos ubicuos, coma lo fueron amor, dolor e ideal en ¡os años- -no tan ominosos, después de todo- -del Romaníicismio europeo. Entonces, ¿por qué no hablar del imperioso temía? ¿Por qué no aludir, públicamente, con limpia ¡voluntad, y según el propio siabar y entender, a una preocupación que a la vez llepa y íocava muy buena parte de; nuestra existencia cotidiana? Todos hemos sentido el peso de estas graves interrogaciones. El admirable y admirado Emilio García Gómez ha sido infiel al mundo brillante y fastuoso de los árabes, para verter su mirada sutil hacia el m a n d o- -fastuoso, tal vez, pero nada brillante- -de la inmensa codicia ambiente. En su evocación de Santa Teresa desliza Asorín primores y recuerdos tocantes a la economía. Wenceslao Fernández Flórez extrae nuevas saetas de su siempre bien abastecida aljaba. José María Pemán se trueca en habílismo montero y avisa a los ojeadores oficiales dónde pueden cobrar muy hermosas piezas. Pérez Torreblanca cuenta, sin moraleja, porque escribe para buenos entendedores, el sustancioso apólogo de lord Dorking- Francisco Casares amonesta hebdomadariamente, tirbi et agro, con la mejor fe... Todos, cada uno a su modo. Al mío quiero yo hacerlo. Pero mi modo de tratar loa temas es, quiéralo yo. o njq, el ¡profesora 1! y en dsta materia soy. mucha más paciente y doctrino que agente y (doctor. Sólo un recurso me está ofrecido: Ja ¡ingenuidad. Caracterizan al buen. profesor, ieiti efecto 1- -tas caricaturiistas, 1 cumpliendo su oficio didáctico, lo han ¡hecho bien patente- dos natas fundamentales: el saber y la ingenuidad. ¿Aca so ¡no fue obra de un maravilloso ingenuo- la aventura, de. Pía tóíii ¡en Sirtecuaa? ¿No somi tnemeridameinte ingenuas las notas oficiosas de las sabios que hoy manejan la energía 1 atómica? Pues bien, amigos: ya que no puedo, adentrarme con s aber en este espinoso tem aV permitidme que rae acerque a él con ingenuidad. DIARIO ILUS- T R A D O DE I N FORMACIÓN GENERAL) g plejas ramificaciones. La tierra maternal está cansada y se niega a forzados alumbramientos. No de- ja de ser una explicación banal. Lo que está aconteciendo en el mundo tiene má s bien los caracteres de una tremenda sanción, al estilo bíblico. El hombre lo tuvo todo demasiado fácilmente, y no supo apreciar su ventura. Estuvo constituido en honorifice- ncia y decoro, y no acertó a entender. Fue necesa- rio que 1 perdiera todo para saber lo que todo cuesta y vale. No supo cotizar a tiempo la virtud de la honradez y de la palabra confiada 1, y vino a dair en rla; s manos del agiotista, del simulador y de! pirata de ocasiones. Y ahí está el absurdo con sus implacables consecuencias, bien repartidas por el mundo. La que ayer era tierra de la abundancia conoce hoy la escasez y el agobio. Los géneros y cosedias se estancan en los silos y depósitos, mientras las gentes hambrean y viven en la penuria, porque lo que urge no es matar el hambre, que no sufre esperas, sino mantener los precios desaforados para qu, no mermen los negocios insolentes y se sostenga el nivel creciente de los mercados negros. De momento, se consuelan las gentes de este mundo en crisis pensando que no están mejor en otras partes, o que podrían estar peor de lo que están. Es tur consuelo relati- i vo. Pero lo cierto es que las conversaciones Esitqy ahora dispuesto a oífr respetuosa- y las preocupaciones generales giran en tor 1 no de la alimentación, de la cartilla, de los mente la voz de los expertos. Párt aun amracionamientos. No hay más filosofía, ni más ítlefs de oí- ría no puedo evitar la vehemente ética, ni más política que la que suscita este im presión de que en ell estu ciio y en la justremendo problema del buscar qué comer. tai resolucióra de este problema se halla! un a Las mujeres- -quitadas las improvisadas reitía las 1 claves prir. ¡ciipía- Íe de la t a- n anhelada normalidad! ¡elconómicy Y ésta es la tí- nas de Safó, bien traídas por l os Salomones de la abundancia- -hablan con preferencia del mitía! condusiónl a que llega la! ingenuidad aceite, de la harina y del jabón. No saben ya tíevuti píjofesto- r: tan igroiránte de econ omíai en quétono decir que se ha acabado el dinecomo. ddseos Q- y hasfa necesitado d! s un orro. Los maridos, a su vez, se defienden como den económico verdaderamente justo y duosos acosados y temen la llegada al hogar, radero. porque han detener qu- e oír, con insistente PEDRO I J A I N E N T R A L G G monotonía, que hace falta dinero. Las despensas vacías van distanciando las almas. Y hay acritudes contenidas y silencios duros. LUOHTPOR Es difícil que ahora pueda darse la mujer STO de la lucha por la- vida, que es de hacendosa, que acrecienta la hacienda y rodea siempre, y que ha tenido a tiempos su la casa de bienestar y contento, como la dessentido ¡eñtr- a folletini isco y sociafero, cribió fray Luis con animada