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ABC MADRID 25-10-1946 página 3
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ABC MADRID 25-10-1946 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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4 MADRID DÍA 25 DE OCTUBRE DE 1946. NUMERO SUELTO 4 C E N T S EL RASTRO DE LOS CULPABLES ABC D I A R I O IL U S T R A D O D E Ií F O RMAGÍ O N G E N ER A; LV; Í L i- obp, el hurto, lá ¡estafa noi tienen tantas modalidades iconio p u d i e r a cr. eeise. Su apártente y complicada variedad, se í elacroina máis con las circuns: tencias en que ge perpetran, con las cos as (contra las que atentan, qu e con el hecho en (sí; con 1o accidental má s que cora lo sustancial Robar, hurtar, estafar eis, ai bten se mira, facilísimo. Cua quiera puecj e apode; irarse de algo que no le pertenece, cualquiera- ¡piiéde entregar un sobfe con recortes de periódiícqs animando, que s on billetes. lo peliagudo es conducir tales tentativas- hasta el éxitof porque a ello sé opone toda Utia organización social, cuyo prim er escalón (es ¡el. infieres de. los peijudidádos. La importancia de los atentados contra, la propiedad, depende de divea- sos factores y, a tvécesy no! es el p: inctpal el valor de lp- tobado, sitio, la habilidad o la audacia desplegaidas para, vencer les obstáculos que s e oponían al despojo. As: hurtan una locomotora Resultaría un piicdig o, y llevarse é teatro -íde 1 a Qperá, incieíbl e. Con ei juega más o nienos ingenioso d e estas dificultades se ¡u rd! en muchas novelas i? e Policía. v: Eafl; s i resulta que ahora nos hallamos en í pr e ¿encia del delito más voluminoso y com plejp qite pudo idear ningún creador de det tectives: la desaparición de los productos. Los campos dan cosechas, las industrias fabrican esto y aquello; y se va a buscar, y... casi todo: ha desaparecido; Nadie lo puede tener en un bolsillo o en un agujero o en un xincoa, como si fuese un brillante o un saco de oro; evidentementej jse utilizan silos, aJinaceffes, escondites que por ser necesariamente ámpHos, pierden las ventajas del escondite. También es indudable que el fundou níimiénto de ese plan delictivo tequiere la intervención de millares y millares de perisoria s; más que la Maffia o que la Formiga Blanca o que el Ku- Kus- KMn. ¿Puede creerse que es posible conservar en secreto ¡el régimen die ese expolio, tan vasto y tan flor de la vida de un pueblo de veintiocho millones de seres? E estraperlo es un robo. Tanto da que le exijan a uno su dinero amenazándole con una pistola que con la muerte por inanición. Él robo se persigue en todos lqs países. El Caudillo lia íexpresado enérgicamente su designio de raer ese fraude de España. ¿Qué falta? Quizá sea una Pojicía especial, encargada. die descubrir 1 a tal dase d- e Mirifcuentes. De bocas a oídos circulan sin cesar noti. telas ck eslrapevlos más o menos ingentes 1, acusaciones y inferencias que nadie recoge y nadie comprueba. Yo pienso que si con mucha inenos insistencia se dijese que había! un cadáver dentro de un baúl, abandonado en una estación, ferminaría por intervenirla ¡Justicia. ¿Por qué no en eite tranc e? Es im. posible admitir como ciertos los rumores de lá calle, pero resulta demasiado lánguido not i- intentar su comprobación para descubrir a los i grandes especuladores, a os que comercian con íaajena necesidad. Die iemos en paz- a las lpóbvés de ras bocas del Me t o, que acaso ncten u propia ración y que n s lLegam a ser ni los capilares del amplio sis, tema. Vayase directamente, al acaparador, al E fabricaaté que burla la ordenado; al cosechero que oculta para encarecer, a los poderosos agiotistas del hambre. Por sus recientes millones los conoceréis. E me permitirá cometer 1 un. bis in idémr Aunque bien interrcionados. algunos comenaunque con, ello infrinja a. la- yez un taristas de este conflicto haa propuesto iniprecepto retórico y otro periodísticiativas más perjudiciales que útiles. Se ha dicho, flor ejemplo, que la Comisaría General co, Hace linos días, examiné ía acción da de Abastecimientos y Transporte debiera co- El medico de su honra desde- el pmito de municarse frecuenteni ente con los consumido- vista de su humana verosimilitud. Quiero res por medio de la Prensa para informarles. ih. óy: comentar- sumariamente lá sintgulari ¿De qué? De que va a escasear tall b cuál dad psicológica de u, protagonista, el- píe; isunto; cdjoso Don Gutierrie Alonso Solís. artículo. A mí me parece que los especuladores agra- ¿Es en verdad un celoso éste ¡DCÍI Gutie- decerían mucho que esto ocurriese así, pero ii rí? ¿Es Et médico dg sil honra un drama! de- celos? no comprendo el servicio que prestaría a Empleamos, la paíaibra celos pata denuestras despensas. Supongamos que la C o- misaría de Abastecimientos lanzase hoy una signar d coñiiplejo estado de ánimo eri qua vivé u n: hombre- -varón