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ABC MADRID 29-10-1946 página 3
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ABC MADRID 29-10-1946 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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MADRID DÍA 29 DE OCTUBRE DE 1946. NUMERO SUELTO 40 C E N T S) S W del mundo les ha sido impuesto, por castigo, que sean incapaces de comprender la vida y que permanezcan insensibles a la. belleza del universo. o s- e han saludado ustedes? Se quedó mirando las líneas violetas del Se lo preguntaba al Séneca, poi- crepúsculo. que acababa de pasar por delante de- -Ese señor tenía más miga que corteza. él, erguido, displicente, aquel caballero del La mucha ambición viene a ser eso: una faltraje de seda cruda y el jipi amarillo. Le ta de respeto a los claveles de nuestra madecían el indiano y cm elmote xabia, más ceta. Y ellos lo saben y se vengan. Mire usque una clasificación, una. displicencia: ported, el compadre. TobaJo, cuando era poca que en la Andalucía Baja no hay. indiacosa e iba a su viña en su borrico, se paraba- nos y la especie es allí tan rara y de ta. n siempre aquí, a la vuelta, a echar un trago. difícil aclimatación como el helécho o la Mirábamos la puesta de! l sol; y en las nubes frambuesa. No va al carácter andaluz eso veíamos figuras. toros, elefantes, casas, guarde salir de viaje, con el billete de vuelta ya días civiles. Luego, cuando heredó, pasaba 1 tomado y el plan hecho para el retorno: por aquí delante, sin i pararse, en automóvil. fundar una escuela, hacerse r una casita. En Trajinaba tanto, que no tenía tiempo de mitiempo de la aventura salieron bastantes anrar alrededor... Hasta que un día logré que daluces para América, pero casi todos perse apeara. No me aceptó un trago porque dieron el barco de- regreso. lema ardentía; pero le hice que mirase la- -Sí, don José: no le he saludado porque puesta del sol- La miró distraído. Le indiqué que mirara una carreta con su buey y todo, estamos tra. spuintea. doi 3. Ese amigo, antes de recogerse- a descansar, se pavoneaba dema- que yo estaba viendo en- una nube. Pero él no la veía... Y no es que él hubiera perdido siado de sus agitaciones y de sus negocios. Decía: Era una oportunidad de minutos. la vista. É r a l a puesta del sol, que estaba enIba llegando mi barco a Londres y yo pen- x fadada con él y se le negaba como una mocita dolida de desdenes. saba que unos segtmdos: más o menos que tardara en desembarcar podían valerme miNo le contesté. Y en mi silencio, ocupado les de libras. Yo le interrumpí, sin malicia, por los pájaros de la tarde, él entendió Una para preguntarle: Iría usted a proa, ¿n o? desaprobación. Lo tomó a mal. Cuando me encuentra, finge- -Créame usted, don José, si esto le sueque no irte ve. na a raro es, porque hemos ido a parar muy -Dicen, por ahí que esta tierra no pros -lejos de la ley de Dios. Se dice, sin extrañe péra- por esa poca afición a los negocies. za, la noble ambición como sé dice la su- -Puede que tengan razón. Pero mire us- blime venganza y el suicidio heroico y la guerra santa y la ira gloriosa Aca ted: siempre se ha considerado feo enseñar bamos acostumbrándonos a esos rebujos y con demasiadas ínfulas, en el chaleco urja mescolanzas de palabras. cadena gorda de oro. A mí me. parece más feo enseñar cen descaró el sudor que cues- -Es verdad, Séneca; en todo eso los susta ganarla. tantivos son los de. los: pecados capitales y ¿Crees que la pereza es una elegancia? los adjetivos, los de las virtudes. -Creo, doti; José, qué el, trabajo es. un- Pero es que estamos acabando dé hacer un Evangelio original, en ei que io que estorcastigo de Dios. Y de los castigos no debe uno presumir. Nadie empapela su cuarto can ba ya rio son los mandamientos, sino las olivas de misericordia. Además de malo, es feo. Los papel de multas. Además, la pereza tiene r mucha mano en eso de los inventos. ¿Oree hombres están dispuestos ahora a no desear la mujer de su prójimo con tal que íes dejen usted- que se hubiera inventado la máquina segadora si no hubiera habido alguno que no ahorcarle al marido- Siempre, lo que había molestado en el Evangelio era que no nos quería segar él? dejarán amar a todas las mujeres, Ahora re- -Es peligroso éso que dices. El india- sulta que lo que más molesta es que nos no es un hombre que ha. triunfado en í a mandan 1 amar a todos los hombres, vida. Sonaba la campanita de upa? monjas. Pa- Usted, cree? Yo creo que es un hombre que está acabando, por donde yo empecé. Se- saba, con un susurro de jaculatorias, y bue- fue precisamente para volver- Y o empecé ñas tardes doña Lupe, con su velo y su rosario. Bajó á Séneca la voz. por no irme. Cuando ha vuelto, se ha he- -Don José, ¿qué. puede extrañarnos de cho una casita, y como es tan de la tierra, porque esta tierra es muy querenciosa, aun- este mundo délas venganzas y délas horcas? aue