ABC MADRID 06-10-1946 página 55

OIISPAS A LA VUELTA DEL VERANO Ya toman las hojas de los árboles un color dorado, y al amanecer se siente un ligero frescor en el aire. Ha. llegado el otoño y, con ello, el momento de guardar vuestros trajes dé verano. No interesa so 1 amenté guardarlos, sino hacerlo en condiciones perfectas. He aquí unos cíuantos consejos sobre lo que debéis hacer antes de recogerlos. Si los seguís, tendréis completamente nuevos vuestros trajes para el próximo verano. Antes de dar consejos especiales para determinados tipos de trajes, conviene conocer una serie de reglas generales, siempre interesantes. No olvidéis nunca que cualquier traje ha de ser limpiado o lavado antes de guardarse. Lo primero y más importante consiste en hacer desaparecer las manchas antes de lavarlos, ya que algunas de ellas resisten hasta el agua hervida y, sobre todo, el agua caliente tiende a fijarlas. Las manchas de café, té o fruta suelen desaparecfer generalmente con amoníaco y agua caliente. Si después de quitar una mancha de frutas sobre un tejido blanco quedase alguna somr bra azulada o gris, frótese la parte manchada con jugo dé limón y luego lávese con agua hirviendo o empléese un poco de peróxido de hidrógeno. Bl amoníaco rebajado ayuda a volver el color a los tejidosdescoloridos por ácidos de fruta. Para las manchas de hierba úsese ácido tartárico y. sal, mezclados en partes iguales. Mezclado con agua, extiéndase sobre la mancha y déjese secar. También pueden usarse espíritus metílicos, empapando la mancha durante una hora y frotando después suavemente hasta hacerla desaparecer. El acleite de eucalipto es indicadísimo para las manchas aceitosas, grasa, etc. coloqúese siempre debajo un trozo- de algodón que absorba el aceite y frótese luego ligeramente hasta hacer que desaparezca. La brea no es tan fatal para los trajes como vulgarmente se cree. Cúbrase la mancha con grasa- -un poquito de mantequilla o aceite- -y déjese así- durante la noche. Si el tejido es lavable, hágase como de costumbre y, si no, hágase desaparecer la grasa frotando cuidadosamente con cualquier disolvente de la mis 2 medo y con un trozo de muselina por encima, lo que impedirá que el tejido se estropee. Los rayones necesitan un gran esmero en su lavado y planchado. Las fibras del rayón se quedan muy Meses al humedecerse y, si se las frota demasiado fuerte, corren el riesgo de romperse. El planchado ha de. hacerse, por lo tanto, cuando el rayón esté casi seco, y por amb. os lados del tejido, con una plancha que esté casi fría; dejad el planchado del rayón para el final cuando tengáis lar plancha medio apagada. Para vuestros alegres estampados he de recordaros algunos consejos fundamentales Los colores tienen generalmente más tendencia borrarse en el escurrido qué en el lavado, y para evitarlo añadid unas gotitas de vinagre al agua final. La antigua costumbre de meterlos en agua y sal para fijar los colores tiene el inconveniente de atacar al agua jabonosa una vez lavadas las prendas. Los trajes de lino y algodón pueden ser lavados normalmente y es una buena idea el ponerlos a secar al sol para que el cplor no se pierda. Extiéndase sobre la hierba y de vez en cuándo humedézcanse con agua para el planchado; añadiéndoles una pequena cantidad de almidón, se conservarán más tiempo impíos. S 3 S 3 3 S 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 MODO DE PLANCHARLOS Planchad vuestros tejidos de lino casi húmedos por el lado del revés o con un paño debajo de la pl ndha para que. no queden 5 manchados, usando siempre una plancha bien caliente. 3 El piqué no requiere tantos cuidados. Aclárese primero con S agua caliente y luego- en fría para que no pierda el color. Plan- S chesé por el lado del derecho cuando esté casi s co. 3 s MODO DE GUARDAR OTRAS PRENDAS 1 ma. No olvidéis el consejo de colocar debajo de la mancha un trozo de algodón o papel secante que absorba; la grasa disuei ta. Una vez quitadas las manchas, preparad vuestros trajes para lavarlos; las lanas deben lavarse separadamente; los algodones y sedas pueden colocarse juntos, y las sedas y los algodones estampados han de apartarse de los tonos lisos o blancos. LANAS SEDOSAS Para íavar los tejidos de lana, ha