o herÁbrar- -ouan nota advirtiendo que desde el día primero de 1 dici embre no. habrá chicharrones en España d o so psoha o cree que Ja persona por él y que convenía disminuir su consumo. En- amada ha- puesto su cariño en otro. El contenida psicológico de ese estado de áni- seguida ocurrirían estos fenómenos: Los amantes del chicharrón, se lanzarían mo suele ser como digo, harto complejo: lV a la calle sin acabar de vestirse para com- mézclame en é! desigual; y altefnativavprar todos los kilos 4 u e te permitiesen sus menfe, el dolor espiritual, la cólera, los sen- -timientos de zíoz obra, existeucial- y abatíTtond- os. Los iñdiferienites, v aun lo S enemigos de miento. Diversa es tamlbién ía, f ritia en que esos varios señtinüfentcis- -a io, s qué sa es e pródmeto, decidirían: -No es que me impbrten los chicharro- men, por sujDueistp, pensamientos, más vairios aún- -se manifiestan eri la conciencia; ríes y hasta reconozco que noi los puedo digerir; pero será bueno tenerlos a mano por, y en la óBmducta del. celpso; los. celos son! si algún día se me ocurre comerlos. ¿Por unas xve- ces causa dé- iiahibición. o. parálisis, ila noticia de. que me e ngáñaba- fu ¡é para qué me voy a privar, de ese capricho? nií como un mazazo? dicen éstas) de agre- Y correría a adquirirlos. Al mismo tiempo, los chicharrones des- ¡sividad, otras (el ll, amado cri- nien pasióiapa, relceríani der todas las ttend s, ocultos y inal de suicidio, aliguna s, cuando la, desefe reservados paia venderlos a precio de oro. paKación es máxima. El suicida por celos Somos así. Y mientras seamos así indis- tee quita la vida porque cree que ésta ca. irece de sentido sin- la rpf. ena posesión de- la ciplinados y voluntariosos, la Comisaría nes hará un favor en continuar atenida al Bole- persona que ama; el celosía homicida mata, a su amada para: qué ésta: no sea- de nadie, tín Oficial sin iluminar con sus referencias fcis caminos del esifap erlo. No i veo tam- a c j t i e h o i e s d e é l poco el lado bueno que puede, ofrecer el Notemos lo esencial, cualquiera que sea: anuncio de que dentro de seis meses o un, J a forma- de su conducta; el celoso hace l o ario estaremos peor. Aparte lo aleatorio de- que hace, movido por la amanguí- a de no tales augurios, servirían para que desapapoder ophtaf CQII- el amor déla persona que reciese un artículo muy necesario- -la espe (él amia, Esta vivencia- de la rró- pb- sesión ranza -que hasta ahora se conserva libre. este sentirse desposeído de Ha persona aniaEn i cambio, no comprendo cómo puede da por obra de un terceros- aquel de quien deciráe desde el Ayuntamiento: Hay p a- el celoso- tiene celos -es, como diría un, naderos que vulneran la ley sin que se aristotélico, la verdadera causa eficiente de la pasión celotíipica. Sppue; sto lo cual, ¿cabe comuniquen inmediafcametite Jas sanciones impuestas. Ni que se denuncie públicamente filaáia celdso al Don Gutierre de Él médico de- sil howa? -como ha hecho García Venero- -una especulación con los vinos y el milagro hidráu- O i gamos con átemeión su monólogo cíe la lico de que cien arrobas se conviertan en awuada segunda, panqué en él anafiza. y trescientas ante los ojos de la inspección mu- Imanifiesita Doti Gutierre, su estado, di áninicipal, que cobra los derechos de aforo, y no s. mío. El comienzo de i este parlamenSb nos l se proceda implacablemente. Y tantas otras- deja, sin asomo de hipérbole, estupefactois. impunidades con las que es urgente acabar. Dice nuestro presunto celoso: F a astoy No basta que las leyes sean buenas. Si no solo, ya biett puedo -hablar. íV, Dios! se aplican sólo producen desaliento e irritaquién pudiera- -reducir, sóloi a un, discurso ción. -añedir con sóto idtep- tantos. ciénegos A ver: ¿dónde están esos detectives que de ác müíós- -tctwto ¡s de -pefrés. descubran a quienes son, por lo visto, genios ¿No es para pasmarse? Este atormentado del fraude? i esposo comienza por dolerse, no del supuesto: engaño, sino: -como un lógico nominalista- W. FERNANDEZ FLOREZ de lo difícil iq. ue le es reducir a expresión de la Réaf Academia Española. unitaria sus múltiples penas y agravios. Más que- un celoso apasionado, -Don Gutierre es SUBSIDIÓ DE VIUDEDAD, T- Se concede a un redomado intelectual. Y porque l es, va o todas las viudas de trabajador asegurado al sopesando con lúcida cautela la consistencia Subsidio Familiar que no trabajen por cuenta real de sus sospechas. El resultado es inajena ni disfruten pensión alguna de viude- telectualmente -satisfactorio: ino hubo infidé- dad, aun cuando no tuvieren hijos iue man- lidad, todo puede explicarse trien sin admi- tener. Solicitadlo antes de que transcurra el tirla. ¡Oh! Cuánto me estimo haber- -haaño de, ocurrir el fallecimiento del esposo. liado esta sutüezaí! dice al- término de su- LOS CELOS DEDON GUTIERRE S

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