pintura. En etít re hieíoico y cristiano, deriva boy hacia cambio, las frases más cálidas de elogio son una significación más limitada y prosaica. para los maridos diligentes que, sin mengua La- ludia por. la vida íes concretamente la de. su hombría, regresan a sus casas COTÍ la kteita por las subsistencias. La vida es, en verdad, milicia y ejerci- sorpresa de unos kilos de víveres. Dicen que es universal esta- nueva lucha cio de perfección. es decir, 1 lucha ascética por la vida, porque universal ha sido la desl y buen Qomibatfe: paulino. Siempre se ha lugracia. Pero esto ifo debiera ser así; ante las chado por conseguir la. virtud o el mejoraduras realidades y los graves conflictos creamiento de la vida; por conquistar la glodos por la locura de los hombres, habría que ria y extender- el poderío efímero o la breve dar pruebas de austeridad y atender a las resonancia de la fama. Hoy, pasada la treexigencias de una caridad no abreviada. No menda tragedia, que se: creía vanamente que se trata, sólo de un difícil problema econónos iba a traer la conquista de una paz arcámico. Se trata de un problema hiendo de dica, en la que juntos pastarían el lobo y el moral, de dignidad humana. cordero, hemos entrado todos- -a excepción de los bienha irad os con el fraude y el arriPara ¡que esta lucha por la vida no sea un bismo- -en una lucha sin tregua, en una castigo, sino un meritorio combate, será prelucha dscu ra, sostenida y si n gloria; la ciso que empiecen a ver los que sólo aíier. lucha por ¡el ¡racionamiento 1 diario; ¡la lucha den a su egoísta comodidad. Será preciso que desesperada por asegurar, como sea, el los privilegiados cedan de sus privilegies paplato no- cumplido át legumbres, corría el ra que los más anden menos alcanzados, que maná esperabas. Los tambres viven y luIhaya menos suntmcsida d, menos costosos chan para buscar el pan de cada, día, c ojno manjares en hoteles y restaurantes de lujo sea también. La Humanidad no come ya para que haya un poco más de comodidad y para vivir: vive para buscar qué c ¡orríer, o un poco menos de angustia en les hogares para haber clandestinos acopios de reSe rhumildes; que haya menos armas y más pir; vas, aur cfuie sea a costa del hambre multique haya menos egoísmo y ua poco más de plicada- de fo s demás. equidad y de amor. Pero el inundo no lleva ca- Los fisiócratas se consuelan diciendo que mino de entender. és un fenómeno universal, proveniente del, ¿eseguilibnq de la producción, de muy, comAguáWno, pi; etarios, los escritores, los 1 obreros, manuales. Nosotros no tenemos sino nuestras necesidades 1 y nuestro trabajo, y con lo qua nos pagan por éste satisfacemos con más o me no si holgura las urgencias de a quéllas. Definidos ya los tres estamentos de 1 3 a economía nacional, me veo qa la obligación de recurrir a las mlatamáticas, porque sin ellas parece que no hay reflexión ecetnómi oa mere ce dora de ese nombre. Veamos- El año 1928- -por elegir uno en que no había comenzado- nuestra perturbación social y económica- -circulaban en Esptóa taiitos mil- es de millones de pe- setas; llamemos A a- esta 1 cifra, de la jal uu- a parte (X) se hallaba en posesión, real o- virtual) de! primer estamento; otra- (Y) estaba en manos del s gundo y otra (Z) era patrimonio diario del tercero- Hoy circula, como es obvio, -una cantidad de railes de millones cons: derabiemante. mayor; llamemos B a esta cantidad, compuesta por las cif r as M, N y O, correspondientes a los tres dichos- estamentos. Y ahora, -pregunto: la relación entre la cifra B y la cifra A, ¿e por 1 ven- tura, igual a la que existe entre iaisi cifras M y X, N y Y O y Z? Estos tres últimos cocientes, ¡san io ¡no iguales entre sí? Ren suelvan! el problema quienes posean dates precisas o aproximados. C LA LA VIDA E Para cualquier i n g e n u o- -p e r d ó n e n s e pana empezar, los disparates terminológicas- la 1 economía de up país parece estar compuesta, por tres estamentos capitales: e ¡l ¡de tos que poseen cosaos vendibles, sqan ¡naturales o elaboradas po- r el artificio h- uroano (aceite, trigo, naranjas, minerales, pro du ctos químicas, máquinas) eljde Jos que, como agentes intermedios, participan en la explotación de esas cosas vendibles etii su distribución y en Ja- coordinación de las ventas y explotaciones (ibanquerois, eome rciantesi, comisionistas, funcionarios diversos) y, por fin, el de aquellos cuya 1 intervención en el ciclo económico es mucho; más la de conlsumir que la de p os- eer cosas, explotarlas y distribuirlas. A este tercer estamento pertenezco yo, un profesor; a él pertenecen también la inmensa mavería de ios funciona: os privados y públicos cas, todos les técnicos a- sueldo, ios maestros los médicos y abogadea a quienes sus in- i sr- resos no t emiiten se dispendiosce o pro

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