de estar él agua ligeramente templada y debe mantenerse siempre a la misma temperatura; los dambios de ésta son la causa de que la lana se estropee. Para conseguir un mejor resultado, échese una cucharadita de glicerina, del tamaño de las de té, lo mismo en el agua de lavar que en la de aclarar. No apliquéis jamás directamente el jabón a la lan haced un agua jabonosa con escamas é introducid suavemente la. prenda en la misma hasta que quede limpia; aclaradla y scúrrid el agua suavemente. Volved a dar forma a los trajes y secadios plenamente, introduciéndolos en. una funda de almohada; el peso lo aguanta la funda, y no la prenda. Acaso las sedas sean vuestros tejido preferidos, y teméis que sé estropeen al lavarlos y plancharlos. Esto no debe ocurrir nunca. Recordad que habéis de lavarlas en agua caliente y nunca frotarlos, sino removerlos suavemente dentro del agua. Aclárense, por lo menos, tres veces con agua caliente, y en el caso de sedas blancas añádanse dos o tres gotas de vinagre en la última Sigua para que el color no pierda su pureza. Un buen consejo para cuando queráis guardar vuestras sedas es disolver una cucharadita de goma arábiga ea agua hirviendo para que recobren su rigidez y apresto. Los shantungs y tusóres requieren un cuidadoso planchado, ligeramente húmedas y por el lado del derecho. Úsese una plancha templada para el crép de China, el cuaf. ha de plancharse hú- Aparte de vuestros trajes veraniegos, necesitaréis guardar E otras prendas que no os sirven niás que para el verano: vestidos en lanas resplandecientes, trajecitos de franela, sandalias, som- S breros de paja y trajes de baño, desde luego. Los trajes de lana pueden lavarse en casa, ssgún las indicaciones que hemos dado más arriba, o bien enviarse a un buen tinte. Si lo hacéis en casa, 3 no olvidéis quitar las hombreras antes de meterlos en el agua. 3 Desde luego. es mejor mandarlos al tinte; pero si están poco ü manchado, se leí pued dar un golpe de cepillo, humedeciéndolo S ligeramente en una solución de amoníaco. 3 Ha de tenerse mucho cuidado con los pliegues de las faldas, Ü que se deben soltar antes de colocarlos- en la tabla dé ploncha. ü Mójese un trppo en agua caliente- -es preferible que sea de hilo, ya que su superficie, totalmente lisa, impedirá quei se adhiera e la plancha- -y coloqúese sobre: la falda. La plancha no debe estar nunca en contacto directo con la tela. Plánchense lasi costuras, y pliegues apretando fuertemente. La chaqueta necesita mayores cuidados. Empezad por la espalda, pasando luego a la parte delantera, dejando mangas y solapas para final. Para las mangas, lo mejor es utilizar el manguero. Cepíllese suavemente el traje después del planchado y coloqúense la falda y la chaqueta separadas ál aire. Continuará en el próximo número. MODAS FfARA JOVENCITAS (Continuación del domingo anterior) HACED UNA LISTA DE VUESTRO GUARDARROPA Cuando era una muchacha- -me cuenta- hice un apunte de lo que tenía éñ mi guardarropa, y encuentro que fue una buena idea la que tuve. Así es, jovencitas, que a coger el lápiz y hacer una lista de lo que tengáis y de los accesorios que vayan con cada toilette y comprad lo que más os haga falta. No compréis nunca nada que esté fuera del color que hayáis elegido como base, y limitaros a comprar lo necesario. No creáis que esto es tan fácil como- parece, ya que significa resistir a la tentación de comprar cualquier cosa bonita q frivola que os agrade, pero que no va con ninguno de vuestros vestidos. Es una imprudencia que pagaréis a la larga. Las cosas buenas duran siempre y conservan hasta el final su buen aspecto, detalle que no hay que olvidar cuando se compren cosas tan esenciales como zapatos, guantes, cinturones y otros accesorios. No es necesario escoger los artículos más caros, pero sí aquellos que por su dibujo, calidad y uso práctico ofrecen mayores garantías. Finalmente, Emily Wilkens me cuenta que siempre ha procurado apartar a sus clientes de imitar a sus artistas favoritas, sino, al contrario, trata de fomentar su personalidad. La mayoría de ellas tienen mucha más de la que imaginan, y no hay nada que se pueda comparar al encanto de su juventud, combinado con personalidad y trajes bien hechos. Barbóle