tiene un cuarto de baño y una máquina La gente está dura. ¿Ve usted a doña Lupe, que es uña santa? La otra, tarde discutía. yo que hace hielo sola, lo que más le gusta es con ella para que perdonara a su sobrina, que sentarse en uña mecedora, bajo la parra, y ha, tenido. un desliz. Se negaba. Le recordé, tomarse un gazpacho. Yo hace muchos años entonces, el pasaje, tan generoso, de la Mag- que tengo la parra y la mecedora, y tomo dalena, en el Evangelio, Me interrumpió: gazpacho casi todos los, días. Total, que lo Sí, ya sé, ya sé... Mire usted: eso de la que él está haciendo es descansar ahora, seMagdalena ha hecho mucho daño: guido, todo lo que. yo he ido descansando, a pedacitos, durante la vida. JOSÉ MARÍA. PEMAN Como le vi en vena, y sé que le gustan las de la Real Academia Española cosas nue- no entiende diel todo, le dije al D I AR I 0 M U s T R A D O DE i NF O R M AC 1 O N G EN E R A L DEMENCIA, Y ARTE DE PERDICIÓN EL SÉNECA Y LA SANTA AMBICIÓN OMÍ frecuencia hablan nuestros escritores ascéticos, tan i realistas y psicólogos, de un arte de perdición, que consiste- en buscar industrias y razones para entregarse pertinazmente a las malas concupiscencias dfe la vida. Hay un acostarse en el pecado, tn el vivir sin freno, amortiguando el remordimiento y las apelaciones de ía conciencia, que es el síntoma más temible de reprobación. Por la pérdida progresiva del sentido del. bien se llega a ese astado de menosprecio de la luz y del orden, que la Sagrada Escritura señala como la etapa final de la perdición. A San Agustín le hacía, estremecer la prosperidad dedos inicuos, que medran tn el mal y viven de la. explotación de la injusticia y del usufructo del pecado. Y esa prosperidad es la que hace que vacile la fe sin raíces, poco hecha a la prueba, de los que no caminan con seguridad por los caminos de Dios, y no aciertan; a descubrir todavía la misteriosa urdimbre d e j a s acciones humanas y tratan de explicar la vida con una lógica muy a r a s de la tierra. Hay un arte de perderse y hay un arte de salvarse. Todas las cosas concurren a la salvación de quien (jurero. eficazmente salv a d Y todo conspira asimismo a la perdición de quien quiere perderse. En nuestra libertad radica el tremendo secreto, y en la humildad inteligente con que aceptamos las insinuaciones de la gracia u. oponemos a ella las resistencias voluntarias de nuestra; libertad insubordinada. Es necesaria a humildad para entender y para vivir cttí lá libertad de los hijos de Dios. La soberbia de la vida s, en cambio, la, inversión de- la vida misma. Es tai bastarse a sí mismo, un arte dé perderse, clausurándose en la propia limitación. A Santa Tgresa le espantaban tantas almas como veía. que trabajaban, por perderse: y frustraban los- designios de Dios, que anda como ingeniándose para salvarlas. La frase pavorosa. de la antigiiedad clásica de que al que Dios quiere perder, primero le dementa, y le hunde en! a insensatez es la consecuencia y ratificación de esa previa voluntad de querer uno perderse y de convertirse en hijo de reprobación y de ira. Los pueblos, como los individuos, pierden también el síititido y dan en la demencia cuando se dejan gobernar por ía soberbia, que eslía raíz de toda perdición y de las obstinadas cegueras. Parece que anda metido añora el mundo en la desventurada empresa de perderse. Busca con arte su propia ruina y trata, de justificar su demencia con desatinados propósitos. No pretende remediar daños extensos ni de traer contrición sobre EUS propias ruinas, sino que inventa, modos de perderse más y de sentar principios nuevos de. justicia, que agravan su condenación. Es recia cosa venir a dar en necio, decía dolorimente fray Luis de León. Porque el desacierto se erige- entonces en. norma cíe razón, y un abismo ya llenando. a otro abismo. Séneca; Es entonces cuando- prosperan con vicioSe concede a- -Mira: este libro que llevo en ia mano SUBSIDIO BE VIUDEDAD sa fecundidad el resentimiento y la dureza es- de un señor que amaba mucho la vida y todas las viudas de trabajador asegurado al de ánimo, el afán dé, desquite y Li semillamala del odio. E inmediatamente se. apresupensaba como tú. Se escribió en una época en Subsidio Familiar que no trabajen por cuenta ran a cobrar los, cosecheros de; sombras su que el mundo érá, un poco, como un jardín. ajena ni disfruten pensión alguna de viudeparte crecida de ganancia. Y la crueldad y El libro era el Breviario de Leonardo de 1 el sentimiento de perversión suplantan al senVtHci. Leleí iste trozo del Códice Atlántico: dad, aun cuando no tuvieren hijos que mantimiento piadoso y a la equidad, que rehuye A los ambiciosos que no se conforman tener. Solicitadlo antes de que transcurra el excesos y destemplanzas. La paz ú la vencon el don de la vida ni- con el de la belleza año de ocurrir el fallecimiento del esposo. N C

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